Expertos analizaron los desafíos del sector eléctrico frente al crecimiento urbano
Aprovechar las energías renovables, mirar la electromovilidad de forma sistémica y tener una buena planificación territorial, son algunos elementos que permitirían una mejor calidad de vida en las grandes ciudades.
En el mundo, la mitad de las personas vive en zonas urbanas y en Chile lo hacen nueve de cada 10. Esto convierte a las grandes ciudades en uno de los mayores consumidores de energía. Y a futuro, el crecimiento de las urbes supone un panorama es desafiante.
Por eso, entender el rol de la energía en las ciudades actuales y los desafíos que tendrá el sector a futuro, fueron los temas que autoridades nacionales y locales, urbanista y expertos en energía, abordaron en el seminario "La Energía del Futuro: Ciudad y Energía". Esta actividad forma parte del ciclo de charlas "Conversaciones que conectan", organizado por Transelec, y que cuenta con el apoyo de Congreso del Futuro y PULSO.
Dentro de los problemas urbanos energéticos, el subsecretario del ramo, Ricardo Irarrázabal, indicó que uno de los más complejos es el de la contaminación por leña, por lo que una de las medidas a tomar será declararla como combustible, regularla y apoyar la formalización del mercado. "Es la única forma que va a permitir generar un estándar regulatorio, formalizar esa informalidad propia de la leña y que el combustible tenga sus precios reales y se incluyan sus externalidades negativas".
Al respecto, el gerente general de Transelec, Andrés Kuhlmann, destacó que el crecimiento de la energía vendrá con fuerte incremento de la electricidad. "Es una buena noticia para el ser humano y su calidad de vida, porque es limpia, flexible y de cobertura de casi 100% en nuestro país y muy accesible para el resto del mundo. No nos imaginamos sin energía eléctrica y en el futuro será aún más, de la mano del almacenamiento de información, electrodomésticos y dispositivos móviles".
El ejecutivo enfatizó en la necesidad de aprovechar las oportunidades que ofrece el país, no sólo en energía eléctrica, sino también en energías renovables, "cuyos beneficios se están traspasando rápidamente al cliente final".
Al respecto, destacó que en los últimos cinco años Transelec han conectado dos tercios de las energías renovables a la red, de los cuales un 70% proviene de energía solar, 23% de fuentes eólicas, mas un porcentaje desde las mini hidro.
Otra de las soluciones que podría contribuir en una mejor calidad de vida para las ciudades es la electromovilidad. Al respecto, la directora de Espacio Público y gerente general de EBP Chile Nicola Borregaard, indicó que "el 30% de las emisiones de CO2 se concentran en el transporte, la congestión de las ciudades se concentra en el transporte. Es un problema tremendo, y la electromovilidad puede ayudarnos, en parte, en ese problema".
Sin embargo, llamó a abordar este tema desde una perspectiva sistémica y no sólo como una simple conversión energética. "La electromovilidad no es sólo la batería, es la información sobre la batería para que funciones correctamente, es información, son las estaciones de carga, domiciliarias o urbanas y los arquitectos que las diseñan". Agregó que en países como India, la electromovilidad va de la mano con el transporte compartido, cambiando la visión de dueño de un auto hacia el servicio de ser transportado. Gracias a esta visión, en Nueva York, indicó la experta, se ha estimado que sumando la electromovilidad con el transporte compartido, la flota actual de 30.000 taxis se puede disminuir a 10.000 vehículos. "Los desafíos y oportunidades están en observar con cuidado, es entender lo que viene. Solo así podemos aprovechar este mundo más eléctrico y nos va a permitir estar más conectados y ser más eficientes".
En el aspecto urbano y del ordenamiento territorial, el arquitecto y Decano de la Facultad de Arquitectura de la Universidad del Desarrollo, Pablo Allard, sostuvo que "la vida doméstica va a cambiar completamente por que las viviendas van a ser más eficientes. En la medida que el país avanza, es probable que las viviendas sociales del futuro sean mucho más eficientes". En este punto, destacó que un desafío importante es la vulnerabilidad energética, expresada tanto en quienes no cuentan con los recursos para adquirir energía limpia y usan derivados más contaminantes, como en aquellas familias cuyas viviendas no están aisladas térmicamente.
Agregó que la demanda de energía va a requerir más infraestructura y en este sentido "tenemos que cambiar el paradigma de que las obras civiles generan conflictos, sino que pueden ser obras cívicas", como sucede en otros países donde las torres de alta tensión han sido intervenidas por artistas o donde se ha construido diversos espacios urbanos en torno a las subestaciones que se ubican en la ciudad, gracias a avances tecnológicos como la menor emisión de ruido, que permiten una convivencia urbana armónica. Así, afirmó el arquitecto, se va generando valor compartido con las comunidades.
A juicio de Allard, la generación de energía va a cambiar y no será un problema para las comunidades, sino que éstas competirán por ella.
Sumándose a esta postura, Andrés Kuhlmann sostuvo que como empresa se han concentrado en mitigar los efectos negativos de las obras que levantan y que en general la mirada empresarial en ese aspecto "ha ido cambiando para bien".
En cuanto a cómo se proyectan estos desafíos al futuro, Nicola Borreggard cree que se sumarán muchos más actores de diversas áreas, porque "son muchos los cambios que vienen y el sector no los puede enfrentar solo. Las empresas tienen que estar conscientes de eso, asumirlo y decantarlo, crear nuevos negocios y reconvertirse, si quieren seguir participando en este mercado al 2040".
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