El balance de la temporada de los exportadores chilenos de cerezas a China tras polémica generada en redes sociales
Preliminarmente, Fedefruta concluye que pese a las dificultades se exportaron 350 mil toneladas, es decir, 80 mil más que en la temporada anterior. Sin embargo, el efecto de los problemas se notará en el precio.
A los agroexportadores de cerezas no les fue muy bien en esta temporada. La razón de aquello mucho tuvo que ver con la polémica que se desató en China -principal mercado de exportación de esta fruta-, luego de que en enero recién pasado se hiciera viral en las redes sociales de ese país una información que aludía a hallazgos de trazas de Covid-19 en un contenedor importado.
Esa situación, que poco tardó en afectar la demanda y los precios, se extendió -aunque en menor medida- hasta la semana precedente al año nuevo chino que se celebra el 12 de febrero. Lo anterior comprometió el periodo de mayores ventas e hizo que el sector agroexportador esté pesimista respecto de una temporada que en sus inicios se anticipaba muy auspiciosa, tanto por lo la demanda del mercado, como por los buenos datos del periodo 2019-2020, donde los envíos crecieron 44% interanual.
Aunque todavía resta un remanente por ser comercializado por lo que no hay cifras cerradas en cuanto a lo recaudado, el balance preliminar de Fedefruta concluye que se exportaron 350 mil toneladas, es decir, 80 mil más que en la temporada anterior.
Precios
Por esa misma razón, y considerando que en volumen esto equivale a 70 millones de cajas aproximadamente, es que desde Fedefruta no descartan que se llegue a la meta de los US$1.800 millones, aunque esto, en la práctica se traduzca en valor exportado y no en utilidad para la industria. Es decir, el sector, con todo y que exportó mayor cantidad de fruta, lo que prevé es que los retornos sean regulares e incluso por debajo de los costos de producción que oscilan entre US$1,5 y US$1,80 por kilo.
A eso es a lo que apunta el presidente del gremio, Jorge Valenzuela, quien insiste en que “no debemos confundir las expectativas de retornos como industria, con las utilidades que, sin duda, se verán muy afectadas”.
Y aunque no se cierra a proyectar un escenario complejo, asegura que hay variedades de cerezas como la lapins que están muy complicadas por sus características de postcosecha y preferencia en los mercados. “Estas se vieron más afectada que otras, con precios bajo los costos de producción”, señala. A esto se le suma que “en algún minuto de la temporada hubo un stock importante de cargamento que no se movió, hubo mucha fruta cuya postcosecha no aguantó y terminó en malas condiciones”, dice el líder del gremio.
Asegura que hasta este momento las autoridades chinas no han dado respuesta oficial. Respecto del comportamiento de la demanda en esa semana del año nuevo chino, y de los días posteriores, Valenzuela sostiene que la situación tendió a normalizarse, e incluso llegó a generarse un alto movimiento en las ventas. “De alguna manera se recuperó la confianza”, remarca, sobre lo primero.
Ahora, después de las festividades, dice que hubo movimiento de contenedores a la tasa normal, que nunca es tan grande como la de las fechas en sí mismas”.
Las lecciones aprendidas
Como un hecho complementario a lo sucedido en China, Valenzuela explica que el problema de fondo es que toda la oferta se está concentrando prácticamente en ese mercado, situación por la cual, y en este caso puntual, derivó en una sobre oferta que inmediatamente impactó en precios.
“La apertura de mercado es básicamente una obligación dado los volúmenes que estamos cosechando”, sostiene a la par de seguir enunciando las lecciones aprendidas de esta experiencia.
Como segunda lección, dice, que esta crisis mostró lo relevante que es la coordinación del mundo público-privado, así como también uniformar la calidad y consistencia de la fruta. Asimismo, se requiere optimizar los manejos agronómicos y de producción “para llegar con la mejor oferta posible”, señala.
Relevó lo importante que es mejorar la cadena logística y, finalmente, insistió en que “debemos replantearnos qué tipo de campaña promocional hay que hacer, no solo en China, sino en todo el mundo”. Esto, porque a raíz de la viralización de la información en ese país, sostiene que “hubo una respuesta muy potente del país con un movimiento bastante fuerte, el cual fue exitoso para recuperar la confianza de las personas, pero que no estaba previsto en la campaña original de promoción”. En esa oportunidad, el desembolso del sector fue US$1,5 millones.
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