Chile cumple 8 años del ingreso a la Ocde con sólo tres tareas pendientes
Ex embajadores de distinto color político evalúan la incorporación a este exclusivo grupo, y ambos destacan como valioso el camino que emprendió nuestro país y "lo ganado" en políticas públicas.
El próximo lunes se cumplirán 8 años desde que Chile ingresó a la OCDE, Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico, convirtiéndose en el primer país sudamericano en asumir este desafío.
Desafío porque aparte de estar en un selecto grupo significar estar en constante observación sobre los más diversos aspectos que involucran la política pública e ir cumpliendo una serie de sugerencias que realiza el organismo para tener un mejor gobierno.
"Es una ganancia estar en la OCDE porque es un gran foro de políticas públicas, con los más altos estándares, y si bien la discusión no es vinculante se está aprendiendo de los mejores. Soy un convencido de que esta incorporación es de un tremendo valor para Chile", indicó el segundo embajador ante la OCDE, Ignacio Briones. El hoy decano de la Escuela de Gobierno de la Universidad Adolfo Ibáñez estuvo en París en 2013 y 2014.
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El primer paso que debió dar nuestro país como prerrequisito para arribar a la OCDE era contar con estadísticas creíbles que permitieran comparar la situación chilena con sus socios. "Otra cuestión valiosa es que obliga a todos los países a generar estadísticas serias para que las comparaciones sean basadas en evidencia, y no en el olfato, y eso es bueno porque obliga tener una métrica siempre visible", manifestó Briones.
Pero el país no sólo se compara con los otros sino que también puede pedir ayuda y que el staff técnico realice un diagnóstico imparcial de la situación y luego genere una ruta de objetivos a cumplir para ir realizando las modificaciones. Esta ruta por ejemplo ayudo a dictar como la creación del Ministerio de Medio Ambiente; la normativa para ir cerrando la puerta a los capitales en paraísos tributarios; los cambios a los gobiernos corporativos de Codelco y Enap y la última ley de libre competencia.
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"Esto tiene un valor muy clave porque de alguna manera la OCDE es un tercero imparcial que puede facilitar después la discusión dentro del país allanando el camino para lograr acuerdos. Es cierto que hay gente que le disgusta que en la mayoría de los ranking que elabora la OCDE, Chile queda mal parado y dicen para qué estamos acá. Pero la pregunta última es si uno quiere ser cabeza de ratón o cola de león", señaló Briones.
Para ser parte de este león nuestro país aporta un porcentaje de recursos en relación con el tamaño de la economía, cuenta con una misión de 6 personas, y debe solventar los viajes de los expertos que dos veces al año deben asistir a las reuniones de los 12 grupos de trabajo dien áreas como social, educación, comercio, financiero, medio ambiente, ente otros. Estos expertos deben contar con un alto rango dentro de la administración porque la idea es que traspasen la información de las discusiones y pueden adoptar decisiones de lo aprendido. Dentro de los planes de austeridad del ministro de Hacienda, Felipe Larraín, se decidió que serán los delegados presentes en París quienes vayan a las reuniones y de hecho frenó dos viajes a este tipo de reuniones de abril.
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"Creo que esta decisión fue desafortunada, entiendo las medidas de austeridad y lo conversé con el ministro y le dije que había que cuidar que asista la persona apropiada porque jamás el que va, va a perder el tiempo. Nunca he visto que un delegado se retire con displicencia porque las reuniones son demasiado interesantes. Claro que para Chile asistir siempre es más difícil porque hay que atravesar el océano, no estamos a dos horas como otros países, por eso no se puede asistir a todo y hay que seleccionar, pero nunca se pierde el tiempo", acota la ex embajadora ante la OCDE entre 2014 y 2018, Claudia Serrano.
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La socióloga explica que Chile ha implementado casi todas las exigencias de la OCDE para ingresar, y que sólo hay tres puntos pendientes: contar con una ley de protección de datos personales que está en el Congreso; un reglamento de desechos químicos que está listo para el consejo de ministros; y mejorar el gobierno corporativo de Enami. "De los 60 compromisos pendientes nos quedan estos tres que son obligatorios, aunque si no se cumplen no nos van echar, sólo se pasa la vergüenza, que no es poca, de no cumplir. Pero no me preocupa en nada porque hemos ido cumpliendo y en el primer gobierno Piñera éstos se asumieron con mucha seriedad", recalcó Serrano.P
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