Término del Nafta es el riesgo más grande para el comercio del mundo en 2018
Mañana comienza en Montreal la sexta y penúltima ronda de negociaciones del tratado de libre comercio entre México, Canadá y EEUU. Las demandas de la administración de Donald Trump son las que han entrampado el diálogo con sus otros dos socios, quienes sospechan que su verdadera intención es retirarse el pacto.
El destino al que conduzcan las negociaciones del Tratado de Libre Comercio de América del Norte es totalmente incierto. A la penúltima ronda, que comienza mañana martes en Montreal y se extiende hasta el domingo 29 de enero, los representantes de Canadá, México y EEUU llegan con importantes desacuerdos, manteniendo en vilo no sólo a sus protagonistas, sino que a todo el resto del mundo que espera ver hasta dónde puede llegar el proteccionismo de Donald Trump.
Después de todo, la renegociación del Nafta (siglas en inglés del tratado), fue impulsada por los estadounidenses, los mismos que han puesto no una, sino varias piedras de tope para llegar a consenso. De esta manera, canadienses y mexicanos ya trabajan en planes de contención en caso de que se enfrenten a un descalabro de las negociaciones, escenario que tiene un 50% de posibilidades de concretarse, según Robert Zoellik, ex representante comercial de EEUU.
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En Ottawa dudan de que EEUU flexibilice sus posiciones de cara a las dos últimas rondas de negociaciones y, por el contrario, piensan que en cualquier momento Trump puede anunciar su intención de retirar al país del acuerdo, como una medida de presión para la última parte del diálogo. En tanto en México, la semana pasada volvieron a advertir que se levantarán de la mesa si EEUU hace un anuncio de esa naturaleza.
Lejos de calmar los ánimos, desde la Casa Blanca el viernes advirtieron que están perdiendo la paciencia con la resistencia a sus propuestas. Dos funcionarios señalaron a Bloomberg que la amenaza de salirse del acuerdo comercial, que ha hecho Trump en reiteradas ocasiones, esta vez iba en serio. Además, reclamaron la por la intransigencia de los canadienses y las condiciones laborales de México, que según ellos mantiene los salarios artificialmente bajos.
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Negociaciones fallidas
"Desde un primer momento las demandas de EEUU han dado a entender a las demás partes que no están interesados en llegar a un acuerdo y que quieren forzar a los otros países a que se salgan de las negociaciones", señala a Pulso, Juan Carlos Hidalgo, analista de Cato Institute que ha estado siguiendo de cerca la discusión del tratado que entró en vigencia en 1994.
Son varios los cambios pretendidos por los estadounidenses, que incomodan a su contraparte. Una de ellos es la "cláusula de caducidad" de cinco años del acuerdo, que enfrenta una firme oposición dado que acabaría con algunos de los propósitos fundamentales de este tipo de acuerdos: dar certidumbre en las relaciones comerciales, incentivando la inversión.
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La "regla de origen" para la industria automotriz también genera controversias. Actualmente, se exige que el 62,5% de las partes de un auto sean de origen norteamericano, pero EEUU pretende subir ese porcentaje hasta 85% y que el 50% de ese total provenga de su territorio.
Adicionalmente, quieren limitar la participación de mexicanos y canadienses en licitaciones gubernamentales, a un nivel incluso inferior al de otros países que mantienen tratados de libre comercio con EEUU.
Estos principales desencuentros dan cuenta del ánimo con el conduce las negociaciones el mayor socio del pacto, lo que a su vez refleja la postura de su presidente. "Trump cree que el comercio es un juego de suma cero, que las exportaciones son buenas y las importaciones son malas y que cualquier relación comercial donde haya un déficit significa que el país está perdiendo", sostiene Hidalgo.
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Amplias preocupaciones
Pero el enfoque del mandatario no sólo hace frente a críticas internacionales, incluso a nivel interno enfrenta un fuerte lobby en defensa del Nafta. En octubre del año pasado, tras la quinta ronda de negociaciones, la Cámara de Comercio de EEUU organizó una visita al Capitolio con representantes de industrias automotriz, minoristas y del agro, entre otras, para defender el acuerdo.
En la misma línea, Thomas Donohue, presidente de dicha asociación, indicó la semana pasada que sería "un gran error en Washington, como la retirada de Nafta, socavaría nuestro crecimiento".
El panorama luce especialmente difícil para México si se concreta el término, donde se perdería casi 1 millón de puestos de trabajo de baja calificación, en comparación con poco más de 250.000 en Estados Unidos y 125.000 en Canadá, según ImpactECON, consultora económica con sede en Colorado. En tanto, con tres cuartas partes de sus exportaciones aterrizando en Estados Unidos, los canadienses también se verían fuertemente afectados.
Pero el asunto no acaba ahí. La salida del acuerdo confirmaría el proteccionismo de EEUU. "Una vez acabado Nafta probablemente los ojos de la administración Trump se vuelquen hacia China, aumentando el riesgo de una guerra comercial que no sólo los afectaría a ellos sino para todo el mundo", precisa el analista de Cato Institute.
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