El 60% de las grandes empresas no ha cambiado a su auditor externo en los últimos cinco años
Un análisis elaborado por la auditora Mazars Chile, además, determinó que en las juntas de accionistas de este año solo un 12% de las compañías cambió a la firma de auditoría externa y que las denominadas Big Four –PwC, EY, Deloitte y KPMG- concentran el 95% del mercado.
Pasadas las 17:30 horas del viernes 26 de abril comenzó la junta anual de accionistas de Norte Grande, una de las sociedades que conforman la cascada a través de la que Julio Ponce participa de la propiedad de SQM. La cita era dirigida por Rafael Guilisasti, en calidad de presidente de la compañía, y Ricardo Moreno, como gerente general.
Uno de los puntos que debían resolver era la nominación de la empresa de auditoría externa para el ejercicio 2019, donde informaron que el directorio propuso a PwC, lo que encontró resistencia entre algunos accionistas minoritarios. Así, Moneda Asset Management, Banco de Chile -por cuenta de terceros- y las AFP Habitat, Cuprum y Capital rechazaron la propuesta, tal como lo habían hecho en los años previos. Incluso el representante de esta última fundamentó su rechazo diciendo que mantiene una demanda indemnizatoria contra la auditora por su responsabilidad en el denominado caso La Polar.
Pese a ello, como el controlador Inversiones SQYA tiene la mayoría de las acciones (67,6%) se aprobó la designación de PwC, por lo que éste será el noveno año consecutivo en que auditará los estados financieros de Norte Grande.
Este tipo de situaciones, que reflejan un bajo nivel de rotación de la empresa auditora, no solo ocurren en esta compañía. Un análisis de la auditora Mazars Chile a 122 empresas, incluyendo las de mayor capitalización bursátil y algunas de impacto social, como las concesionarias que administran los clubes de fútbol, concluyó que el 60% no ha cambiado a su auditor externo en los últimos cinco años.
La firma de origen francés y con presencia en cerca de 90 países también constató que en las juntas de accionistas de este año solo el 12,3% de las compañías cambió a su auditor externo y que las denominadas Big Four –PwC, EY, Deloitte y KPMG- concentran el 95% del mercado, lo que no ha variado en los últimos cinco años.
"Esto habla del bajo nivel de competencia que existe en la industria de auditoría externa, lo cual no solo pasa en Chile, ya que también ocurre en casi todos los países del mundo. La alta concentración y la escasa rotación pueden generar potenciales conflictos de interés y atentar contra la independencia del auditor externo", explica Rubén López, lead partner de la auditora que tiene 10 años de presencia en Chile.
¿Por qué no hay mayor rotación? Damien de la Panouse, socio principal de Mazars Chile, dice que "tiene que ver con que hay pocas opciones de elección para las empresas, lo que se suma a que el aumento de los servicios que ofrecen las auditoras de servicios, que no son compatibles con la auditoría de los estados financieros (como la asesoría tributaria), les dejan menos opciones todavía para proponer a los accionistas".
Añade que otro argumento que usan las compañías para rotar poco es que los negocios son complejos, por lo que un auditor necesita tiempo para poder entender bien cómo funcionan y ahí recién comenzar a hacer su trabajo. Esto está relacionado, a su vez, acota, con otra razón que dan las compañías: como el nuevo no sabe cómo funciona el negocio será más lento al principio, lo que generará ineficiencias y, por ende, mayores costos.
Auditoría conjunta
Desde la década de los sesenta que en la legislación de Francia se viene aplicando el concepto de la auditoría conjunta (joint audit), el cual consiste en que dos firmas o más auditan al mismo tiempo una empresa y emiten un único informe de auditoría. De ese modo, entre otras cosas, hacen una revisión cruzada del trabajo realizado por el otro y desarrollan un proceso conjunto de preparación de información a la gerencia de la entidad, comité de auditoría y accionistas.
"Las empresas que optan por una auditoría conjunta se benefician de un período de rotación más largo (24 años sin necesidad de licitación) en comparación con las empresas que optan por tener sólo un auditor, que solo pueden tener el mismo auditor durante 20 años, y solo si se realiza una licitación pública después de los diez primeros años", detalla de la Panouse.
En ese sentido, remarca que la solución no pasa únicamente por tener mayor rotación. A su juicio, es más beneficiosa la auditoría conjunta que la rotación obligatoria, pues tiene mayor impacto en la diversificación del mercado y en facilitar la aparición de nuevos actores. Ejemplifica que en Francia las seis auditoras más grandes concentran el 60% del mercado, mientras que las medianas y pequeñas se llevan el resto, siendo uno de los niveles de concentración más bajos del mundo, lo que se ha logrado gracias a que la auditoría conjunta establece que, si una de las auditoras es de las más grandes, la otra debe ser mediana o pequeña.
Otros beneficios que implica la auditoría conjunta, agregan, es que brinda mayor objetividad e independencia, eleva la calidad, potencia el conocimiento técnico y no se traduce en costos adicionales para las empresas.
"En Inglaterra, la CMA, símil de la Fiscalía Nacional Económica, emitió en abril pasado un informe con recomendaciones para ayudar a mejorar la calidad y generar mayor competencia, donde una de las grandes novedades que propuso fue implementar la auditoría conjunta", enfatiza López.
En ese escenario, los ejecutivos estiman que esto se irá convirtiendo en una tendencia en Europa y luego en Estados Unidos, por lo que en algunos años llegará al mercado chileno y ayudará a aumentar la competencia del sector.
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