Brecha salarial, cuotas y feminismo bajo la mirada de Iris Boeninger y Paola Assael
Aunque ambas economistas y directoras de BancoEstado, están de acuerdo en que la aplicación de cuotas es una buena forma de acelerar el proceso, Iris Boeninger asegura que no puede.
La vida, la política y el trabajo hicieron que Edgardo Boeninger y Héctor Assael fueran íntimos amigos. Todo partió cuando ambos trabajaron en el Ministerio de Hacienda. Y el paso de los años solo reafirmó su amistad.
"Nuestros papás trabajaron juntos y, además, había una amistad familiar. Prácticamente todas las semanas estaba Edgardo en mi casa. Íbamos a la playa y a los caballos", cuenta la economista Paola Assael (A).
"Cuando hicieron la biografía de mi papá, los comentarios de Héctor fueron de los más importantes, porque él aporta los temas más familiares, los más profundos", agrega Iris Boeninger (B), quien por varios años fue jefa del departamento económico (ProChile) de la embajada de Chile en Argentina.
Pese a esto, las hijas de estos entrañables amigos no se conocían. Las dos sabían de la existencia de la otra, pero nunca habían coincidido. "En realidad, nos conocimos ahora", asegura Iris, que cuenta que cuando supo que iban a trabajar juntas, le escribió a Paola.
Hace poco más de un mes, a fines de abril, ambas economistas asumieron su nuevo rol de directoras en BancoEstado y hoy comparten esa mesa junto a Arturo Tagle, Pablo Correa, Edmundo Eluchans, Edith Signé, Roberto Palumbo y Ricardo Morales.
El desafió las tiene entusiasmadas. Mientras que para Paola es su primera experiencia en un directorio fuera de los de las empresas que ha formado, Iris, además, está en la mesa de Enel Distribución. "Consideré que era un desafío muy interesante, sobre todo tratándose de BancoEstado, que es de los principales bancos de Chile y que ha bancarizado a gran parte de los chilenos. Cumple un rol social importantísimo", comenta Paola, quien también forma parte del comité de auditoría de la entidad.
El desafío lo asumieron con mucha pasión, tanto, que además de leer todos los documentos disponibles, se han reunido a conversar con gente de distintas áreas del banco para conocer de cerca el funcionamiento. Y pese a que cada día están más al corriente de lo que pasa al interior del organismo, son cautas a la hora de opinar, por ejemplo, de los cambios gerenciales anunciados hace algunos días o de lo que quieren hacer como directoras. Aseguran que son temas que primero hay que tratar internamente.
Ya han participado de dos directorios, ¿cuál es el sello que les gustaría en esta mesa?
-B Creo que el sello va por este mundo en el que se habla de una industria 4.0, de economía circular y revolución digital. Todos esos conceptos se pueden incorporar al banco. Es un tremendo banco y tiene todo el potencial. Hoy está todo en el teléfono y todo es rápido. Uno tiene que adaptar estas instituciones que tienen un rol social a ese rol de transformación digital.
-A Otro sello importante es la pasión por las personas para que se realicen profesionalmente. Eso, además de impactar en su bienestar, impacta en la eficiencia del banco. También la pasión por los clientes, lograr que la gente que tiene cuentas con el banco esté satisfecha con el servicio, que cuando crezcan sigan con nosotros, que nos recomienden y que tengan una experiencia única y relevante. Ese es un sello que tiene que estar para competir y ser una institución de las grandes ligas.
-B Todo lo que estamos hablando se puede referir a cualquier industria. Esta es una época en que la innovación y la transformación digital es tan veloz, que si te quedas atrás, te mueres. Ahí es donde se tienen que poner los ojos.
Las mujeres y la agenda
Las dos son mujeres profesionales que han logrado armar empresas y acceder a cargos ejecutivos importantes, ¿cómo ven lo que se está planteando respecto del rol de la mujer en las empresas?
-B Yo no soy feminista, pero sí estoy muy a favor de los derechos de la mujer y de las medidas que el Presidente Piñera tomó al respecto, por ejemplo, a los cobros de la isapres y a la búsqueda de la igualdad salarial.
"Pero creo que el tema de los cupos es discutible. Lo bueno de eso es que se da la oportunidad, lo malo es que si te miran por la cuota, no se te respeta. El desafío es unirse a los hombres en un mundo que era de hombres. Poder ingresar a ese mundo no como cuota, sino que como un complemento que tiene una visión y sensibilidad distintas.
-A No hay que tenerle miedo a la palabra feminismo. Puede haber manifestaciones que a alguien no le parezcan, pero los valores, en general, son muy compartidos. Son universales tanto para las mujeres como para los hombres.
¿Y lo que está pasando en términos de igualdad, creen que va a ser beneficioso para las mujeres?
-B Creo que hay una responsabilidad importante de la mujer. Me acuerdo cuando ganó la Presidenta Bachelet la primera vez, llegaban correos que decían "ganamos", "ahora vamos a gobernar". Pero resulta que no fue así.
Uno tiene moverse, capacitarse y estudiar. No se puede uno quedar sentada. Por ejemplo, se abrieron las AFP a tener directoras mujeres y apenas un 4% de los currículos que llegaron fueron de mujeres.
Entonces, ¿creen que es necesario instalar el tema de las cuotas para mujeres? Iris no es tan partidaria del tema…
-A Yo estoy totalmente de acuerdo con las cuotas.
-B ¿Sabes lo que haría yo? Les pondría cuotas a los hombres. Que el 50% sea la cuota máxima para hombres, no para mujeres.
-A Es una buena forma de verlo.
-B Lo que importa es la diversidad etaria, de formación y de género. Tiene que haber diversidad en un directorio.
-A Yo estoy de acuerdo por instalar el tema de las cuotas, porque la participación de la mujer es inferior a la óptima. La cuota es la forma de acelerar el llegar a un equilibrio óptimo. Si hubiera una selección aleatoria quedarían tantos hombres como mujeres si no fuera porque hay este sesgo.
Un tema es imponer cuotas. Pero ¿hay mujeres preparadas o interesadas para asumir esos cargos?
-A Esto es lo mismo que aprender a manejar. Puedes tomar clases prácticas de manejo, saberte toda la ley del tránsito, pero hasta que no manejas, no eres experto. Y eso se necesita. Se necesita que las mujeres seamos expertas.
La cuota lo que hace es acelerar ese proceso. Hay muchas mujeres preparadas para asumir roles de responsabilidad.
¿Y cómo se explica que en el proceso de búsqueda de directores para las AFP que comenta Iris apenas un 4% de los currículos hayan sido de mujeres?
-B Yo me metí a un mundo de hombres desde que empecé a trabajar. Yo nunca tuve ningún problema. Ahora, ¿por qué otras mujeres no lo hicieron?
-A Hay una desventaja feroz hacia la mujer por el rol que ha tenido históricamente y los espacios que ha usado.
Las mujeres estamos absolutamente preparadas no solo en lo académico, en la experiencia, los cu-rrículos son extraordinarios, sino que, además, por la flexibilidad, la sensibilidad y la diversidad de roles. Por ejemplo, la misma crianza de los niños es una tremenda expertise para las empresas. Las habilidades blandas que se aprenden de relacionamiento, de colaboración, de trabajo en equipo son únicas. ¿Por qué se valora el que un hombre se tome un año sabático y no el que una mujer se haya tomado un año para estar con sus niños? Creo que estamos extraordinariamente preparadas. Lo que más se demanda hoy son las habilidades relacionales en las que las mujeres somos muy buenas.
-B Hay que traspasar la barrera. La cuota ayuda, pero sola no. Uno tiene que defender que tiene la capacidad y la cuota te abre un camino.
Chile en la región es pionero en esto. En Argentina, por ejemplo, están lejos de hablar de género en gobierno corporativo. El que salga en los diarios Andrónico Luksic y diga que quiere poner directoras mujeres en sus empresas habla de que tiene la intención de hacerlo. Se empiezan a dar cuenta de que esto hay que hacerlo y que es importante para las empresas.
Ese discurso, ¿es más que una declaración de buenas intenciones?
-B Hay un movimiento de profesionalización de los directorios. Chile se está profesionalizando y eso incluye la participación femenina.
O se suman o van a quedar muy mal parados. Este es un punto de inflexión.
Otro tema es el de la brecha salarial. ¿Ven interés por avanzar en esto?
-A La brecha salarial es un síntoma de muchas cosas que pasan por debajo. Por ejemplo, la medida del Presidente Piñera que busca que el costo de la salacuna no sea solo de las mujeres, sino que también de los hombres, hace que el costo relativo de las mujeres vaya disminuyendo. Y eso significa que hay espacio para que la brecha salarial se vaya acortando. No digo que sea lo único, pero son medidas que van en la dirección correcta.
Camino personal
Ambas han logrado hacer carrera y ser reconocidas. ¿Cómo ha sido para ustedes el camino hacia los cargos de liderazgo?
-B A mí se me ha hecho fácil. No me puedo quejar. Quizás mi personalidad ha ayudado. Yo soy economista y artista plástica. Me encanta trabajar en un mundo mixto.
La mamá de mi papá era licenciada en matemáticas. Mi papá era cero machista. Me acuerdo una vez que le dije que no tenía plata y me dijo que me buscara otra pega. Era práctico y exigente. Además, yo quería hacer cosas mías y que no dijeran que era "la hija de Boeninger".
-A Independiente de que nos ha ido bien y que tengo el trabajo que me gusta, creo que el camino es más difícil para las mujeres que para los hombres. Está lleno de códigos sociales y laborales que les dificultan mucho más las cosas a las mujeres que a los hombres. Por ejemplo, los horarios. Los hombres no tienen problemas de poner una reunión a las 7 de la tarde, pero a esa hora uno tiene que dar comida, hacer tareas. Y por default, uno tiene esa tarea. Hay una desventaja estructural.
En el ámbito laboral, las mujeres están repletas de desventajas, pero eso no quiere decir que no haya mujeres a las que les vaya bien en el ámbito laboral. Pero es indiscutible que es más difícil para las mujeres que para los hombres.
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