Digitalización y macroeconomía

Banco Central de Chile
Banco Central de Chile

La macroeconomía ha comenzado a ser desafiada por cambios que están transformando la forma en que nos relacionamos e interactuamos entre nosotros y con el mundo. La automatización, el Big Data, y nuevos modelos comerciales han comenzado a modificar la forma en que trabajamos, hacemos negocios, consumimos y vivimos.

La forma tradicional de medir los fenómenos económicos y financieros deberá evolucionar. El marco conceptual que se ha venido usando por décadas descansa en el paradigma de agente representativo y procesos productivos lineales. Esto quiere decir: hogares que trabajan y ahorran, y empresas que procesan estos insumos y entregan bienes homogéneos a los consumidores.

Pero hoy, la digitalización y la innovación financiera han comenzado a tensionar la utilidad de este paradigma. La digitalización de las relaciones económicas, que lleva por ejemplo a una actividad que se puede describir como parte de la "economía colaborativa", desdibuja la diferencia entre productores y consumidores. En el formato de un proceso productivo lineal, la identificación del precio unitario de un bien homogéneo es relativamente fácil de hacer. Los roles de trabajo, empresa, producto y consumidor están bien definidos y son posibles de capturar con diversos instrumentos, como por ejemplo las encuestas.

En las nuevas industrias de la economía colaborativa, todos los participantes del proceso de generación de valor tienen roles más difíciles de precisar y de medir. Por ejemplo, el proveedor de la plataforma tecnológica en servicios de transporte o arriendo de propiedades, no es el dueño del activo físico que contribuye a la transacción. En este mercado, tanto el "consumidor" del bien como el "productor" del mismo, aportan al valor del servicio final, pues ponen en juego su reputación, la que guiará las decisiones futuras de participantes del mercado. Adicionalmente, existe una plataforma de pagos que facilita que la interacción entre el proveedor de la plataforma tecnológica y los participantes puedan materializar el servicio. En este escenario, es evidente que la valoración de los distintos insumos y del producto final es bastante más compleja.

Algo similar ocurre con productos como los teléfonos inteligentes, que ahora engloban servicios que en el pasado eran provistos por productos independientes entre sí, o plataformas, que por un cobro fijo bajo, o sin costo alguno, permiten acceder a una multiplicidad de servicios de comunicación y de entretención. La incorporación de estos bienes servicios en las mediciones tradicionales de inflación y actividad económica plantearán desafíos crecientes tanto para las oficinas de estadísticas como a las entidades encargadas de las políticas macroeconómicas.

Pero la digitalización no sólo afectará las mediciones de las estadísticas macroeconómicas tradicionales, sino que probablemente planteará cambios en la forma como entendemos la transmisión de las políticas macroeconómicas, como la monetaria. Por ejemplo, un paradigma central del modelo tradicional de política monetaria es que existen rigideces en la formación de precios y salarios, por razones institucionales, legales, o simplemente de comportamiento. Estas rigideces de precios justifican un rol para la política monetaria en estabilizar el ciclo económico y la inflación. Se puede ver que las nuevas industrias que han surgido de la digitalización tienen diversos efectos sobre el grado de rigidez de precios. Los teléfonos inteligentes, por ejemplo, muestran un grado de rigidez de precio significativo, asociado al control en la distribución regional y la protección del valor de la marca. En otro extremo están los servicios provistos por la economía colaborativa, donde la flexibilidad de precio es extraordinariamente elevada y, por ejemplo, se ajusta a cambios estacionales o incluso dentro del mismo día en la demanda.

Puede que las innovaciones financieras también incidan crecientemente en el canal de transmisión mediante precios de activos y flujos de crédito. El surgimiento de mecanismos transfronterizos, como los criptoactivos, posiblemente hagan que estos tipos de mecanismos de transmisión se fortalezcan en el futuro y hagan que jurisdicciones que hasta ahora tenido la capacidad de controlar los flujos internacionales de capitales pierdan crecientemente dicha habilidad.

Como vemos, la digitalización plantea importantes desafíos futuros para la medición de la macroeconomía y para la implementación de políticas macroeconómicas. Algunos de estos desafíos estarán muy presentes en el futuro cercano y otros, más adelante. Pero en todos los casos, entidades como los bancos centrales van a tener que considerar estas novedades para comprender y calibrar sus políticas y alcanzar sus objetivos. Adicionalmente, existen dimensiones vinculadas a la privacidad de la información personal, y a la ciberseguridad, que deberán ser apropiadamente abordadas por las entidades correspondientes.

Se puede apreciar cómo estos temas están crecientemente siendo considerados en foros internacionales, como las conferencias de estadísticas regulares del Fondo Monetario Internacional y del Banco Central Europeo. Este es un camino que también estamos tomando en el Banco Central de Chile.

La comprensión de los fenómenos digitales y de innovación financiera, así como la consecuente integración de los cambios tecnológicos a nuestro trabajo, es uno de los cinco focos del plan estratégico definido para los próximos años. Nuestra participación en los foros internacionales donde se discuten estos temas es otro elemento clave para poder incorporando en nuestro quehacer los aprendizajes realizados en otras instituciones.

Como Banco, continuaremos contribuyendo a la difusión y comprensión de estos temas mediante la realización regular de conferencias internacionales en temas de dinámica inflacionaria y estadísticas macroeconómicas.

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