Eurozona corrige a la baja expectativa de crecimiento del bloque por enfriamiento de Alemania
Italia está estancada, mientras que España sería la economía más dinámica del grupo.
Comisión Europea (CE) rebajó este martes una décima su previsión de crecimiento durante 2019 en la eurozona, hasta el 1,2% del PIB. Para 2020 Bruselas espera un mayor aumento del producto interior bruto, si bien también revisó una décima a la baja la estimación para los diecinueve países que comparten la moneda única, al 1,5%. La revisión a la baja del crecimiento de Alemania es el principal motivo: Bruselas ha rebajado seis décimas sus expectativas sobre la primera economía de Europa, hasta un crecimiento del 0,5% en 2019.
El Ejecutivo comunitario ha achacado el peor comportamiento de las economías europeas a la ralentización global y a la incertidumbre creada por las tensiones comerciales, pero a estos dos factores también ha añadido la "continuada debilidad" del sector manufacturero, "especialmente en aquellos países que se enfrentan a problemas específicos en la industria automovilística".
Entre las grandes economías de la eurozona, España será la que más crezca, un 2,1% en 2019, y un 2% en 2020. En paralelo, la Comisión ha elevado la previsión de déficit, del 2,1% al 2,3% para 2019 y del 1,9% al 2% para 2020. Los cálculos de Bruselas son menos optimistas que las previsiones oficiales del Gobierno, que apuntan a un déficit del 2% este año y del 1,1% en 2020, diferencias detres y nueve décimas, respectivamente. En cuanto al PIB, para 2019 el Ejecutivo español prevé un 2,2% y para 2020 el 1,9%, cifras muy similares a las de la comisión.
En sus nuevas previsiones, al contrario de las anteriores, el Ejecutivo comunitario asume ya que no habrá un nuevo presupuesto de 2019 tras el rechazo parlamentario, y basa su análisis en una prórroga de las de 2018 y el efecto de las medidas adoptadas por decreto ley por el Gobierno, como el incremento de las bases de cotización a la seguridad social.
La Comisión prevé que el crecimiento de la economía española siga "robusto", pero se reduzca "ligeramente" a lo largo de 2019, debido a la moderación de la demanda doméstica, y se estabilice después conforme aumenta la contribución de las exportaciones tras un débil 2018. Así, proyecta que "gracias al fuerte crecimiento, el déficit público siga reduciéndose, aunque a menor ritmo", después de haberse estrechado seis décimas en 2018.
Italia, estancada
Francia, pese a la crisis de los chalecos amarillos, crecerá un 1,3%. Italia, sin embargo, continúa en una situación de estancamiento con un crecimiento esperado para este año del 0,1%, una décima menos si se compara con la estimación anterior de las autoridades comunitarias.
Sin embargo, tanto el vicepresidente de la Comisión Europea para el Euro y el Diálogo Social, Valdis Dombrovskis, como el comisario de Asuntos Económicos y Monetarios, Pierre Moscovici, han destacado la solidez del bloque comunitario y el hecho de que las economías de todos los Estados miembros sigan creciendo.
"El crecimiento sigue siendo positivo en todos nuestros Estados miembros y seguimos viendo buenas noticias en el frente del empleo, incluido el crecimiento de los salarios. Esto significa que la economía europea está aguantando frente a unas circunstancias globales menos favorables y a una persistente incertidumbre", ha defendido el francés.
El Ejecutivo comunitario, en cualquier caso, ha advertido de que los riesgos a la baja siguen siendo importantes y entre ellos ha citado las políticas proteccionistas en todo el mundo, el menor crecimiento del PIB mundial y la ralentización del comercio, que pueden ser "más persistentes de lo esperado" especialmente "si el crecimiento de China decepciona".
En el aspecto doméstico, los riesgos incluyen la posibilidad de un Brexit caótico, el hecho de que los problemas de la industria europea se puedan alargar más de lo esperado, un aumento de la incertidumbre política y la adopción de políticas que puedan reducir la inversión privada.
En el lado positivo, Bruselas cree que el consumo privado y la inversión en toda la UE pueden ser más sólidos de lo esperado, en particular si la confianza de empresas y consumidores fuera "menos sensible" a la incertidumbre y "vientos en contra" y si se acompañase de políticas fiscales "más fuertes" en países con espacio presupuestario suficiente.
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