Branko Milanovic: “Hay dos grandes tipos de capitalismo: el meritocrático liberal y el capitalismo político liderado por China”
Milanovic, uno de los mayores expertos en desigualdad y distribución del ingreso, plantea que el capitalismo cubre el mundo entero, pero es un sistema histórico, “lo que significa que el sistema de valores humanos que podría existir en el futuro podría ser diferente”. Su último libro Capitalismo, nada más, acaba de publicarse en español.
Branko Milanovic es uno de los mayores expertos en desigualdad y distribución del ingreso. Influyente economista serbio-estadounidense, es profesor de la CUNY (Universidad de la ciudad de Nueva York), de la London School of Economics, autor del blog Global Inequality y miembro del Consejo de ASAP (Academics Stand Against Poverty). Dentro de sus muchas investigaciones destacan los libros Desigualdad mundial (2018) y Los que tienen y los que no tienen (2012). Su nuevo libro Capitalismo, nada más. El futuro del sistema que domina el mundo (sello Debate), es una profunda y original reflexión sobre el estado del capitalismo actual, sus dos vertientes en pugna, y las debilidades de cada una. Fue considerado como uno de los libros del año por Foreign Affairs y ya está disponible en librerías chilenas.
Execonomista principal en el Departamento de Investigación del Banco Mundial y uno de los 100 “twitterati”, según Foreign Policy, Milanovic conversó con Pulso desde su departamento en Nueva York, vía Zoom.
¿Por qué, como su libro afirma, el capitalismo es el sistema económico que domina el mundo, a pesar de las críticas que despierta?
Empíricamente, tomo el capitalismo simplemente como el sistema que existe alrededor del mundo. Que nos guste este hecho o no, es irrelevante porque el capitalismo, tal como está definido en el libro, sí cubre el mundo entero. La mayoría de la producción es hecha por el sector privado, la mayoría de los empleados son del sector privado, lo que significa que son trabajadores contratados, no managers de las compañías. Tercero: prácticamente la mayoría de la economía está organizada de una manera descentralizada, sin planificación. Entonces, tomas estas tres cosas, y si haces un ejercicio empírico y ves dónde las encuentras, te darás cuenta que están en todas partes, incluida en China. Es muy difícil saber dónde no es así, no sé si Cuba podría ser el caso… Así es que sea que esto nos guste o no, que el capitalismo sea una palabra buena o mala, esta es la realidad.
¿Por qué se volvió dominante, a su juicio?
Por dos razones. Ha sido capaz de producir bienes de una manera suficiente, más eficiente que las alternativas. Pero además, y más importante aún, porque ha hecho que coincidan nuestros objetivos con los del capitalismo. En otras palabras, nos hemos convertido en algo así como “máquinas capitalistas de producción”, porque nuestro sistema de valores ha sido rehecho para estar básicamente enfocado en el uso eficiente del tiempo, maximización del ingreso y de la riqueza. Esto no es tan empírico como lo que dije al principio, pero es mi interpretación. Pero es muy importante, porque cuando pones estos elementos juntos, tienes un sistema que es muy fuerte, porque tiene sus propios objetivos transmitidos a los individuos.
¿Pero es que el capitalismo cambió los valores humanos o -como le dirán algunos de sus defensores- organizó un sistema que pone en acción algunas motivaciones de la conducta humana que ya estaban ahí?
No soy antropólogo, pero soy muy cuidadoso con eso. Si uno realmente acepta que esa es nuestra verdadera naturaleza, entonces el capitalismo ya no es un sistema histórico. Es un sistema que podría vivir para siempre, mientras exista la humanidad. Eso, pienso, es demasiado fuerte. Esa es la opinión de muchas personas de derecha. Hayek, por ejemplo. Pero no creo eso. Pienso que la naturaleza humana es maleable y que, volviendo a Platón, es moldeada por el sistema que existe. Platón habla de los sistemas políticos, tiranía, timarquía, democracia, oligarquía. Y para cada uno de los cuatro sistemas dice qué tipo de individuos prosperarán en el sistema, y los valores y referencias que ese individuo tendrá. Mi mirada es que (el capitalismo) es un sistema histórico, lo que significa que el sistema de valores humanos que podría existir en el futuro podría ser diferente. No soy un esencialista que cree que la naturaleza humana es de la manera como la observamos hoy.
Usted define dos tipos diferentes de capitalismo en busca de hegemonía: el de Estado y el meritocrático liberal.
En el libro establezco que hay realmente dos grandes tipos de capitalismo: el meritocrático liberal, y el capitalismo político liderado por China. Y que este, a causa de China y Vietnam, ha sido muy exitoso en incrementar la producción. China es todavía un país relativamente pobre comparado con Estados Unidos, pero si estas tendencias continúan por otros 20 o 30 años, China estará -quizás en 10 años- en el nivel de los países de ingreso medio. Las cosas cambiarán.
¿Por qué?
Es inusual que un país que tenga la mejor performance por 50 años no tenga seguidores. Cuando Reino Unido fue exitoso, fue seguida, lo mismo en Japón, etc. Cuando Estados Unidos se convirtió en el más poderoso fue copiado por otros, e impuso su propio sistema en todas partes. Si China continúa como ahora por más décadas, es difícil no ver que habrá quienes querrán copiarle (su sistema) si este entrega resultados. Por eso veo el futuro abierto, no sabemos cuál prevalecerá, no en términos de cuál (capitalismo) controlará el mundo, sino cuál será el más común, y cuál el menos.
El capitalismo político, como establece, no es democrático, pues descansa en un partido único. Y lleva en sí, según usted, la semilla de la corrupción, pues las élites gobernantes del partido único empiezan, tarde o temprano, a corromperse.
Sí, el capitalismo político tiene dos características contradictorias. Por una parte, necesita una burocracia eficiente y profesional para lograr ese crecimiento, y esa es una característica de todos los países de Asia. Pero, por otro lado, es un sistema que no puede aceptar totalmente el imperio de la ley, porque básicamente no podrían entonces prohibir lo que no les parece o gusta, o darles subsidios especiales a quienes les gustan. Y entonces estos dos principios colisionan y pienso que la corrupción es una respuesta a esta contradicción y no puede ser eliminada. La metáfora es esta (en esos sistemas): la corrupción es como un río, está siempre ahí. A veces se desborda, y no querrás que inunde toda el área, y tratarás de que pare, pero no lo podrás erradicar. Siempre están haciendo esto... Además, si la corrupción viene desde arriba, los demás la van a imitar, es muy difícil ir contra ella.
¿Ese es el problema más grave que enfrenta China hoy, a su juicio?
Los más significativos problemas que hoy tiene que enfrentar China, y los países con capitalismo político, son dos: la corrupción y la desigualdad, porque China es determinada regionalmente. Hay ciudades grandes que les va muy bien, pero si vas al interior de los campos la situación es mucho peor. Y los países así son similares, con corrupción al nivel más alto. Por ejemplo, en Turquía, el yerno de Erdogan, su familia, tienen en verdad un negocio familiar. Es una característica de estos regímenes. Además, no hay respeto por la Constitución ni la ley… o la tuercen para aumentar su poder. Cada país tiene leyes. Y si ves lo que ha hecho Putin, cada vez que le ha tocado lidiar con temas complicados, lo que hace es llamar -hasta un punto extravagante- a seguir la ley. Pero es un “seguir la ley” sin ningún significado, porque sigues la ley en el sentido de que tres jueces darán, después de cinco horas, su resolución del tema. Eso se sigue formalmente, pero la decisión está predeterminada, porque ya han seleccionado a los jueces y les han dicho qué deben decir, y sus carreras dependen de eso. La estructura formal se sigue al pie de la letra, pero la sustancia está totalmente desviada.
Clases altas autorreproducidas
“El punto esencial, y ese es el éxito del capitalismo, significa que pone la riqueza en el top de la pirámide de los valores. Pero cuando haces eso, permites que el capitalismo político pueda ser más eficiente, mejor productor de riqueza, y pueda en realidad dominar al capitalismo liberal…”, escribe Milanovic sobre la lucha hegemónica ante los dos capitalismos.
¿Es decir que al poner la riqueza como máxima prioridad, se provoca el predominio del capitalismo sin democracia, capitalismo político, como usted lo llama?
Claro, y ese es el punto importante, porque pienso que rompe un link, que pienso que es un link imaginario, entre la democracia y el capitalismo. Históricamente, y Chile es un buen ejemplo, ustedes tuvieron un periodo de capitalismo sin democracia. Estados Unidos tuvo capitalismo con esclavitud; España con fascismo. Y muchos países lo han tenido, y lo tienen. Ese link (democracia y capitalismo) es uno falso. En algunos casos existe, pero en otros, no. Quiero dejar esto claro: si nuestros valores son tales que son compatibles con el capitalismo, pienso que permiten también un capitalismo más eficiente y que no es democrático. Mi opinión es que el vínculo entre ambos (democracia y capitalismo) es contingente a muchas cosas, pero no hay un link natural entre los dos.
Cuando habla del capitalismo liberal, usted establece también qué es lo que no funciona dentro de él. Dos temas: que los más privilegiados se casan entre ellos (homogamia), y que además concentran no solo el capital, sino también los mejores trabajos (homoploutia), transformándose en elites impenetrables.
Sí. ¿Por qué es importante? Porque ambos son “desarrollos positivos”. La homogamia es el resultado de la libertad de las mujeres de participar en la fuerza de trabajo, y su libertad para casarse. La homoploutia es positiva en el sentido de cambiar la estructura de clase, que era muy fuerte y sigue siéndolo en algunos países de Latinoamérica, incluida en Chile. Sin embargo, estos dos asuntos significan básicamente la creación de una clase alta, que es como una aristocracia: se casan entre ellos, van a los mismos colegios, tienen los mismos sueldos altos, y al mismo tiempo ahorran o heredan lo suficiente para ser capitalistas. Invierten mucho en que sus hijos preserven estas ventajas, y controlan el proceso político. Si tienen éxito, mantienen esto por tres o cuatro generaciones. ¿De qué tipo de democracia hablamos?
Pero el capitalismo democrático liberal, a pesar de sus debilidades, tiene grandes ventajas, ¿no? En ese sentido, ¿cree que una educación pública de calidad es la principal medida para mejorar sus debilidades?
Absolutamente. Y voy atrás, hacia John Rawls, que es muy claro sobre la importancia de esto. Es crucial. Esencialmente porque con ese tipo de homoploutia y homogamia y control político, están traspasando a sus hijos sus ventajas, y creando esta clase más alta. ¿Cómo se rompe esto? A través de dos instrumentos: minimizando la cantidad de capital financiero que se transfiere, a través de impuestos a la herencia. Segundo: abrir los mejores colegios a todos. En Estados Unidos los mejores colegios, que son pequeños en número y en cantidad de alumnos, son extremadamente caros, y básicamente sirven como un monopolio que solo los ricos pueden pagar y mandar sus hijos allí, los que luego tendrán los trabajos mejor pagados. Y por eso hemos visto en Estados Unidos la corrupción en las admisiones y los fraudes para ingresar a la universidad… Entonces, las escuelas públicas deberían ser mejores que las privadas y abiertas a todos.
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Sobre la nueva Constitución en Chile, Milanovic dice que sin conocer la realidad en detalle y hablando en términos generales, lo que él entiende es que la insatisfacción que se expresó en las protestas era también porque la Constitución venía del régimen de Pinochet, significativamente influida por lo que pasó en Chile en los 70 y después. Que muchos de los problemas estaban de algún modo conectados con esa Carta Magna, bastante restrictiva. “Pienso que el peligro, en mi opinión, es irse al otro extremo, por ejemplo, de la Constitución de Brasil, que creo que es la más extensa del mundo”, asegura.
¿Qué problemas tiene la Constitución de Brasil?
Tiene una increíble cantidad de protecciones distintas, y procedimientos complicados, lo que ha llevado, en algunos casos, a una protección no razonable del sector estatal, por ejemplo. Y además se ha vuelto imposible de implementar. Y si das un número de derechos y los pones en una cantidad tan enorme que se convierten en inimplementables, básicamente estás socavando los principios constitucionales. Porque eventualmente, todo el mundo dirá ‘tenemos este pedazo de papel que no se puede aplicar, habrá que ignorarlo’... Hablando sin tanto conocimiento, ese es un problema potencial.
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