Mario Molina: "El problema de la capa de ozono está prácticamente resuelto"




Mario Molina es un nombre conocido en el mundo de la ciencia. Pero también debería serlo para un ciudadano común y corriente que temió por su piel y la dañada capa de ozono. Sí, este científico mexicano obtuvo el premio Nobel de Química por descubrir el agujero en la capa de ozono causada por los gases clorofluorocarbonos (CFC), hoy retirados de la industria, gracias al protocolo de Montreal.


Molina vino a Chile esta semana para algunas actividades de la sede chilena del instituto de investigación que lleva su nombre y que se concentra en el estudio de la contaminación atmosférica asociada al transporte. Pero, además, se reunió el lunes con la ministra de Medio Ambiente María Ignacia Benítez, y con la que abordaron también el tema del cambio climático.

Al revés de lo que los chilenos creen, Molina considera que el sistema de transporte público santiaguino no es tan malo. Y que un buen transporte público, en general, es clave para la eficiencia energética de una ciudad. Y que la eficiencia es más fácil (y necesaria) en lugares donde se mueven más personas: es decir, las ciudades. "Es un reto y una oportunidad. Muchas ciudades funcionan mal, entonces el hecho de que haya mucha gente viviendo en un espacio reducido puede causar problemas de congestión enorme.

Si hay un transporte público eficiente de primera, esa es una manera de evitar congestión. Santiago es un buen ejemplo de lo que se puede hacer con transporte público, con el metro, bien mantenido y eficiente y bien conectado con las líneas de autobuses. Otro aspecto en que las ciudades están en general atrasadas es en eficiencia en la construcción. Hay un potencial también importante para tener casas y edificios que consuman menos energía si están bien aisladas y construidas de esa manera. Se pueden diseñar para que el consumo energético sea mucho más bajo. Son el tipo de cosas que se pueden hacer".

Se puede, pero requieren inversión.

Estas medidas, aunque requieran recursos para empezar a hacerlas, la sociedad recupera esos recursos fácilmente. Si hablamos en el contexto del problema de cambio climático, que tenemos que reducir las emisiones que vienen de la quema de combustibles fósiles, que es lo que se usa para generar electricidad, eso tiene como consecuencia emisiones que son las que cambian el clima. Las medidas que hay que tomar para reducir emisiones, algunas sí necesitan recursos y no van a ser implementadas en el planeta, a menos que haya un acuerdo internacional que le ponga un precio a las emisiones.

¿Usted cree que en París 2015 se vaya a llegar a un acuerdo global vinculante?

2015 es muy pronto, pero sí tengo la esperanza de que sí se llegue en esta década. De momento no está pasando gran cosa, pero en buena parte hay cuellos de botella, que espero se estén resolviendo. Uno de ellos es Estados Unidos, pues si no ratifica un acuerdo internacional, muchos países no van a hacerlo voluntariamente. Los países que más emiten tienen que participar de esto. Lo que pasa es que en Estados Unidos esto se convirtió en un problema político y el partido Republicano ha tomado como mantra el negar la ciencia del Cambio climático, pero eso ya empieza a cambiar, pues ya es muy evidente. No es sólo el pequeño aumento de temperatura de todo el planeta, que sí tiene consecuencias importantes, pero los extremos de clima, como son las sequías, las inundaciones, los huracanes intensos.

¿Cree que se hace necesario además un cambio de actitud de vida? Volver a ciertas costumbres más austeras?

Es importante educar a las futuras generaciones en estar conscientes de las limitaciones que tiene el planeta para que haya el potencial para que toda la población suba su calidad de vida y eso no podría ser el caso, si usaran todos energías de combustibles fósiles al mismo ritmo en que las estamos usando ahora. Eso requiere un cambio de cultura, pero eso es lento. Lo que tenemos que hacer ahora son cambios que deben proponer nuestros líderes.

¿Impuesto al carbono?

Impuesto al carbono sería la cosa más eficiente, con las expectativas de que las generaciones futuras cambien. Y el cambio más evidente es el consumo. No seguir el modelo del sueño americano de consumir cada vez más y tener  automóviles cada vez más grandes y todo cada vez más y más grande. Tenemos ejemplos de los países escandinavos que tienen una calidad de vida muy aceptable, pero un consumo per cápita mucho menor que el que hay en Estados Unidos. Un modelo de crecimiento tiene limitaciones: no puede continuar creciendo la economía en todos lados

¿Sobre el tema de la capa de Ozono, cuál es la situación actual?

Por fortuna el problema de la capa de ozono está prácticamente resuelto. Ahí sí hubo un acuerdo internacional que ha funcionado muy bien que es el acuerdo de Montreal y ya no se producen industrialmente los compuestos que dañan al ozono. Lo que sucede es que los que se produjeron en el siglo pasado todavía están en la atmósfera, porque se descomponen muy lentamente. Se ve con mucha claridad que está disminuyendo y eso que iban aumentando tanto como ahora van los gases de efecto invernadero. Sí es un precedente muy importante de cómo se puede resolver un problema global. Y es global porque no importa dónde se emitan estos compuestos, llegan a la atmósfera igual. Es el único problema global que se ha resuelto. Otro aspecto interesante es que el problema del ozono se pudo resolver con una aportación de los países desarrollados ayudando a los países en desarrollo a cambiar su tecnología con el llamado fondo multilateral. Pero el costo para la sociedad fue mucho menor del que algunos aseguraban iba a ser un problema muy costoso. Y lo mismo tenemos que ver en el cambio climático: el costo de resolverlo es mucho menos que el costo de los daños. Es algo difícil de comunicar, porque muchos políticos piensan que el costo es inadmisible, pero eso es un error.

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