Capital de riesgo y capital privado para los emprendedores
Cuando el profesor de Harvard, Georges Doriot, y sus socios fundaron American Research and Development Corporation en 1946, recaudando US$3,5 millones para apoyar a start-ups, plantaron la semilla de lo que hoy es una industria de capital privado de US$3,3 billones (millones de millones), que financian desde los empresarios hasta los proyectos de infraestructura y propiedades.
Doriot fue el primero en crear una forma de reunir capital de instituciones como compañías de seguros y donaciones para financiar riesgosas innovaciones financieras, a cambio de una participación en sus futuros.
El mismo año, también en EEUU, John Hay Whitney y su socio Benno Schmidt comenzó JH Whitney & Company, proporcionando dinero para nuevas empresas con el supuesto de que el fracaso de la mayoría sería compensado por el gran éxito de un puñado.
Antes de que esta nueva generación de inversionistas apareciera, los emprendedores tuvieron que recurrir a personas adineradas para financiar sus ideas. Doriot allanó el camino para la profesionalización y el crecimiento del capital de riesgo y, más tarde, para la industria de capital privado a una escala mayor.
Como los planes de pensiones públicas, las compañías de seguros y donaciones vertieron más y más dinero a la clase de activos, el impacto de la industria creció.
Las empresas de inversión comenzaron a apuntar a empresas más grandes y establecidos, mediante créditos baratos para maximizar sus ganancias. Las compras apalancadas - que ahora representan US$1,3 billones del total de activos de capital privado - incluían la adquisición de US$30 mil millones de RJR Nabisco por Kohlberg Kravis Roberts en 1988. Pero capital privado también se convirtió en un sinónimo de reducción de costos, despidos y rupturas. Los grandes niveles de deuda hicieron que algunas empresas se volvieran vulnerables a las crisis. Y el aumento de pago a los directivos han irritado a los inversionistas, mientras que las fortunas que hicieron en poco tiempo combinadas con su tratamiento fiscal favorable han llevado a los gobiernos a gravarlos a ellos en mayor medida. AC
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