La cocina 2.0 del Senado

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Todo indicaba que el famoso término de la "cocina política" acuñado años atrás para referirse a los procesos legislativos que se realizaban "entre cuatro paredes" iba a quedar atrás.

Pero este lunes, la decisión de la Comisión de Pesca del Senado -que preside el senador Rabindranath Quinteros- demostró lo contrario, resolviendo no escuchar a nadie antes de votar en dicha instancia un proyecto de ley que tiene severas implicancias para muchos actores del sector.

En una maniobra inexplicable, la comisión decidió no escuchar ni a los pescadores artesanales ni a los industriales, ni a los trabajadores del sector; tampoco a los técnicos, a la academia o las ONG, y a nadie del sector.

Temas de alta complejidad que requieren la opinión de otras comisiones (Constitución y Relaciones Exteriores) o de otros ministerios tampoco fueron considerados.

Es decir, cocinaron un proyecto entre ellos que busca incorporar modificaciones complejas y sustantivas para el mundo pesquero sin escuchar a nadie que sepa de pesca, poniendo en riesgo a una actividad que da 80 mil empleos y dejando al sector inmerso en una incertidumbre jurídica sin precedentes.

Desde el cambio de gobierno, como Sonapesca, junto a nuestros gremios asociados y las 109 pequeñas, medianas y grandes empresas que forman esta federación, hemos intentado generar acuerdos con la autoridad y mostrarles nuestra preocupación por temas que afectan a la pesca a nivel mundial, como el cuidado de los océanos y la pesca ilegal. Sin embargo, nada de esto se ve reflejado en el texto que se votó este lunes en la sala.

La cronología de este portazo comenzó el miércoles pasado, cuando el senador Quinteros definió que el camino sería el de no escuchar a nadie, diciendo que "todas estas solicitudes de audiencia, la verdad es que ya las escuchamos" y aseguraba-de acuerdo con el audio- que en la discusión de otros proyectos, como el fortalecimiento del Sernapesca, "siempre había el ganchito para meter la ley de pesca (sic)".

Suponiendo que así fuera, se considera que "un ganchito" es todo lo que deben escuchar para votar un proyecto que amenaza con la destrucción de miles de empleos. ¿Cuándo se volvieron tan sabios que ya no necesitan escuchar a nadie para saber lo que la gente necesita? ¿Cuáles son las mejores soluciones y todo el fundamento científico técnico que deben tener? Creemos que esa actitud muestra un completo desprecio por la tradición parlamentaria, e incurre en una evidente falta: no escuchar a los que dicen representar.

¿Se ha tomado en cuenta el impacto en el desarrollo del sector una norma genérica sobre las artes de pesca admitidas? ¿Por qué nuestro país decide asignar derechos pesqueros mediante subastas cuando ningún país Ocde lo hace? Las respuestas no las conoce nadie porque la Comisión de Pesca ha resuelto decidir todo a puertas cerradas.

Finalmente, quiero hacer un llamado a todos los parlamentarios, a no permitir que un proyecto sea votado sin que se escuche a todos los involucrados. Eso es la base de la democracia.

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