Codelco en la mira de la justicia

Codelco, Memoria 2019

Cochilco volvió a investigar los contratos relacionados con Salvador. Son, a lo menos, cinco nuevos procesos, algunos de ellos aún en curso, donde se sindican decisiones sin sustento, impacto económico y responsabilidades administrativas y del directorio de Codelco. Dos de esas auditorías están hoy en manos del Ministerio Público, organismo que está abriendo una nueva línea investigativa por la demanda contra Nelson Pizarro y donde dos exejecutivos de la minera fueron a declarar en calidad de imputados.


La división Salvador de Codelco sigue estando en la mira de Cochilco y también del Ministerio Público. A inicios de noviembre, la Comisión Chilena del Cobre, organismo encargado de fiscalizar a las mineras estatales y que dirige Marco Riveros, entregó dos auditorías a la justicia, las que fueron realizadas durante este año y que culminaron el 25 de septiembre y el 28 de octubre recién pasado. Ambas tienen que ver con contratos adjudicados a Trepsa Cerro Alto y Vecchiola, en la licitación por movimiento de tierra que nació con un error de cálculo en el plan minero respecto del mineral que se debía trasladar. Y también, con el contrato San Antonio Baja Escala (SABE), debido a una serie de irregularidades en su adjudicación y donde uno de los socios, al momento de la subasta y hasta julio del año pasado, era Julián González, el exsocio del hijo de Nelson Pizarro, presidente ejecutivo de Codelco entre septiembre de 2014 y el mismo mes de 2019.

Hoy, la información está siendo analizada por la Unidad de Alta Complejidad de la Fiscalía Oriente, donde se lleva un proceso contra Nelson Pizarro, luego de una demanda que fue presentada por Codelco en diciembre del año pasado por tráfico de influencia. A esto se suma un requerimiento por cohecho, por parte del Consejo de Defensa del Estado (CDE) en abril de 2020.

El caso, que quedó a cargo de la fiscal María Gloria Vásquez -por la salida de pre natal de Constanza Encina-, está cerca de cumplir un año, y en el cual, según indican fuentes que conocen el avance del proceso, aún no se ha podido comprobar el potencial tráfico de influencias y cohecho por parte de Pizarro. Fuentes cercanas al ejecutivo minero comentan que la fiscalía estaría a punto de cerrar todos los aspectos vinculados con la casa en Chicureo que Pizarro compró a su hijo y que pertenecía a Julián González, y por la que pagó $ 700 millones y no los $ 70 millones que indicó el CDE en su querella. La operación, que se generó en 2014, meses antes de que el expresidente ejecutivo asumiera su cargo en la estatal, fue acreditada por la defensa con la entrega de cheques y otros documentos, comentan las fuentes consultadas.

Sin embargo, de acuerdo a los antecedentes recopilados en las más de 3.000 fojas que tiene el caso, la fiscalía ahora estaría concentrando el análisis en una nueva línea investigativa relacionada con las áreas administrativas donde se tomaban las decisiones respecto a la adjudicación y operación de los contratos con terceros, y también desde dónde se gatilló el error de cálculo del plan minero de Salvador. Esto, ya que una de las tesis que estaría investigando la justicia es que Pizarro, en su cargo de presidente ejecutivo, habría estado al tanto de todas las irregularidades.

El análisis de Cochilco

Es que, debido a la sobredimensión del contrato adjudicado a Trepsa y Vecchiola -empresa que se unió a Tepsac para ejecutar el contrato-, Cochilco estima que la cuprera tuvo un impacto económico de US$ 30 millones, cifra que nace de decisiones que fueron calificadas como innecesarias e inoportunas por parte del organismo fiscalizador.

Ese impacto sube, de acuerdo con Cochilco, porque el contrato sigue vigente en otras unidades del Distrito Norte. Ante esto, el organismo fiscalizador proyecta un impacto adicional cercano a US$ 7 millones.

La cifra se compara con el costo que podría haber asumido Codelco si hubiera decidido rescindir el contrato con Vecchiola, cuya indemnización era cercana a los US$ 6 millones.

Sin embargo, en Codelco descartan tal efecto. “Esta reasignación no generó impacto económico en las divisiones del Distrito Norte que recibieron los servicios redistribuidos, debido a que fueron asignados de acuerdo con las necesidades reales de éstas y a precios de mercado”, recalcan en la compañía.

De manera preliminar, la estatal identificó un impacto económico muy acotado, pero, posteriormente, una investigación interna cifró el sobrecosto residual entre US$ 12 millones a US$ 15 millones frente a los US$68 millones que habría significado no reasignar el exceso de capacidad contratada a las empresas Tepsac y Vecchiola.

Sin embargo, la información que se maneja a nivel sindical es que sí existe un impacto, lo que coincide con la visión de Cochilco, ya que los camiones que hoy están operando en el norte del país son de menor tamaño, lo que hace que tengan que realizarse más viajes para poder cumplir con las metas productivas. Por eso, en junio pasado, profesionales de Cochilco visitaron las instalaciones, con el objetivo de seguir analizando los impactos que está causando la extensión de dicho contrato.

San Antonio

En cuanto al contrato SABE, Cochilco determinó una serie de irregularidades en su adjudicación. Algunas de ellas son que no hubo un análisis financiero del consorcio, el que se creó en octubre de 2018 con un capital de $ 10 millones. También destaca que no hubo un análisis de “caso negocio” del contrato, lo que se evidencia por sobrecostos cobrados al poco de tiempo de adjudicado el contrato, el que además fue otorgado con “trato directo”. Se trata de $ 625 millones, los que fueron pagados entre abril y agosto de 2019, entre otras irregularidades que detectó Cochilco. A la fecha, el fiscalizador sigue adelante con la investigación de este contrato, en una nueva auditoría que al día de hoy tiene más de un 70% de avance, indican fuentes que conocen la investigación que está realizando el organismo estatal.

En Codelco explican que el sobrecosto producido en el contrato de movimiento de material con Trepsa para el proyecto SABE, entre abril y julio de 2019 -no agosto como indica Cochilco-, “obedece al gasto en reparaciones extraordinarias de la flota, reclamadas por las malas condiciones del camino”. Y recalcan que la lixiviación de óxidos del proyecto San Antonio a baja escala “ha sido rentable para Codelco, mejorando la posición competitiva de la división. La explotación de óxidos colabora con la continuidad de División Salvador hasta la entrada en operación del proyecto Rajo Inca”.

Responsabilidades

En el análisis que hace Cochilco se desprende que, en las irregularidades detectadas, hay responsabilidades administrativas y también del directorio de la estatal. Esto, porque las nuevas licitaciones realizadas en Salvador fueron visadas por el Comité de Auditoría, Compensaciones y Ética (CACE), presidido por Blas Tomic. De hecho, Tomic fue uno de los directores que ya prestó declaración en el caso contra Nelson Pizarro, junto con el exauditor de la minera, César Correa Parket, testigos propuestos por la defensa del expresidente ejecutivo de la estatal, a cargo de Samuel Donoso y Rodrigo Cordero.

También lo hicieron Álvaro Aliaga, exvicepresidente de Operaciones Norte, y el exgerente general de Salvador, Juan Carlos Avendaño, quienes fueron a declarar en calidad de imputados, según indican fuentes judiciales.

Las nuevas investigaciones de Cochilco levantaron las alertas en el directorio de la estatal. De hecho, durante este año, Aliaga fue a varias reuniones de la mesa a explicar las discrepancias que la estatal tiene con Cochilco respecto del impacto económico de las decisiones que se tomaron en la licitación de Salvador, relato que era complementado por José Robles, vicepresidente de Productividad y Costos de la estatal. Ambos ejecutivos salieron el pasado mes de octubre de la minera.

En cuanto a los responsables, Codelco señala que una vez identificadas las desviaciones o faltas administrativas, la estatal realizó las investigaciones y aplicó las sanciones que correspondían. “Como lo ha hecho hasta ahora, Codelco seguirá colaborando con las investigaciones que desarrollen las autoridades fiscalizadoras y de justicia, de modo que se identifiquen las responsabilidades y se apliquen las sanciones que correspondan”, recalcan en la estatal.

Según enfatizan fuentes de la compañía, hay preocupación por parte de los directores de la minera, “los que están empeñados en esclarecer todas las responsabilidades que deriven de este caso”.

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