Exsubsecretario del Trabajo por jornada laboral: "Lo que le ha faltado al debate es darle más sustento técnico"

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Marcelo Soto señaló que la iniciativa original del Ejecutivo tenía "el respaldo técnico", y por ello "iba por el camino correcto".


Para el exsubsecretario del Trabajo del primer gobierno de Sebastián Piñera, Marcelo Soto, la respuesta es simple: el debate que se ha generado en torno a la reducción de la jornada laboral ha trastocado de manera significativa el foco inicial del proyecto de ley de adaptabilidad laboral presentado por el Ejecutivo en mayo pasado.

Y es que de acuerdo con el también exintegrante de la mesa técnica convocada por el gobierno a fines del año pasado para analizar el mercado laboral y realizar propuestas, el debate ha dejado a un lado el sustento técnico, para convertirse en una suerte de contraataque meramente político entre las partes.

En esta línea y siendo hoy un día crucial en el rumbo que tomará la discusión, ya que la Comisión de Trabajo de la Cámara de Diputados votará el proyecto 40 horas, Soto apuntó que el Ejecutivo debe centrarse en rescatar la flexibilidad como punto central de su proyecto.

Usted participó en la mesa técnica que convocó el gobierno para analizar el mercado laboral y elaborar propuestas. En este punto en discusión ustedes eran partidarios de avanzar en la flexibilidad laboral, ¿el gobierno debió perseverar con su propuesta original?

-Totalmente. Porque ese proyecto tenía el respaldo técnico. De hecho, en la mesa técnica que conformamos a fines de año y que duró al menos tres meses, elaboramos un informe técnico para sustentarlo. Y, justamente, esa iniciativa que está hoy día en el Senado, respondía a ese debate técnico. Ese proyecto de ley que se planteaba al inicio iba por el camino correcto.

¿Se apresuró el Ejecutivo en su anuncio de cambiar la jornada ordinaria de 45 horas a 41 horas promedio?

-La indicación que se presentó respecto a hacer una reducción obligatoria a 41 horas promedio, desdibuja completamente la propuesta inicial, porque lo que se buscaba antes era lograr una adaptabilidad de acuerdo con la realidad productiva. Luego de esta indicación estamos hablando de dos proyectos distintos, porque no es lo mismo uno que entregue alternativas voluntarias a uno que imponga una jornada laboral.

¿Hubo una sobrerreacción por parte del gobierno?

-El gobierno está todavía en una etapa en la que tiene espacio para reflexionar sobre esta decisión de reducir a 41 horas promedio semanal obligatoria. Todavía hay tiempo para un debate entre todos los actores políticos y sociales a fin de revisar esta definición. También una alternativa que no hay que descartar, es que saquemos todo el tema que tenga que ver con la jornada de trabajo que contempla el proyecto de ley de adaptabilidad laboral, y nos enfoquemos a analizar las otras propuestas que incluye el proyecto en materia de inclusión, servicios digitales, entre otros.

¿Qué debería hacer el gobierno para hacer frente a la rapidez con que ha evolucionado el proyecto de la diputada Camila Vallejo?

-Esto tiene dos posibilidades. La primera se relaciona con el aspecto político, y dependerá de la disposición que tengan las partes. Si por ejemplo impera la racionalidad y se discuten algunas indicaciones, se le permite hablar al gobierno y se logran acuerdos, se puede abrir un clima de diálogo incluso para el mismo Ejecutivo. La otra variable tiene que ver con la constitucionalidad, la que en última instancia sería una herramienta de la que podría echar mano el Ejecutivo. Lo anterior, porque si este proyecto de Vallejo avanzara, marcaría un precedente y dejaría abierta la posibilidad de que cualquiera introduzca lo que quiera ante el Congreso.

En este sentido, ¿se ha tornado más ideológica que técnica la discusión?

-El gobierno ha mostrado un poco más de datos, pero en general hay que salir de la sola idea de la reducción y abrirse en el debate. Si bien la reducción de la jornada es un aspecto, no es el único y, por supuesto, no es el más importante. Sería mucho más relevante lograr, en el marco de una reforma laboral, que el trabajador pueda tener jornadas alternativas donde ambos se puedan adaptar a las realidades productivas y personales de cada quien. Con esto quiero decir que el debate no está en el número de horas, sino en las condiciones en las que lo hago.

Desde el gobierno han señalado que el proyecto de Vallejo al incluir la hora de colación en la jornada laboral ordinaria rebajaría de 45 a 35 en algunos casos. Este hecho ha sido catalogado como inédito, ¿es algo se haya aplicado a otros países?

-Hay experiencias que lo confirman. En el caso de Chile, hay empresas que a modo de beneficio lo hacen, por ejemplo, las de servicios hoteleros. Incorporar la hora de colación dentro de la jornada no es algo malo. Lo que no me parece es centrar la discusión en eso.

El gobierno ha argumentado que el proyecto de Vallejo va a tener un impacto negativo en el empleo y que podría costar la pérdida de 250 mil ocupaciones. ¿Usted concuerda con esos datos?

-Lo que le ha faltado al debate desde un inicio es darle más sustento técnico, con datos fundamentados en evidencia empírica. Conceptualmente, sin duda, la rebaja de la jornada puede afectar al empleo, pero el número exacto no es fácil determinar, por eso, el gobierno debería explicar de dónde se saca esa cifra.

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