Susana Jiménez a un paso de liderar la CPC: “Para mí es una gran responsabilidad”

Susana Jiménez
Susana Jiménez, vicepresidenta de la CPC.

La candidata única y de consenso a la presidencia de la Confederación de la Producción y del Comercio, que todo indica se convertirá en diciembre en la primera mujer al mando de la multigremial de la gran empresa en sus 90 años de historia, da cuenta de sus planes y de los focos que a los que apuntará su gestión. También responde sobre cómo piensa vincularse con el gobierno, del cual ha sido bastante crítica, y señala cuáles debieran ser las prioridades de la autoridad en políticas públicas, su especialidad.


Susana Alejandra Isabel Jiménez Schuster (55), todo indica que se convertirá en diciembre próximo en la primera presidenta de la Confederación de la Producción y del Comercio (CPC), donde hoy es la segunda a bordo como vicepresidenta de Ricardo Mewes, quien termina su periodo a fin de año. A mediados de semana trascendió que Jiménez ya tenía el apoyo mayoritario de las seis ramas que conforman la multigremial del gran empresariado (Sociedad de Fomento Fabril, Sociedad Nacional de Agricultura, Sociedad Nacional de Minería, Cámara Chilena de la Construcción, Cámara Nacional de Comercio y Asociación de Bancos) y que su eventual contrincante, el representante del sector de la construcción, Juan Armando Vicuña, ya no estaría en carrera. Sin embargo, esta economista de la Universidad Católica, exministra de Energía de la segunda administración Piñera, directora de empresas y empresaria lechera, dice que no puede adelantarse. Que las instancias directivas de los gremios que constituyen la CPC deben definir de forma oficial sus posturas, antes de lanzar públicamente una candidatura. Pero sí deja claro que su nombre es el que está sobre la mesa.

Susana, ¿ya es ‘la candidata’ a la CPC?

-Partamos por decir que se me ha acercado harta gente invitándome a tomar la posta y he recibido harto apoyo, lo cual agradezco enormemente. Pero las ramas tienen sus procesos internos, deben conversar con sus mesas directivas y recién ahí se puede oficializar una candidatura. Lo que sí puedo adelantar es que contando con ese apoyo y siendo candidata de consenso, para mí es un honor y una gran responsabilidad que hay que abrazar, porque es una forma de servir al país en un momento económico, político y socialmente difícil, donde todos tenemos que aportar. Por tanto, si así lo deciden las ramas, sí voy a estar disponible.

Al respecto ha trascendido que sí cuenta con ese respaldo. Por lo tanto, ¿cómo toma el hecho de poder convertirse en la primera mujer al mando de la CPC en 90 años?

-Le veo un alto valor simbólico, es una señal de los tiempos donde mujeres y hombres compartimos responsabilidades, cargos de alta dirección y, por supuesto, es una doble responsabilidad que espero hacer lo mejor posible si me toca y así abrir la puerta a muchas otras mujeres.

Es una tendencia que ha venido en aumento: hoy vemos mujeres encabezando la Cámara de Comercio de Santiago, Icare y la Sofofa, entre varias otras instancias. ¿Le toca a usted consolidarla?

-Me he reunido un par de veces con líderes gremiales mujeres y son muchas más. Tal vez unas más visibles que otras, pero eso genera una sensación de ocupar un espacio que siempre ha sido liderado por hombres. Hoy, indiscutiblemente hombre o mujer, el que esté disponible, tiene que buscar ocupar esos espacios.

En ese sentido, ¿es partidaria de las cuotas de género en los directorios de empresas?

-Creo que las cosas se van a dar naturalmente. Hay personas que piensan que hay que empujarlas con sistemas de cuotas. Entiendo la intención, que es muy legítima, pero me complica la colisión de derechos: por un lado, hacer una política pública de fomentar la participación de mujeres, la cual comparto 100%, pero que choca con el respeto al derecho de las empresas de generar la gobernanza que mejor les acomode.

Sus planes

Una vez que su candidatura se oficialice, ¿cuál será su foco?

-A ver, no puedo plantear hoy un programa, porque hay que ir paso a paso. Primero, ser la candidata de consenso oficial, después trabajar en forma conjunta ese programa. Ahora, la CPC, al igual que los gremios, tiene un rol fundamental, porque son canales de diálogo entre el mundo privado, las personas y el gobierno, y ese rol hay que fortalecerlo. Hay que seguir profundizando el despliegue regional a través de Gremios por Chile, que ha sido sumamente valioso para recoger, desde las regiones, sus preocupaciones. Evidentemente, hay que estar en la discusión de las políticas públicas, ponderar y visibilizar el impacto que eso tiene en el crecimiento económico, en la inversión y el empleo. Y hay un rol de visibilidad y de percepción de lo que las empresas hacen, de su rol social. Tenemos una iniciativa que se llama Empresas por Chile, con la cual queremos formar una musculatura que va más allá de los giros de las empresas, cuyos aportes a comunidades en educación o salud hagan sinergias para tener un impacto amplificado desde el mundo privado. Otro tema relevante de abordar es el mercado laboral, que sigue debilitado, con tasas de desempleo sobre el 8% hace más de un año y medio y tasas de informalidad crecientes. Es una alerta de la que hay que hacerse cargo no sólo con políticas puntuales laborales, sino que analizando cómo otras políticas públicas inciden en la informalidad, porque decisiones de alza de impuestos o de cotizaciones tienen repercusiones también en el mercado laboral.

Usted requerirá una vicepresidencia para su candidatura. ¿Ya está definida?

-No. Hasta que mi candidatura no esté oficialmente consensuada y aprobada por las ramas, no me he adelantado. Por supuesto, uno empieza a pensar en nombres, pero no he tenido ninguna conversación previa.

¿Qué atributos debe tener? Me imagino que no puede ser un perfil similar al suyo.

-Efectivamente, tienen que ser perfiles complementarios. Por estatuto, la vicepresidencia tiene un rol de vinculación regional, pero lo más importante es tener ganas de contribuir, pues esto tiene mucho de servicio público y demanda disponibilidad de tiempo.

Susana Jiménez
Susana Jiménez, vicepresidenta de la CPC.

¿Qué pasará con el gerente general de la CPC? El histórico Fernando Alvear deja su cargo en diciembre. ¿La búsqueda de su reemplazo ya empezó?

-Sí, ya estamos buscando. Lo tenemos encargado.

¿Cuál es el perfil de cargo?

-Es un trabajo de mucha responsabilidad, porque es la persona que le da continuidad a la CPC. Los presidentes y vicepresidentes duramos dos años. Es muy importante la formación, experiencia de relacionamiento con autoridades y el mundo político, pero también la CPC tiene un ámbito grande de iniciativas sociales, instancias internacionales. Y quien mantiene esa continuidad es la gerencia general. El ideal es que tenga experiencia gremial, pero no descarto ninguna alternativa, porque hay que buscar a la persona idónea.

Currículum político

Dentro de su currículum, haber trabajado en el centro de estudios Libertad y Desarrollo (LyD) y haber sido ministra del expresidente Piñera, de alguna manera la marca más políticamente que anteriores presidentes de la CPC. ¿Podría afectarle?

-Espero que no, porque mi pasado habla de un amplio interés por contribuir al buen diseño de políticas públicas. Y eso es un activo. No soy militante de ningún partido político. LyD es un centro de estudios de políticas públicas que no pertenece a un partido, es transversal de ideología de centroderecha. Pero es un pensamiento muy ligado a la actividad privada, al derecho de propiedad, al mérito, a evitar regulaciones excesivas, y esa no es una mirada muy distinta que la que se puede tener desde el mundo de la actividad productiva privada. Ahora, cuando uno quiere buscar un cargo de representación, debe entender que representa a otros y, si estoy en el cargo, pretendería participar en los debates públicos, pero teniendo muy claro que mis representados son las empresas, los gremios, y eso no tiene color político.

A usted se le considera una economista “dura” en su discurso público. Tanto respecto de la segunda administración de Bachelet, como en la actual de Boric, ha sido bastante crítica. Entonces, ¿cómo piensa vincularse con este gobierno de signo político tan contrario al suyo?

-Esto no puede tener preferencias políticas propias. Acá los gremios tienen un rol fundamental e irreemplazable de construir puentes y en eso no tengo ningún problema, todo lo contrario. He tenido la oportunidad de estar muchas veces con ministros como Marcel, de Hacienda; Grau, de Economía; Jara, de Trabajo, y Rojas, de Medio Ambiente. Creo tener la mejor relación con ellos, muy respetuosa, técnica, directa y honesta.

Susana Jiménez
Susana Jiménez, vicepresidenta de la CPC.

¿Cuál va a ser su manera de representar al empresariado en temas como las reformas previsional, de salud o de impuestos?

-Apostar a buenos procesos de diálogo que conduzcan a acuerdos positivos. Por ejemplo, en la Ley de Cumplimiento Tributario se logró una conversación profunda, larga, intensa, pero que llegó a puerto. Y eso es porque cuando uno pone sobre la mesa evidencia, impactos, se logran acuerdos. Me pasa un poco lo mismo con pensiones. Se partió con un proyecto mucho más radical y, de a poco, se han ido recogiendo también observaciones. Para mí lo más importante en pensiones es llegar a un acuerdo de subir la cotización, porque si hay algo en que hay acuerdo es que el 10% no alcanza. Creo que en la medida que haya un espacio para un acuerdo, hay que hacerlo. Por supuesto, habrá temas en que vamos a tener más, o menos acuerdo, pero creo que está el espacio para consensuar posturas y sacar finalmente adelante esta reforma.

Y en salud, donde hay tantos flancos abiertos, ¿cuál debiera ser el más urgente?

-Lo primero es abordar las listas de espera. No hay discusión que resista esta realidad, con miles de personas esperando operaciones y millones esperando consultas médicas.

¿Cómo debiera abordarse?

-Si ese es nuestro foco, hay que abrirse a alianzas público-privadas. O sea, acá es donde más concretamente se puede observar que hay soluciones privadas para problemas públicos.

Al hablar de reformas, también está el tema político. ¿Le preocupa la alta polarización actual?

-Sí, claro. Yo creo que, si hay una prioridad en Chile, entre tantas, pero que de verdad está dentro de las primeras, es la reforma del sistema político. Porque esto tiene dos problemas a partir de la atomización de partidos, el discolaje y la dificultad de llegar a acuerdos: el primero, desde la mirada privada, genera una alta incertidumbre, pues todos los gobiernos saben que entran con un proyecto al Congreso, pero no saben cómo va a resultar. Y lo segundo, desde la mirada del gobierno, es muy difícil gobernar. Es mejor ordenar el sistema político y permitir que el gobierno de turno, que llega por elección popular, pueda avanzar en su agenda de propuestas y compromisos con la ciudadanía.

En LyD han sido muy críticos con el llamado activismo judicial. Para usted, el juez Sergio Muñoz, recientemente destituido por el Congreso, ¿era activista?

-Yo pienso que el juez Muñoz fue acusado por otras razones. Ahora, creo que las acusaciones constitucionales debieran ser situaciones muy excepcionales y por causas muy justificadas, porque generan mucha incertidumbre y polarización, y, finalmente, pueden terminar dañando a la democracia.

Y esta específicamente, ¿era justificada?

-No me quiero referir, porque no me corresponde juzgar las decisiones que toma el Poder Legislativo.

Esta semana renunció el subsecretario del Interior, Manuel Monsalve, tras una querella en su contra por un delito de carácter sexual. ¿Cuál es su mirada?

-Es una denuncia muy grave y lamentable, donde sólo queda dejar que las instituciones hagan lo que corresponde, con rigurosidad y celeridad.

Monsalve era el encargado de la agenda de seguridad, el tema más sensible hoy para los chilenos. Fue reemplazado por el exministro de Justicia, Luis Cordero. ¿Cree que esta situación pueda afectar la estrategia del gobierno en esta área?

-Es una atribución del Presidente nombrar a sus ministros y subsecretarios. Lo importante es cuán prioritaria y efectiva es la agenda de seguridad, en momentos en que enfrentamos una situación muy delicada en esta materia.

El miércoles, el presidente de la SNA, planteó terminar con el 15% de tope legal de contratación de extranjeros. ¿Está de acuerdo con ello, tomando en cuenta un contexto en que la migración ha traído, por un lado, un efecto impulsor para la economía, pero también se le asocia al flagelo de la delincuencia que vive hoy el país, con tipo de delitos que no eran comunes antes en Chile?

-Hay que distinguir. La migración en general es buena, es gente que busca mejores oportunidades y quiere trabajar. Hay un intercambio cultural que es valioso para los países. Ahora, cuando tienes inmigración irregular, lamentablemente se importan delitos que son de alta connotación y gravísimos. Dicho eso, comparto con Antonio Walker que la cuota de trabajo de extranjeros, definida hace cuatro décadas, en un país que no tenía casi migración, no se condice con la realidad de hoy. Entonces, no permitir que ese inmigrante que entró regularmente y que busca trabajo, pueda entrar a una empresa producto de esa restricción, nos hace daño a todos.

En lo económico, la noticia buena de la semana fue que Standard & Poor’s mejoró la perspectiva de la clasificación de riesgo de Chile de “negativa” a “estable”. ¿Es un reconocimiento a la conducción fiscal del ministro Marcel?

-Es un buen reconocimiento de un panorama que, si bien no es el óptimo, porque crecer al 2% es completamente insuficiente, sí se ha logrado una estabilidad tanto desde el punto de vista inflacionario como de crecimiento razonable del Presupuesto público, sobre todo en años electorales. Y esa solidez institucional, ya sea por el Banco Central como por una regla fiscal responsable, se nos reconoce a través de estas calificaciones. Lo veo como un signo positivo.

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