Punto de vista: No todos los caminos llevan a Roma

Alfredo Moreno
12 de abril 2017 Alfredo Moreno Foto : Alejandra De Lucca V.

Por Alfredo Moreno Charme.




Chile ha mostrado una trayectoria muy exitosa en los últimos 30 años, marcada, sobre todo, por la implementación de buenas políticas públicas. Optamos por un camino de libertad económica y confianza en las personas, respeto a las instituciones, disciplina fiscal y un Estado subsidiario, todo lo cual permitió mejorar sustancialmente la calidad de vida de los chilenos.

Gracias a que hicimos las cosas bien, a partir de mediados de la década de los 80, pudimos superar los errores cometidos y cosechar logros tan notables como la disminución de la pobreza (según la nueva medición) en más de 50 puntos desde 1990 a la fecha; una enorme alza del ingreso de las personas desde US$ 3.430 en 1980 a más de US$ 24.000 en 2016; el aumento de la expectativa de vida en casi 10 años durante las últimas tres décadas; la ampliación de la cobertura de educación superior desde 250 mil estudiantes en 1990 a un millón 200 mil en 2016; y una de las economías en desarrollo más abiertas al comercio mundial.

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Durante todo este período, la consolidación de la iniciativa privada ha sido fundamental para desencadenar la innovación y el emprendimiento, constituyéndose en el verdadero motor que empujó ese camino de progreso. En materia de crecimiento económico, los últimos 32 años Chile logró crecer al 5,1% anual promedio, casi el doble que América Latina que consiguió un avance de sólo 2,8% promedio anual.

Hoy podemos afirmar que estamos más cerca del pleno desarrollo de lo que ninguna generación anterior estuvo, gracias a una revolución modernizadora y buenas políticas públicas, que son las mismas que han seguido todos los países exitosos.

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La historia muestra que cuando, por el contrario, se opta por políticas equivocadas, las consecuencias pueden ser nefastas para los países y muy perjudiciales para las personas. Basta ver lo que ha sucedido en naciones como Argentina y Venezuela, que en 1980 eran los dos países más ricos de la región, con un ingreso per cápita entre 2 y 2,5 veces el ingreso de países como Chile. Caso opuesto es nuestro vecino Perú, donde las decisiones correctas le han permitido crecer entre el 2000 y 2016, en promedio al 5,1%, en tanto Argentina sólo lo hizo al 2,4% y Venezuela al 1,3% en el mismo período.

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A pesar de todos los logros de las últimas décadas, es imperativo que en Chile hagamos las cosas bien, porque aún no somos desarrollados y todavía tenemos compatriotas sumidos en la dura realidad de la pobreza. Hoy enfrentamos problemas como el bajo crecimiento tendencial y las crecientes dificultades para realizar proyectos de inversión. La incertidumbre e inestabilidad de los últimos años, originadas por el entorno internacional y las políticas internas, han puesto difícil la pista a la iniciativa privada y al emprendimiento, lo que acarrea consigo una consecuencia innegable: cada vez que las personas son restadas de una actividad económica, el país pierde una oportunidad; pierde una oportunidad de tener nuevos empleos, de mejorar salarios, de entregar progreso y más bienestar a los ciudadanos.

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No equivocar el camino es fundamental, y esto implica perseverar y profundizar las reglas del juego que han demostrado que estimulan el crecimiento, el emprendimiento, el empleo y las oportunidades. Sin ser suficiente ni un fin en sí mismo, el crecimiento económico es una herramienta imprescindible para mejorar el bienestar de las personas. De hecho, 1% más de crecimiento genera cerca de 30.000 nuevos puestos de trabajo; produce un 0,75% de alza en salarios; y permite US$ 600 millones de recaudación fiscal para destinar a políticas sociales, como mejorar la salud, el transporte o la educación.

En pocas semanas, los chilenos vamos a tomar una decisión importante al concurrir a votar y elegiremos nuestro camino futuro. Es nuestra responsabilidad hacerlo informados y con seriedad, tomando real conciencia de que los distintos programas y sus propuestas se materializarán en políticas públicas diferentes, con resultados diferentes en la vida de todos los chilenos. Necesitamos alcanzar el desarrollo y avanzar de manera decidida en más oportunidades para todos los chilenos, especialmente para los sectores más vulnerables. Necesitamos concretar los cambios que se requieren para contar con un Estado más moderno y eficiente al servicio de las personas. Necesitamos abrirnos a la revolución tecnológica en la que está inserto el mundo y enfrentar con acierto las necesidades de capital humano. Necesitamos apoyar el emprendimiento, la innovación y la colaboración.

Propuestas hay muchas, pero no todas conducen a lo mismo. El futuro del país depende de cuáles sean las políticas que aplique quien gane la elección a mediados de diciembre. Es muy importante que todos los ciudadanos acudan a votar, ejerciendo su derecho a elegir al futuro presidente con libertad y responsabilidad, pues eso fortalece la democracia. No sabemos cómo votará Chile. Lo que sí sabemos y hemos aprendido de nuestra historia, es que distintos caminos llevan a distintos destinos.

*Presidente de la Confederación de la Producción y del Comercio

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