Columna de Tomás Rau “¿La generación perdida?”

Simce

"El plan nacional de tutorías anunciado por el Ministerio de Educación es un buen comienzo y la evidencia muestra un impacto positivo en la recuperación de los aprendizajes perdidos por la pandemia".


Desalentadores, así son los resultados del SIMCE 2022. En comparación con 2019, los puntajes en matemáticas cayeron entre 10 y 12 puntos, y en lenguaje entre 4 y 6 puntos para estudiantes de 4to básico y 2do medio, respectivamente. Solo un 36% de los niños de 4to básico logran un nivel adecuado en lectura mostrando una disminución de seis puntos porcentuales respecto a la medición anterior. Además, la brecha de género en matemáticas, que había disminuido en los últimos años, volvió a aumentar. Estos retrocesos tienen ribetes catastróficos, y equivalen a deshacer la Jornada Escolar Completa (JEC) o el Sistema Nacional de Evaluación de Desempeño (SNED).

Las razones detrás de este deterioro son evidentes. Chile fue el país de la OCDE que más tiempo tuvo cerrados los colegios durante la pandemia. Según la Encuesta de Monitoreo Nacional de Sistema de Educación en Pandemia, solo un 8% de los establecimientos educacionales funcionó jornada completa en 2021 y en los colegios municipales los estudiantes tuvieron solo un 20% de instrucción presencial respecto a 2019. Además, en el primer semestre de 2022, año de la apertura, solo un 60% de los colegios municipales funcionaron a tiempo completo, mientras que dicho porcentaje superó el 90% para los particulares pagados.

Las consecuencias de los aprendizajes perdidos no son inocuas. Sabida es la relación entre educación y desempeño en el mercado laboral, que ya está bastante golpeado, con cerca de 400 mil empleos por recuperar para alcanzar la tasa de ocupación previa a la pandemia. De no remediarse en el corto plazo, esa carencia o falta de contenidos aprendidos tendrá efectos demoledores: menores tasas de graduación, menores ingresos y menor cantidad de mujeres en las carreras de ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas (STEM), entre otros.

Por ello, la política pública debe estar a la altura de este desafío. El plan nacional de tutorías anunciado por el Ministerio de Educación es un buen comienzo y la evidencia muestra un impacto positivo en la recuperación de los aprendizajes perdidos por la pandemia. Las escuelas de verano también han mostrado ser efectivas y las conclusiones son inequívocas: se requiere aumentar el tiempo de instrucción para recuperar el contenido perdido. Es muy importante que los distintos sectores del país -magisterio incluido- se sumen a esta tarea que involucrará un monto importante de recursos, que como sabemos son escasos. Un uso alternativo de los recursos para la condonación del CAE es la recuperación de los aprendizajes.

El plan nacional de tutorías cubre solo a niños de 2do a 4to básico en el área de lectoescritura y requiere de una mayor escala. Desde distintas facultades de la Pontificia Universidad Católica de Chile estamos apoyando en esa dirección. En la carrera de Ingeniería Comercial estamos colaborando con la fundación Conectado Aprendo y esperamos aportar varios centenares de tutores para la enseñanza de matemáticas durante el segundo semestre de este año.

Los efectos de la pandemia perdurarán por bastante tiempo, pero pueden ser revertidos si hacemos un esfuerzo país. El desafío de recuperar los aprendizajes es muy grande, pero todos podemos ayudar. Como cantaba John Lennon: Pueden decir que soy un soñador, pero no soy el único…

* El autor es profesor titular y director del Instituto de Economía UC