Inmigración y la independencia del INE
La discusión política sobre la inmigración siempre tiene un componente asociado a su impacto económico. Y con posturas populistas en aumento, contar con diagnósticos rigurosos de este impacto se hace imprescindible.
En su más reciente informe de política monetaria, el Banco Central (BC) analizó los efectos de la inmigración en variables económicas claves, tales como el empleo y la inflación.
La motivación del BC fue tratar de entender la aparente desconexión que existiría en los últimos trimestres entre el mayor crecimiento económico y la creación de empleo que entrega la encuesta del Instituto Nacional de Estadísticas (INE).
Un primer elemento de análisis fue la discrepancia entre el dinamismo en el crecimiento del empleo proveniente de registros administrativos versus el de la encuesta del INE. Y si bien discrepancias entre estas fuentes se han dado en el pasado, esta vez se dan en un contexto de fuerte inmigración.
El BC argumenta en su informe que, dado que la encuesta de empleo del INE está basada en marco muestral construido a partir del Censo 2002 y que en años recientes hemos tenido un fenómeno de inmigración muy significativo, las condiciones que le dan validez a esta encuesta no se cumplirían. Limitando la capacidad de este instrumento para capturar la reciente dinámica del mercado laboral.
En este cuadro, el BC recurrió a los datos del Departamento de Extranjería y Migración. Éstos indican que entre enero de 2015 y diciembre de 2017 entraron al país cerca de 700 mil inmigrantes.
Utilizando una serie de supuestos metodológicos, el BC concluyó que entre el 2016 y 2018 el empleo en vez de crecer a un promedio anual de 1,3% lo habría hecho a un promedio de entre 2,4 y 3,3%.
Una consecuencia de este mayor crecimiento en el empleo, no discutida en el informe, es que la productividad habría crecido muy por debajo de lo estimado. Si el crecimiento en el flujo de inmigrantes tiende a moderarse en el futuro, el menor crecimiento de la productividad implicaría un menor crecimiento del PIB potencial.
Lo que tendría importantes consecuencias en materia de política monetaria y recaudación fiscal. Lo cierto es que este análisis del BC debiera ser matizado. Los registros administrativos no son infalibles.
En su informe, el BC también señaló que la inmigración en Chile habría tenido un efecto inflacionario, algo que requiere más antecedentes. Factores como la complementariedad entre inmigrantes y trabajadores locales o diferencias en preferencias, son claves para estimar los efectos macroeconómicos de la inmigración. Probablemente el BC requiere también más y mejor información para calibrar adecuadamente los efectos macroeconómicos de la inmigración.
Todo lo anterior refuerza la necesidad de contar con un INE con independencia técnica y atribuciones que le permitan ir mejorando la calidad y disponibilidad de datos.
Sería inentendible que, contando con un proyecto de ley en su etapa final de aprobación, y que cumple con estos requisitos, el gobierno decidiera mantener la actual institucionalidad.
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