China reduce su cartera de bonos de EE UU un 6% en plena guerra comercial
El gigante asiático redujo su deuda con Trump un 5,7%, hasta cerca de un billón de euros, mientras Japón la ha incrementado en el periodo un 9,6% y roza los 1,1 billones.
La guerra comercial está siendo la seña de identidad en materia económica de la presidencia de Donald Trump. Han sido casi dos años de amenazas constantes desde la Casa Blanca y de una escalada arancelaria a la que solo se ha puesto freno en la recta final de 2019, cuando las dos potencias mundiales alcanzaron un acuerdo preliminar.
El alza de aranceles ha pasado factura a la economía global. Pero más allá del deterioro de los indicadores económicos, con la actividad manufacturera como uno de los componentes más sensibles, existen otras consecuencias que si bien de momento no han alarmado al mercado, podrían protagonizar algún sobresalto en el futuro. En su lucha por el liderazgo mundial, EE UU no olvida que China es uno de sus principales acreedores.
EE UU tiene un volumen total de deuda próximo a los 19 billones de dólares (17 billones de euros), según datos de Bloomberg a fecha de 30 de septiembre de 2019. El 35,7% de este importe está en manos de tenedores externos, es decir, de otros países. El 12% (2 billones de euros) corresponde a la Reserva Federal y el 52,6% restante (9 billones) son bonos y obligaciones adquiridas por inversores privados. En la categoría de tenedores externos, China y Japón sobresalen como principales acreedores.
En los dos últimos años, y en paralelo a la guerra comercial, China ha ido deshaciendo su cartera de bonos estadounidenses. Desde enero de 2018 y hasta el pasado 1 de octubre, el gigante asiático la redujo un 5,7%, hasta tener cerca de un billón de euros. Un movimiento contrario al efectuado por Japón, que la ha incrementado en el periodo un 9,6% y roza los 1,1 billones de euros. Esto ha sido suficiente para que el gigante asiático pase de ser el segundo acreedor al tercero, un puesto que ha sido ocupado por el país nipón. Solo por encima de ellos se sitúa la Fed con dos billones de euros de bonos en su poder.
La venta de bonos estadounidenses por parte del Gobierno chino se ha acelerado en los últimos 21 meses. No obstante, Félix López, director de la gestora de Atl Capital, señala que esto no es algo nuevo sino que se enmarca dentro de la tendencia que impera en los últimos cinco años, periodo durante el cual China ha ido poco a poco rebajando su cartera de treasuries. "La disminución de deuda estadounidense en manos del Gobierno chino es una tendencia que si bien se ha amplificado en los últimos dos años, coincidiendo con las tensiones comerciales, tiene su origen en otras cuestiones", afirma. López apunta a que la clave para explicar esto no está en las tensiones geopolíticas, sino en la transformación de la economía china, que busca pasar de ser una economía exportadora a otra orientada al consumo, una característica propia de los países desarrollados. "La venta de bonos por parte de China se intensificará a medida que cambie su estructura económica, un proceso que no es fácil y que como se ha comprobado en otros casos dura entre 20 y 30 años porque para su éxito precisa de una amplia clase media. Estamos ahora en los primeros momentos", sostiene el experto.
Fase II
En los próximos meses las delegaciones de EE UU y China procederán a la negociación de la fase dos del acuerdo, en donde se abordarán algunos de los temas que más distancian a ambos países como es la propiedad intelectual. Como se ha visto en el pasado, cada potencia echará manos de sus herramientas, que si bien en el caso de Washington han sido los aranceles, en el de Pekín lo es además la amenaza de dejar de comprar e incluso vender deuda de EE UU, algo que se traduciría en una caída del dólar acompañada del repunte de las rentabilidades. Esta situación no es nueva pues en 2015 el gigante asiático se desprendió de deuda por importe de 31.000 millones de dólares entre junio y julio. En solo dos meses se vendió casi todo lo adquirido en los seis meses previos.
Desde Atl Capital no barajan esta opción como su escenario principal. Si China vende deuda de EE UU en exceso también depreciará el valor de sus bonos en cartera. Consideran que a ninguno de los dos países les interesa romper este débil equilibrio y embarcarse en una guerra abierta. "Solo en ese escenario China vendería paquetes importantes de bonos. En el hipotético caso de que esto se produjera, otros países que se cuelan entre los principales tenedores de deuda como Reino Unido, Luxemburgo o Irlanda asumirían el papel del que se desprenda el gigante asiático", añaden.
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