"Las guerras comerciales son buenas y fáciles de ganar"

Alejandro Guillier se reune con directorio de Comunidad Mujer
20 de Septiembre del 2017/SANTIAGO El candidato presidencial y Senador Alejandro Guillier se reuni— con el directorio de Comunidad Mujer, donde dio a conocer sus propuestas de GŽnero para un Chile sostenible y presento sus 15 compromisos para asegu...

Por Osvaldo Rosales. Más que probablemente, USA tiene más que perder que China pero quien más podría perder es la economía mundial que podría ver abortada una demorada recuperación, después de la dolorosa crisis subprime. A cruzar los dedos….




Esta increíble declaración la hizo el Presidente de Estados Unidos a través de su cuenta Twitter, tras anunciar que impondrá restricciones a las importaciones de acero y de aluminio, alegando razones de "seguridad nacional". La irresponsabilidad e ignorancia que ella trasunta es el principal peligro que hoy amenaza a la economía mundial: la posibilidad de una guerra comercial que frene la actual recuperación cíclica y sincronizada en la economía global.

El buen ciclo de la economía mundial ha sido destacado por los principales organismos internacionales, esperándose para este año buenas noticias en crecimiento para Estados Unidos, Europa, Japón, China, Asia y América Latina. El último informe del FMI, en enero de 2018, indica que este año la economía mundial crecerá 3,9%. Comparado con el informe de octubre pasado, subió la estimación de crecimiento para todas las principales economías y regiones del mundo, salvo para el Reino Unido. El crecimiento del comercio mundial bordearía el 5% y, por segundo año consecutivo, se retomaría la tendencia de un comercio mundial creciendo por encima del producto.

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Todas estas buenas noticias pueden ser abortadas, si es que el proteccionismo de Trump gatilla una guerra comercial. Trump no cree en las bondades del comercio; milita en el mercantilismo de los siglos XVI y XVII, donde el éxito de los países se medía por el saldo comercial. Por ello, establece aranceles y salvaguardias que encarecen las importaciones e impone trabas a las empresas norteamericanas que invierten en el exterior. Concibe al comercio internacional como una lucha entre adversarios en un juego de suma cero, es decir, sin posibilidades de beneficio mutuo. Esto es asesinar a Adam Smith y a David Ricardo en los principios básicos de la economía liberal.

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En la macroeconomía moderna, los desequilibrios en balanza comercial, en verdad, responden a desequilibrios macroeconómicos. Cuando el dinamismo de la demanda interna supera al del producto, son las importaciones las que deben cubrir esa brecha. Los aranceles, cuotas, medidas antidumping, salvaguardias o medidas similares no pueden por sí solas corregir el desequilibrio comercial, dado que éstos responden a excesos de gasto sobre producto, explicados por desbalances monetarios o fiscales, por expansión salarial desmedida o por desajustes en precios relativos claves, como el tipo de cambio.

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En el caso del acero y del aluminio, hay amplio consenso en que la sobreoferta china ha deprimido sus precios internacionales y es necesario buscar una solución al respecto, dado que dicha sobre-oferta responde además a subsidios diversos. USA venía trabajando una postura común con la UE y con Japón para abordar este tema. Sin embargo, Trump vuelve a privilegiar la vía unilateral y lo hace de la peor manera: uno, afectando a todos sus socios y dos, acudiendo a un argumento de "seguridad nacional amenazada", lo que dificulta establecer una controversia al respecto en la OMC. En el caso del acero, China es el proveedor número 11 de Estados Unidos, representando sólo el 2,2% de tales importaciones. Los primeros cinco proveedores son Canadá, Brasil, Corea del Sur, México y Rusia, en ese orden.

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La magnitud y cobertura de la medida es tal que bien podría transformarse en un hito en el debate comercial. Aunque los detalles de la medida aún no son definitivos, ha trascendido que las importaciones de acero se verían encarecidas en 25% y las de aluminio en 10%, cualquiera sea su origen. Canadá es el principal proveedor de ambos recursos para USA; Brasil es el segundo proveedor de acero y México, el cuarto. Japón, Corea del Sur, Alemania y otros miembros de la UE también se verán afectados.

Esta medida provocó una dramática fisura en el gobierno norteamericano, al punto que la prensa especializada habla de "24 horas caóticas". George Cohn, cabeza del National Economic Council se opuso a esta medida, la que fue promovida con entusiasmo por Wilbur Ross, Secretario de Comercio y billonario del acero. El secretario de Defensa buscó hasta el final que la medida fuese más focalizada y no afectase a socios fundamentales de USA.

Invocar "razones de seguridad nacional" para bloquear el comercio no sólo es un retorno a la Guerra Fría sino que además es el camino más corto y rápido para desatar represalias comerciales en los socios afectados. En efecto, este argumento no es manejable en la OMC y permite entonces vadear los compromisos multilaterales con un argumento jabonoso. La UE ya señalo que evalúa responder con restricciones específicas sobre el acero y el aluminio de USA, una vez que la medida se concrete. La Federación de Industrias alemanas (BDI) también criticó con fuerza la medida y demandó una respuesta rápida de la UE.

Esta medida ha suscitado un gran revuelo empresarial y político en Estados Unidos. Mientras la aplauden los acereros, es fuertemente criticada por las principales agrupaciones empresariales, tales como Business Roundtable y National Foreign Trade Council, por ser un llamado a la retaliación contra productos norteamericanos. Lo mismo argumentan las asociaciones del trigo, la soja, del retail, aire acondicionado, calefacción y refrigeración, química, maquinarias, producción y distribución de automóviles, entre otras.

La AFL-CIO, principal organización sindical, salió a apoyar la medida por "la defensa del empleo". Sin embargo, lo que muestran los estudios es que el efecto neto que prima es el de la destrucción de empleos pues se protegerán aquellos ligados al acero y aluminio pero se verán afectados todos aquellos que utilizan estos bienes como insumos y aquí la lista de sectores y empleos afectados es mucho más contundente: automotriz, maquinarias y bienes de capital, construcción, energía, entre los principales.

Los líderes republicanos también han expresado su disconformidad con la medida, incluyendo a Paul Ryan, presidente de la Cámara de Representantes, Kevin Brady, Chairman del Comité Ways and Means de esa Cámara y Orvin Katch, Chairman de Comité de Finanzas del Senado. En la semana próxima se acentuarán las reuniones y los lobbies en Washington, con socios que buscan ser excluidos de esta medida, partiendo por sus vecinos que alegan que esta medida contraviene los compromisos del NAFTA.

Hasta ahora, la reacción china ha sido de cautela. Lo insospechado es que esta medida la anunció Trump el mismo día en que Liu He (doctorado en Harvard, principal asesor económico de Xi Jinping y quien acaba de representarlo en Davos) se entrevistaba con el equipo económico en Casa Blanca. Es poco realista pensar que China se quedará de brazos cruzados. Más que probablemente USA tiene más que perder que China pero quien más podría perder es la economía mundial que podría ver abortada una demorada recuperación, después de la dolorosa crisis subprime. A cruzar los dedos….

*El autor es ex director de Comercio Internacional de la Cepal.

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