5G: conexión al desarrollo
Desde hace algunos años, gracias a la continuidad de políticas públicas bien orientadas sumada a una gran estabilidad política, Chile se acercó a las puertas del desarrollo. Sin embargo, se ha perdido el dinamismo que llevó al país a esa posición.
El último informe que elabora el Institute for Management Development de Suiza, informa una caída de siete puestos de la competitividad de Chile. Sin duda una mala noticia, que debe preocuparnos, pero mucho más aún debiera ocuparnos en hacer todo lo necesario por volver a ser un mercado dinámico, competitivo para las inversiones y que es capaz de responder en tiempos razonables a las crecientes demandas de la clase media. Durante 12 años, trabajé en uno de los más importantes operadores escandinavos, Telenor, y allí en Dinamarca, Noruega y Suecia presentan tasas de conectividad a internet de banda ancha fija superiores al 38,5%; esto es más del doble del nivel de conectividad que tiene Chile (16,9%) según los indicadores de la OECD a Junio 2018.
En esta perspectiva, el desarrollo de las condiciones para la implementación del 5G es una oportunidad que debemos apurar, pues se trata del tipo de tecnología cuyo valor intrínseco se amplifica de manera exponencial cuando se lleva la delantera respecto de otros países, especialmente de la misma región. Un estudio de la GSMA a Diciembre de 2018 estima que en América Latina, el PIB aumentaría en un 1,2% en promedio, como resultado de la adopción de 5G.
¿De qué hablamos cuando hablamos de 5G? De un servicio de internet con una velocidad y capacidad de transmisión de datos que permite hacer realidad proyectos que nos colocarían, al menos funcionalmente, en el primer mundo. Telemedicina con la capacidad de llevar adelante un programa que resolvería gran parte de las carencias de las regiones; hacer realidad, por fin, el anhelo de convertir a Chile en centro financiero y plataforma de servicios; posibilidad de desarrollar el ecommerce por sobre todas las otras economías del continente; dar un salto en eficiencia y productividad en nuestras principales actividades industriales, como minería, pesca, agroindustria; dar un salto en los servicios de nuestras ciudades, especialmente en seguridad, entre otros.
En fin, el 5G no sólo es acceder a un internet de mejor calidad, como fue el paso del 3G al 4G, que mejoró la experiencia del usuario; ahora se trata de un cambio de otra magnitud, de dar un salto a nivel de los servicios masivos y las principales industrias, con más y mejores puestos de trabajo, es recuperar la competitividad perdida. Es, en definitiva, hacer la conexión al desarrollo a alta velocidad que hace tanto tiempo esperan los chilenos.
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