El cambio de tono que buscan los empresarios para el segundo tiempo del gobierno de Boric
Desazón, malestar y preocupación marcan hoy el ambiente empresarial. Hay coincidencia de que el diálogo con el gobierno hasta ahora ha sido inútil para resolver temas como el estancamiento económico, las trabas medioambientales, la permisología y la delincuencia. Aunque con matices, el debate sobre la relación del mundo privado y el gobierno para lo que queda del mandato presidencial se ha instalado entre los gremios de la CPC. Calibrar el tono adecuado, más firme y frontal, pero sin perder el diálogo con el Ejecutivo, es la tarea a zanjar por los empresarios.
La siempre veleidosa relación entre el gobierno y los empresarios durante los últimos 30 años está marcando un nuevo y tenso capítulo. Ad portas de cumplirse dos años del mandato presidencial de Gabriel Boric, la desazón, el malestar y la preocupación han calado en gran parte de la dirigencia del mundo empresarial.
Sin matices, el diagnóstico del mundo privado es que su relación y diálogo con el gobierno durante estos dos años se ha transformado en un camino estéril para solucionar los problemas que afectan a gran parte del país como el estancamiento económico, las trabas burocráticas y medioambientales a los proyectos, y la delincuencia.
“Han pasado casi dos años y no ha pasado nada. El país sigue estancado. Hay mucho diálogo, pero con cero resultados. No hemos tenido incidencia en la agenda del gobierno”, sintetiza con decepción un dirigente empresarial, quien reconoce que en el mundo privado hoy discute sobre cuál debe ser el nuevo tono que adopten los empresarios en sus conversaciones con el gobierno para los próximos dos años.
El presidente de la Sociedad Nacional de Agricultura (SNA), Antonio Walker, reconoce estas conversaciones preliminares al interior de los gremios empresariales y, de paso, recuerda la compleja relación inicial que hubo con el gobierno. “Cuando el gobierno entró, no se dio cuenta que su mejor socio para sacar a Chile adelante es el mundo privado. El gobierno minimizó el rol del empresariado y del mundo privado. Hoy tenemos un problema de delincuencia e inseguridad y también hay que levantar la economía. Eso se hace con una alianza público-privada”, destaca el dirigente del gremio agrícola.
La incomodidad del seno empresarial ha estado marcada por temas clave como el inclaudicable interés del gobierno por subir los impuestos, la profunda reforma de pensiones y la distancia que marcó el gobierno en su trato inicial con el mundo privado. “Siempre nos mirábamos con desconfianza al principio”, fue la inesperada confesión del propio Boric a fines de septiembre del año pasado al aludir a la relación inicial con el entonces presidente de la Confederación de la Producción y del Comercio (CPC), Juan Sutil.
Sólo dos meses después, Sutil entregaba también las señales de esa agridulce relación inicial con el gobierno, la que se fue morigerando tras el amplio rechazo a la propuesta constitucional de la Convención Constituyente.
“El discurso de que los empresarios éramos despreciables se cayó como arpa vieja y el gobierno se dio cuenta de lo importante de trabajar con nosotros”, sentenció Sutil en su despedida de la presidencia de la CPC a principios de diciembre pasado.
El diálogo en vano
No obstante, la distensión y el acercamiento entre los empresarios y el gobierno posplebiscito se vieron enredados por los diálogos propuestos por Hacienda para avanzar en un pacto fiscal luego del inesperado rechazo de la reforma tributaria en marzo de este año.
“El ministro (de Hacienda) Mario Marcel siempre ha estado buscando más recursos para el Fisco desde que llegó, esa era su tarea. Pero le hemos dicho que los recursos adicionales no sólo tienen que buscarlos subiendo las tasas, poniendo impuestos nuevos, sino en lograr que la economía crezca y para hacer que la economía crezca hay que eliminar una serie de trabas que advertimos desde el principio”, reclama el presidente de la Sociedad Nacional de la Minería (Sonami), Jorge Riesco.
Las palabras del dirigente minero transmiten paralelamente la desilusión que ronda entre el empresariado por la actitud de Marcel en los diálogos con el mundo privado este año y en su “inercia” para influir decisiones de gobierno que impulsen el crecimiento.
“El mundo empresarial puso muchas fichas en el ministro Marcel y es la razón por la que ha habido mucha apertura para participar de los diálogos. Sin embargo, transcurridos dos años, lo que se ve es que vamos a muchas reuniones y no cambia en nada de la posición inicial del Ejecutivo. Siguen manteniendo posiciones radicales en impuestos, pensiones, medioambiente. No han ajustado su agenda a la realidad de que la economía está muy mal”, añade otro alto dirigente gremial.
En privado, varios empresarios recuerdan la inesperada reacción del ministro cuando se rechazó la reforma tributaria en marzo pasado y disparó contra el mundo privado. “Estoy seguro que van a celebrar quienes evaden impuestos y quienes los asesoran”, dijo entonces Marcel, a quien también se le cuestiona su prematuro apoyo a la propuesta constitucional del año pasado.
“Marcel ha demostrado ser más político de lo que se percibía cuando era presidente del Banco Central, al apoyar posiciones ideológicas que van más allá del análisis técnico. Se esperaba también que tuviera una visión más de estadista para incidir en las agendas de distintas carteras. Esta pegado en el pacto fiscal y no se ha movido de ahí. No se entiende cómo no hay un plan de verdad de inversión y de apurar los permisos sectoriales”, relata con molestia un influyente dirigente.
El segundo tiempo
Si bien las discusiones al interior de las ramas y la propia CPC aún son preliminares, muchos dirigentes anticipan su postura de cómo enfrentar las futuras discusiones con el gobierno en materia de crecimiento, “permisología” y trabas ambientales, entre otros.
“¿Cuál es la actitud para adelante? Tenemos que ser firmes y proactivos, pero buscando siempre el diálogo profundo y genuino. Esta es una carrera en que se van conquistando las confianzas etapa por etapa (…) Nuestra gente está cansada, las bases que uno dirige me exigen ser mucho más firme, porque nos ningunearon”, reconoce Antonio Walker de la SNA, quien alerta por los altos niveles de desempleo y el estancamiento económico.
“Lo que queda por hacer para el segundo tiempo presidencial es pedir que las palabras del gobierno se hagan valer con los hechos (...) Hay que dar seguridades y no basta con el discurso”, complementa el líder de la Sonami, Jorge Riesco.
Esta semana, el Presidente Boric anunció la convocatoria a un gabinete procrecimiento para agilizar todos los procesos de inversión que se encuentran con trabas y “cuellos de botella”.
“Si es un gabinete nuevo o no, económico o no, corresponde al Presidente. Nosotros necesitamos medidas concretas, claras y profundas para poder crecer”, dijo el viernes en el Biobío el presidente de la CPC, Ricardo Mewes, al comentar el anuncio del Mandatario. “Nuestra economía está estancada. Este indicador (Imacec de octubre) es similar al que teníamos el año 2021(...) Si no se toman medidas concretas, vamos a tener un problema el próximo año de mayor desempleo”, añadió el presidente de la multigremial, quien no estuvo disponible para este artículo.
Sin embargo, al interior de la máxima dirigencia empresarial existen matices sobre cuál debe ser el tono de los empresarios para el segundo periodo presidencial.
“Hay un cansancio que en este segundo tiempo de gobierno te obliga a ser un poco más duro y más claro de hacia dónde creemos que va la micro. Hay que empezar a empujar en la dirección que creemos que es más necesaria. Si ya vimos que con las reuniones no pudimos mover la aguja, tendremos que hacernos escuchar con una voz más alta”, afirma un dirigente empresarial, quien reconoce que hay diferencias de “estilo” al interior de los gremios de cómo enfrentar la nueva etapa.
“Más allá de subir los decibeles de nuestro discurso, lo importante es la convicción con que lo hagamos”, concluye otro influyente empresario y dirigente gremial.
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