Pina Gervassi: "La gente no relaciona los productos que compra con el bosque"
En tiempos en que la sustentabilidad gana terreno, proliferan los estándares y certificaciones que buscan impulsar la implementación de buenas prácticas en las empresas. ¿Cómo saber cuál es cuál? ¿Cómo saber con qué rigor trabaja cada una?
En este contexto, el peso de la sigla FSC (Forest Stewardship Council) corre con ventaja. Este año cumple dos décadas desde que se constituyó como una ONG en 1993, que nació para encarar la creciente deforestación en el mundo y para promover el manejo sustentable de bosques y reducir los enormes impactos de la explotación forestal sin control.
"Somos el único sistema de certificación forestal que tiene un estándar internacional, universal. Nuestros principios y criterios sobre el buen manejo forestal se aplican igual en Chile en China o en Europa. Lo que quiere decir al consumidor, que cuando ven el logo FSC en un producto, aquí o en Estados Unidos, eso significa lo mismo. Por ejemplo, que no se usan pesticidas dañinos, que se prohibe el uso de organismos genéticamente modificados; que no se dañan los derechos de las comunidades indígenas, ni la biodiversidad, etc." explica Pina Gervassi, directora para América Latina de FSC, de paso en Chile esta semana.
¿Y qué hacemos frente al mar de nuevas certificaciones?
-Creo que el consumidor se ve confundido, porque no entiende realmente cuál es un sistema que es creíble y cuál no. Nosotros, a su vez, somos miembros de ISEAL, que es una alianza global para los estándares de sustentabilidad. Es una organización independiente, que nuclea a todos los sistemas de certificación más fuertes del mundo bajo ciertos criterios internacionales que los miembros deben cumplir. Somos auditados todos los años por ISEAL y ahora estamos en desarrollo de indicadores de impacto social, ambiental, en biodiversidad, económicos, muy fuertes, que son exigencias. No somos muchos los que participamos acá: 10 o 12 sistemas de certificación de varios tipos. Hoy ISEAL está entrando a América Latina bastante fuerte, tratando de influir en los gobiernos en los temas de compras públicas. Para nosotros ISEAL es un marco que da garantía a los stakeholders de que somos sistemas creíbles.
¿Qué han podido observar con la aplicación de estas certificaciones?
-El proceso de certificación se renueva cada cinco años, pero cada año hay una auditoría que se publica un reporte. De ahí sale información que ahora estamos convirtiendo en indicadores que permitan reflejar el impacto real de nuestro trabajo. La idea es que puedan ser publicados y que los stakeholders puedan entenderlos de manera fácil. Por ejemplo, si hablamos del tema social, uno de nuestros requisitos es que las empresas que se quieran certificar, desarrollen las mejores prácticas para generar empleo local. Entonces, podemos ver qué ha pasado antes y después de la certificación.
FSC como marca, tiene un nivel de conocimiento bajo entre el público general. ¿Tienen algún plan para revertir esa situación?
-Nacimos como una organización de desarrollo de estándares, con un enfoque muy técnico. Luego de casi 15 años nos dimos cuenta de que no era suficiente. Entonces empezamos a trabajar una estrategia business to business. De trabajar más con empresas líderes a nivel mundial en que asumieran la certificación FSC como una de sus estrategias de responsabilidad social, ambiental y comercial. Y luego de cinco años, también nos dimos cuenta de que no es suficiente. Las empresas nos dicen que necesitan ayuda para comunicar a sus clientes lo que significa FSC, para que haya un reconocimiento al esfuerzo de certificarse. Por eso nuestra estrategia de este año es llegar mucho más al consumidor. Estamos desarrollando una estrategia global de branding, con conceptos y mensajes claves para el consumidor.
¿Cuál sería el mensaje fundamental de esa estrategia?
-Es bastante distinto cómo se comporta el consumidor de acuerdo al territorio donde vive. En América Latina, cuando vemos grandes ciudades como las que vivimos, hay gente que no conoce el bosque, tal vez nunca estuvo en uno, tal vez nunca estará y, por lo tanto, no relaciona un producto que compra con el bosque. Eso primero: conectar un producto con el bosque y que esto trae impactos positivos si está certificado. Luego, queremos que la gente relacione los bosques con el mantenimiento de la biodiversidad y los valores sociales. Mucha gente piensa que la diversidad y las comunidades deben estar en reservas que nadie toca, y que todos los productos forestales salen de una plantación. Pero el amplio rango de beneficios sociales y ambientales tiene que entenderlo el consumidor.
¿Cuáles son las peores prácticas que han visto en manejo de bosques?
-En algunas partes de África, América Latina y Asia, todavía el nivel de desempeño es muy bajo como para exigir FSC en un lapso muy corto. Se le tiene que dar un incentivo a estas empresas para que mejoren sus prácticas. Entonces, creamos un estándar más bajo que elimina la tala ilegal (que es un tema crítico porque trae probeza y destrucción de la biodiversidad); violación de derechos civiles y de derechos de trabajadores, pues hemos visto condiciones de trabajo infrahumano, falta de seguridad, accidentes; y todo el tema de organismos genéticamente modificados, porque todavía no se conoce el impacto que puedan tener esas modificaciones en toda la biodiversidad. También está el tema de lo que llamamos valores de conservación, que no sólo son ambientales, también sociales. Por ejemplo, lugares que para algunas comunidades tienen sentido religioso o cultural, deben ser mantenidos por las empresas y estas comunidades tienen que tener acceso. Y, por último de conversión, no permitimos que ninguna empresa siga convirtiendo un bosque natural a plantación o a otros usos. Esas son las cinco peores prácticas.
¿En Chile qué empresas están certificadas o en proceso?
-Actualmente existen 21 empresas certificadas en manejo forestal y 128 en cadena de custodia. Hay empresas certificadas como Mininco, Masisa, Bosques Cautín y otras más pequeñas.
¿Y el tema de las comunidades cómo se resuelve en Chile, dado que estas empresas están en territorio mapuche?
-La primera instancia es que las partes conversen. Muchas veces los problemas se dan por no tener esta conversación y nuestra primera misión es que las partes conversen. Para eso las empresas tienen que implementar un sistema de relacionamiento comunitario. Tienen que buscar a las comunidades para hablarles del manejo forestal que están haciendo, de los potenciales impactos que podrían causar y de cómo mitigar esos impactos. Entonces, tiene que haber una actitud dinámica de las empresas, para involucrar a las comunidades indígenas antes de que escale el conflicto. Antes de certificarse algunas empresas nunca habían hablado con las comunidades que estaban alrededor. A través del FSC, lo tienen que hacer. Entonces, eso de alguna manera va mitigando los potenciales conflictos.
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