Lily Pérez: "Voy a estar donde Piñera me necesite"
Dice que no le dolió perder la reelección al Senado, porque "no tengo esa cosa egótica que tiene gente en la política". Y asegura que "soy Lily Pérez igual, con cargo o sin cargo".
El 11 de marzo, Lily Pérez también estaba en el Salón de Honor del Congreso. A diferencias de los cuatro últimos cambios de mando presidencial, ella no estaba ahí como parlamentaria; esta vez, a Lily Pérez no le tocó jurar ni prometer por un nuevo período, sino solo aplaudir desde el público al nuevo gobierno de Sebastián Piñera.
El 19 de noviembre pasado, la ex senadora salió derrotada en su repostulación por la V Región. Señala que gran parte tuvo que ver con el nuevo sistema electoral, en que ya no iba dentro del pacto de Chile Vamos. Pero, dice también, que está orgullosa de haberse jugado por armar un centro político desde Amplitud, aun con los costos que le trajo.
Con menos pena que la que se imaginó que le provocaría la derrota, Lily Pérez aceptó la invitación de Sebastián Piñera de asistir a la ceremonia de cambio de mando.
Cuatro años concejala, ocho de diputada y ocho de senadora. En total, 20 años dedicados a la política.
Y fui mano derecha del presidente del Senado, vocera de Joaquín Lavín cuando fue candidato, vocera de la Evelyn Matthei cuando todos se fueron de vacaciones y la dejaron botada. Cuando nadie quería poner la cara, porque sabíamos que íbamos a perder... Yo he estado en los momentos en que nadie quería estar. Y me peleé con mucha gente de RN y la UDI por defender al Presidente. Pero hice lo que tenía que hacer.
¿Le dio nostalgia no estar ahí jurando?
Honestamente, no. Siento que es una misión cumplida. Viví este 11 de marzo con mucha emoción. Me vine a las 6 de la mañana desde el norte, desde mi casa en Coquimbo, porque era importante estar en el cambio de mando acompañando al Presidente Piñera, que para mí es lo máximo que él haya ganado tan holgadamente. Fue emocionante encontrarse con tanta gente y ver tantos rostros nuevos, que es una de las cosas por las que me jugué con tanta convicción, como cambiar el sistema por la ley de cuotas que permitió la llegada de tantas mujeres nuevas. Mujeres que me han dado infinitas gracias por este cambio. Estoy orgullosa de haber contribuido a eso, al recambio de rostros y recambio generacional.
Pero le pega el orgullo haber perdido…
Es que yo no tengo el ego grande. Yo no tengo esa cosa egótica que tiene gente en la política. Además, porque yo soy Lily Pérez igual, con cargo o sin cargo. A mí la gente no me distingue porque tengo un cargo, sino que me distingue por mi historia, por mi trayectoria, por historia de vida. Y eso, entonces, no me hace sentir esa pérdida.
¿Cuánto influyó su ruptura con RN en la derrota parlamentaria?
Esta derrota fue producto de mi consecuencia. Si yo hubiera seguido en RN, hubiera sido senadora reelecta sin dudas. Yo tenía los votos para eso. O sea, me dejó fuera el sistema, no mi votación. Pero yo fui consecuente con lo que creía, con lo que pensé que era lo correcto y, por lo tanto, nunca intenté negociar nada. Se dijo mucho que el Presidente Piñera quería que yo fuera en la lista de Chile Vamos, pero la gente de Chile Vamos nunca ofreció que Amplitud fuera integrado en un pacto.
¿Y ustedes hubieran aceptado?
Probablemente. No sé. Pero nunca lo evaluamos, porque nunca estuvo arriba de la mesa esa conversación.
¿Y qué pasa con Amplitud hoy día?
Teníamos que tomar una decisión, porque hay 14 partidos nuevos que estamos en la misma situación al no cumplir con la barrera legal de haber obtenido tres parlamentarios, o el 5% del padrón. Tenemos más del 6% en Valparaíso y Coquimbo. Pero nos falta la tercera contigua, que era Atacama, y ahí no llevamos candidato a diputado. Cometimos un error de no llevar candidatos a diputados. Frente a ese escenario teníamos que tomar una decisión, que era fusionarnos.
¿Qué nos pasó con Ciudadanos? Que no está con Piñera. No apoyaba a Piñera ni en primera ni en segunda vuelta, salvo algunos miembros. Hicimos algo bien grande en política, cambiamos el sistema electoral, sacamos la ley de cuotas para mujeres, la intervención del embarazo en tres causales, todo lo que tiene que ver con acuerdo de vida en pareja, ley de identidad de género... Cumplimos la misión. Fusionarnos con un partido para una cosa instrumental, sentíamos que no tenía más objetivo que subsistir políticamente, y como ninguno de nosotros vive de la política, no queremos un partido para recibir fondos públicos, creemos que cumplimos el objetivo.
Pero Amplitud duró bien poco, entonces.
Instalamos la agenda liberal, aportamos a que Piñera volviera a ganar el gobierno y, en tercer lugar, hicimos algo bien importante: que mucha gente le perdiera el miedo a votar por la derecha. Te dicen "estos gallos han cambiado todos los enclaves que eran como autoritarios". Ya no hay binominal, en el tema de las mujeres son más liberales, hemos abierto camino. De que pagamos costos, los pagamos, lo tengo claro. Que pagué costos, los pagué, pero era lo correcto.
¿Entonces eso significa que ahora Amplitud se disuelve?
Cuando el Servel lo determine. Ahora viene un proceso, pero nosotros no nos mantenemos como partido. La mayoría de nuestros militantes, que son 12.500, van a quedar independientes. Probablemente algunos podrán irse a Evópoli, otros a RN.
¿Y usted podría militar en Evópoli?
He tomado la decisión de quedarme independiente, porque quiero ayudar al próximo que quiera ser candidato después de Piñera, que va a tener que hacer una labor bien fuerte, porque no cualquiera hubiera ganado esta elección. Piñera ganó holgadamente porque era Piñera. Logró sintonizar con el centro político, con gente de la DC, independiente, y logró que los liberales de derecha, como yo, nos alineáramos con él, aunque tuviera una agenda más conservadora. El que venga, tiene que construir un liderazgo que se ubique en el mismo lugar que tiene Piñera.
¿Ve posible a Felipe Kast en eso, o al ministro Alfredo Moreno, que ya suena?
Felipe Kast es un tremendo candidato. Una persona que quiere tener futuro presidencial tiene que ser una persona que logre captar el centro político y Felipe Kast cumple con eso. En el caso de Alfredo Moreno, me encanta esa designación ministerial, porque creo que hay que involucrar a los empresarios en la agenda social. Puede ser Moreno candidato, también Francisco Chahuán. Y después está Manuel José Ossandón, que a pesar de que es conservador, tiene una cosa en la derecha social que también lo hace atractivo a ciertos sectores medios.
Pero no agarra el centro político, como sí lo hace Piñera...
No, pero tiene otras ventajas buenas en términos de que es muy social y tiene una llegada al mundo popular fuerte.
¿Y la idea de usted como candidata presidencial, murió?
Si yo me lo hubiera propuesto, lo hubiera hecho. Había mucha gente que me rodeaba que tenía esa idea. Nunca lo he pensado, honestamente. Mi único anhelo es que a Piñera le fuera bien. Y, de hecho, una de las diferencias que tuvimos al interior de Amplitud con algunos miembros, era que ellos querían que yo me levantara en una primaria con Andrés Velasco, pero yo siempre dije que mi candidato era Piñera.
Pero en la próxima vuelta Piñera no va a estar, ¿se reabre esa idea?
Nunca he tenido ambición presidencial.
¿Cómo quedó su relación con RN y la UDI?
Ellos hicieron un muy buen papel en la presidencial y parlamentaria. Mantengo los buenos amigos que hice en RN, y creo que todos aportamos al éxito de Piñera. Chile Vamos hizo una parte fundamental, pero nosotros también aportamos.
En el gobierno pasado, los partidos de la derecha fueron difíciles con el gobierno de Piñera. ¿Cree que se puede repetir el escenario?
Tengo la impresión de que ellos aprendieron la lección y que ese tironeo permanente con el Presidente no va a volver a ocurrir. Se dieron cuenta de que eso fue lo que impidió un segundo gobierno de derecha.
Bueno, pero cuando comenzaron los nombramientos ya se anduvieron peleando por los cupos.
Claro, pero esas cosas son inherentes al ejercicio del poder en los partidos.
¿Y qué piensa cuando ve que Piñera nombra un gabinete de corte más conservador?
Es cierto, pero no me pasa nada. Siento que si Piñera hubiera estado al justo en la elección, uno entendería que tendría que hacer un equilibro entre muchas sensibilidades. Pero el haber ganado tan holgadamente, hace que realmente él pueda hacer e instalar su gobierno de la manera que quiera. Ahora, no hablamos de un conservadurismo cerrado. Por ejemplo, muchos lo critican por la ley de identidad de género, pero yo que soy una de las autoras de la ley, lo hablé con él antes de presentarla el año 2011.
Ahora, el proyecto va a salir en algún momento, porque hay un asunto de realidad. Pero todos los gobiernos tienen un tironeo, es injusto decir que solamente es un tironeo por Chile Vamos.
¿Y tiene alguna expectativa de que el proyecto de matrimonio igualitario vea la luz?
Creo que al igual que fue el AUC en su momento, es un proceso que va a seguir avanzando y tiene un derrotero natural. Los legisladores tienen que darle una solución al mundo civil y, por lo tanto, el matrimonio igualitario va a ser un paso natural de lo que tenga que pasar. Es obvio y natural que las personas del mismo sexo también puedan tener un matrimonio.
¿Cómo está su relación con Piñera?
Muy bien, como siempre. El Presidente, después del 19 de noviembre, fue uno de los primeros en llamarme para mandarme un abrazo.
Su nombre suena para asumir una embajada. Particularmente, la de Argentina. ¿Está disponible?
Mira, yo al Presidente nunca le he pedido nada, porque siempre dije que mi apoyo al Presidente Piñera es sin condiciones. Si hay algo que no soporto en política, es que se pidan cargos o se hagan exigencias. A mí me importa que al país le vaya bien y a este gobierno le vaya bien. Obviamente, yo voy a estar donde el Presidente me necesite, en el momento que él lo requiera.
¿Cree que un eventual nombramiento suyo en algún cargo generará resquemores, sobre todo en RN?
No me corresponde a mí contestar eso. Eso depende de la voluntad del Presidente.
Ud. tenía buena relación con la Presidenta Bachelet. ¿Cómo ve el fin de su gobierno?
Penoso, no en el sentido peyorativo, pero me dio pena. Creo que el daño que le hizo su hijo fue increíble, destruyó su gobierno. Y lo digo porque, además, siento una solidaridad femenina, porque creo que ella abrió una puerta en la política significativa, que quizá hoy no se aprecia, pero con el correr de los tiempos se va a ver. Creo que ha hecho un aporte. De todas maneras, creo que no fue un buen gobierno y que dejó una herida en Chile. No solamente de carácter económico, sino que generó una división muy fuerte de la clase media, que es el sostén cultural, ideológico y económico. El gobierno cometió tantos errores con sus reformas, que atomizó la clase media y eso produjo un daño superfuerte en Chile.
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