Marzo: ¿Una profecía autocumplida?

Incidentes en Plaza Italia en una nueva jornada de protesta
Una reciente manifestación en Plaza Italia. Crédito: AgenciaUno

Reconociendo la infinidad de imponderables, acortar duración en los portafolios parece un movimiento táctico acertado dada la coyuntura de mercado.




Luego de un positivo inicio de año, en donde el precio de los bonos de gobierno y empresas de buena calidad crediticia en nuestro país presentaron rentabilidades por sobre su promedio (1% para el índice BCU 5 y 1,2% para los bonos AAA en enero), desde el inicio de febrero hemos visto caídas en la renta fija local, sinónimo de que las tasas de mercado se encuentran subiendo.

El fenómeno no tiene relación con cifras macroeconómicas o financieras, sino que se explica por la baja demanda por este tipo de activo y la preferencia del mercado por papeles más líquidos, como respuesta a un potencial escenario adverso de cara a marzo, fecha en la que si bien no hay evidencia de una disrupción en los mercados financieros, la normalización de la actividad laboral y estudiantil universitaria podría provocar manifestaciones masivas de demandas sociales, poniendo en jaque el orden público y, por consecuencia, la confianza de los inversionistas.

En este sentido, gran parte de los movimientos de este mes se deben al estrés post traumático de noviembre en donde las tasas de interés tuvieron, en días consecutivos, el alza diaria más importante en su historia y la caída más abultada, lo cual llevó a los papeles más largos a tener pérdidas de más de un 4% en una jornada, y ganancias similares al día siguiente. Una situación de estas características sería un duro golpe -incluso- para activos más riesgosos, como las acciones.

¿Qué podríamos esperar? Hasta el viernes 21 de febrero la pérdida en los bonos de gobierno ya acumulaba un 1,4% en el mes, llevándose la peor parte los papeles BBB, con caídas de 4,3%. Y eso que estábamos a 10 días del inicio de marzo, lo que demuestra la clara naturaleza especulativa del mercado, tratando de anticiparse a un eventual caos. Todo hasta ahora estaría funcionando como una profecía autocumplida.

Tratar de modelar la irracionalidad es una tarea prácticamente imposible y como no hemos tenido estallidos sociales todos los meses en nuestra historia, la tarea se hace más compleja aún. Sin embargo, si la historia rima, poner ciertos escenarios para ver nuestras posibilidades puede ser una práctica -y tal vez única- carta de navegación. Si nos ponemos de acuerdo con que marzo no será tan difícil como lo vivido en noviembre, cuando las tasas de gobierno subieron 125 puntos base, podríamos esperar alzas entre 50 y 70 puntos base, de lo cual ya hemos recorrido 30. En el caso de los spreads AAA, el movimiento desde el 18 de octubre hasta el 14 de noviembre de 2019 anotó un inédito avance de 1,31%; actualmente llevamos solo 0,12%.

Reconociendo la infinidad de imponderables, parece muy probable que el ambiente pesimista en el mercado continuará durante las próximas semanas, por lo que acortar duración en los portafolios parece un movimiento táctico acertado dada la coyuntura de mercado. Pasadas las contingencias de marzo y abril, lo más seguro es que los papeles soberanos y de alta calidad crediticia retomen la senda alcista en sus precios, situación que hemos visto siempre -sin excepción- en nuestro mercado de renta fija local.

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