El aporte de la tercera edad en el mundo laboral

Uno de los mayores desafíos a los que nos enfrentamos como país que avanza hacia el desarrollo, es el envejecimiento de la población. Tal como ha pasado en los países europeos, la baja tasa de natalidad de Chile ya se refleja en las cifras del último Censo, de acuerdo con las cuales 11,4% de chilenos se encuentra en la tercera edad.

Esta etapa de la vida enfrenta diversos prejuicios en nuestra sociedad: muchos son los que suponen que, al llegar a la barrera de la jubilación, dejamos de ser útiles para la sociedad. Sabemos también que estar fuera del ámbito laboral es el equivalente a estar casi fuera de la sociedad activa, por lo que es comprensible que muchas personas no quieran dejar de trabajar y elijan seguir vigentes tras pasar el límite de la edad. Sin dudas, el factor económico es relevante, pero también tienen peso en esta decisión los deseos de cada persona por seguir siendo un aporte para la sociedad y mantenerse activos.

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Es nuestro deber como empresas entregar ese espacio y dar el reconocimiento que corresponde a las personas que quieren seguir trabajando, pues ellas nos dejan un importante aporte que generalmente trasciende a lo laboral. Los mayores que quieren seguir activos tienen ventajas que suman valor a los equipos que integran: la experiencia, el compromiso con la empresa y las ganas de seguir trabajando son sólo algunas de estas.

La integración de equipos de trabajo diversos, donde estos valores se aprecien y sepan ser aprovechados, genera una dinámica de crecimiento para todos quienes sepan valorar la oportunidad de aprender de sus compañeros, y nos pone en un buen pie para trabajar por la sostenibilidad, que es sin duda el gran desafío que todas las empresas tenemos actualmente.

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*La autora es subgerente de Formación y Sostenibilidad Instituto Eulen de Capacitación.