La ruta internacional de Sigdo Koppers

La compañía —presidida por Juan Eduardo Errázuriz— recibió el premio al "Mejor proceso de internacionalización", entregado por U. Adolfo Ibáñez y Qué Pasa. Con el 40% de sus ventas generadas afuera, el empresario asegura que Chile aún goza de una imagen muy positiva en el exterior, aunque advierte que las reformas impulsadas generan dudas.




Argentina está nuevamente en el radar de Juan Eduardo Errázuriz. El presidente ejecutivo de Sigdo Koppers asegura que más allá de quién gane las elecciones presidenciales, el cambio en la política económica es inminente. "Se va a pasar de una política restrictiva a un mercado abierto", sostiene.

Por eso no esconde sus ganas de incrementar su presencia ahí; presencia que hoy está estancada.

Perú, Brasil, Colombia, Francia, Tailandia, China, Sudáfrica y más. Un 40% de las ventas de Sigdo Koppers ya se materializan en el exterior. En la década de los 70 —y tras una experiencia fallida en Colombia— la firma decidió arremeter con fuerza más allá de las fronteras. Diversificar los riesgos y la exposición a los ciclos económicos fue el leitmotiv de tal determinación. En 2011, esta decisión se reafirmó con la compra de la firma de origen belga Magotteaux, un paso que los situó como una empresa de carácter global. Hoy, prácticamente todas sus filiales —SKC, Enaex, Ingeniería y Construcción, SKBergé, Magotteaux— tienen un pie afuera. Y prevén ir por más.

El 22 de octubre pasado, la amplia diversificación de la compañía la hizo merecedora del premio "Mejor Proceso de Internacionalización", entregado por la U. Adolfo Ibáñez y Qué Pasa. En esta entrevista, Juan Eduardo Errázuriz, aborda justamente sus metas y planes fuera de Chile, mientras mira con cautela lo que pasa en el interior. "Chile todavía goza de una imagen muy positiva afuera, (…) pero algunos se preguntan si esto se va a mantener o no con las reformas que están en marcha", advierte.

La conversación transcurre, además, horas después de conocida la acusación por colusión entre CMPC y uno de sus competidores. Está sorprendido por los hechos y cree en el desconocimiento de los directores de la firma. Aunque señala que hay que esperar los resultados de las investigaciones, plantea con énfasis la importancia de reconocer y compensar este tipo de faltas que, a su juicio, causan un grave daño, pero aún siguen siendo excepcionales.

—Un 40% de sus ventas se generan afuera, ¿cuáles son sus metas en ese sentido?

—Queremos llegar a que nuestras ventas en el exterior representen a lo menos un 50%, pero es difícil dimensionar ahora en cuánto tiempo porque las economías están deprimidas en todo el mundo. Me gustaría que se cumpliera mañana, pero va a depender mucho de las oportunidades que estamos estudiando.

—¿Oportunidades en qué?

—El foco de nuestros negocios, tanto en Chile como en el exterior, es ser proveedores líderes de la minería y la industria. Con ese modelo de negocios hemos tenido muy buenos resultados en Perú y también en Brasil. En Colombia, nuestros negocios están siguiendo un ritmo de desarrollo algo más lento, y en Argentina esperamos que repunte a partir del cierre del proceso electoral, ya que las inversiones han estado muy estancadas. También estamos ampliando nuestra presencia en Norteamérica, Europa y Asia.

—¿Le tiene fe a las elecciones en Argentina?

—Pero si Argentina es un país riquísimo, es tan rico que ha logrado soportar políticas públicas pésimas durante doce años, entonces ¿cómo lo soporta?, porque el país tiene una enorme riqueza que le ha permitido sostenerse.

—¿Tiene confianza en Macri?

—La política económica va a cambiar cualquiera sea el presidente, porque el país ya no resiste más. Está quebrado. Y necesariamente se va a tener que pasar de una política restrictiva a un mercado abierto.

—¿Cuáles son sus puntas de lanza en Perú y Brasil?

—Enaex (principal empresa productora de nitrato de amonio y servicios de fragmentación de roca para la minería y obras civiles) y Magotteaux (producción y comercialización de bolas de molienda de alto cromo para la minería). Si miras Magotteaux, hoy tiene 19 plantas en 13 países, estamos terminando la puesta en marcha de la última planta en Tailandia, vamos bastante bien. Brasil es un gran mercado, en la práctica casi un continente. Si uno quiere ser global, no se puede dejar de estar en Brasil. Hoy Brasil es por lejos el país que más inversión chilena tiene, más de US$ 28.000 millones.

—¿Dónde están las oportunidades?

—Tenemos una cercanía muy grande con empresas brasileñas. Estamos trabajando en Chile con una de ellas, en el sistema interconectado del SING con el SIC, y en Brasil también estamos viendo proyectos muy interesantes, que creemos que dentro de poco podremos anunciar.

—¿Y en Perú?

—En Perú está pasando lo mismo que hoy ocurre con la economía chilena. Está bastante más decaído, pero vemos ciertas oportunidades y estamos avanzando, por ejemplo, con Ingeniería y Construcción. Nuestro interés es también aumentar la penetración de Magotteaux.

—¿Y se puede tener más presencia cuando vemos que la minería está debilitada?

—Magotteaux es uno de los líderes en fabricación y producción de bolas de alto cromo y forjadas, un insumo requerido por las mineras. Las mineras continúan produciendo, son las nuevas inversiones en ese sector las que están postergadas.

—¿Se netea entonces, porque tampoco se puede crecer?

—Sí, podemos crecer en ese mercado, porque con Magotteaux tenemos una presencia muy baja en Perú.

—Este año anunciaron que el proyecto Nitratos del Perú con el grupo Brescia no va, ¿en qué quedó esa alianza?

—Desgraciadamente esa alianza estaba basada en ese proyecto puntual, por lo que solamente quedó una muy buena relación de amistad. Se terminó la sociedad. Al no materializarse ese proyecto, no había espacio para seguir juntos en esa área.

—Se señaló que no avanzaría porque no había gas, ¿eso no se pudo prever antes?

—Gas hay, lo que ocurre es que existe una regulación compleja, con precios diferenciados. Luchamos para que hubiese precios adecuados y fracasamos. Para nuestro proyecto el precio era muy alto, lo que lo hacía inviable.

—¿Ha sido el principal revés que han tenido en el último tiempo?

—Yo no lo considero un revés, evidentemente cuando analizamos inversiones hay que destinarles tiempo y dinero para su desarrollo. Si no lo hacemos, las posibilidades de crecimiento disminuyen y nos estancaríamos.

"Queremos llegar a que nuestras ventas en el exterior representen a lo menos un 50%, pero es difícil dimensionar ahora en cuánto tiempo porque las economías están deprimidas en todo el mundo"

—El rubro automotor también ha estado alicaído, ¿tienen planes en esa área o ya es un negocio maduro?

—En algunos países está más lento, pero estamos creciendo fuerte en Colombia, donde acabamos de cerrar la distribución de Peugeot, y posiblemente sumaremos dos o tres marcas más. Estamos a punto de hacer otras cosas en Perú. En Argentina, podríamos crecer también.

—Del plan de inversiones de US$ 500 millones anunciado entre 2013 y 2015, ¿cuánto ya se ha ejecutado?

—Hemos invertido bastante. Compramos Britanite (explosivos) en Brasil, que representa una inversión de US$ 150 millones, y hace unos meses cerramos la compra de Davey Bickford (fabricante y detonador de explosivos) en Francia, por alrededor de US$ 120 millones. Adicionalmente, en Chile estamos invirtiendo en Puerto Ventanas unos US$ 50 millones, con lo que sumamos US$ 330 millones en un año y medio. Para los otros US$ 180 millones, estamos haciendo los análisis. Nosotros no hemos detenido ninguna de nuestras actividades. Ahora, si comienzan a concretarse inversiones mineras, tendremos que adelantarnos para dar servicio a nuestros clientes, pero tenemos que estar seguros…

—¿Y se tiene esa seguridad?

—Hay problemas. El primero, el precio del cobre. Hay más oferta que demanda y eso va a depender de qué pasa con China e India, y lo otro son problemas internos. Dependiendo del precio del cobre, tenemos que lograr una mayor productividad de las inversiones y eso va ligado al tema de la energía y el agua. Dentro de la matriz de costos del cobre es muy importante la energía y el agua, si pudiésemos reducirlo a la mitad, que creo que se puede, habría muchas minas más rentables. En eso creo que es importante unir los sistemas eléctricos peruano y chileno. En el Consejo Empresarial Chile-Perú hemos avanzado bastante, incluso hay un decreto en Perú.

—¿Por qué no se avanza más rápidamente?

—Cuesta entender eso. Se le dieron facultades extraordinarias al gobierno peruano para avanzar en el tema de la factibilidad de interconexión, tenían plazo hasta el 30 de septiembre para firmar el decreto y no se firmó. No sé qué pasó. Era una facultad extraordinaria que el Congreso daba al Ejecutivo para permitir al país exportar energía.

—¿Y la energía nuclear?

—El tema energético es vital. En Chile, por ejemplo, ni siquiera hacemos los estudios para ver si sería factible la energía nuclear. Por último, hagamos los estudios, que se demoran cuatro o cinco años, y terminados éstos, veamos si se puede avanzar en ese ámbito o no.

—¿Y usted está a favor?

—Sí. El problema de la planta nuclear es dónde botar los residuos, eso no está bien resuelto todavía, pero no hacer los estudios…

—¿Por qué el gobierno no se involucra en ese tema?

—No puedo entender por qué ningún gobierno lo ha hecho.

"El tema energético es vital. En Chile, por ejemplo, ni siquiera hacemos los estudios para ver si sería factible la energía nuclear. Por último, hagamos los estudios, que se demoran cuatro o cinco años, y terminados éstos, veamos si se puede avanzar en ese ámbito o no"

—¿Hoy están invirtiendo en Chile?

—En Chile estamos, en este momento, básicamente con crecimiento orgánico. Estamos invirtiendo muy fuerte en Puerto Ventanas, ampliando el sitio tres, nuevas bodegas, y estamos viendo otros puertos graneleros. Con Enaex estamos con una nueva planta de emulsiones. No hemos parado de invertir, para darles el mejor servicio que podamos a las mineras y a precios competitivos. Además, invertimos bastante en tecnología y desarrollo.

—¿Cómo nos miran desde afuera?

—Hacen muchas preguntas referentes a las reformas en general. Chile todavía goza de una imagen muy positiva afuera, de un país eficiente, confiable, con Estado de derecho claro, donde se puede invertir, pero algunos ya se preguntan si esto se va a mantener con las reformas que están en marcha.

—¿Se va a mantener?

—Tengo temor que suceda lo mismo que con la reforma tributaria. Hubo especialistas de todos los sectores políticos que recomendaban modificar la ley en tramitación, y las autoridades no escucharon, no dialogaron. Y resulta que ahora hay que modificarla. Mi temor es que nos suceda lo mismo con las otras reformas que hoy se discuten, metiéndonos en un embudo que no favorece a nadie.

"Esto nos salpica a todos"

—¿Cómo se maneja un empresario en este clima?

—Hay que hacer las cosas bien, por ejemplo, preocuparnos de nuestros costos, ser muy rigurosos en los gobiernos corporativos, preocuparnos del medioambiente y del impacto en la comunidad.

—¿Cómo toma entonces la acusación de colusión conocida ayer (jueves) de la CMPC?

—Esto apareció hace diez horas, por lo que poder hablar con propiedad no es fácil. Ciertamente es un golpe, una situación grave y muy lamentable, que afecta las confianzas, en momentos en que todos trabajamos por su recuperación. Rescato, eso sí, que la institucionalidad funcione y que la CMPC haya sido capaz de autodenunciarse, con todos los costos que ello significa. Creo que la empresa actuó bien. Detectó el tema quizás tarde, pero lo hizo y desvinculó a los ejecutivos que tenían alguna relación con el caso. Ahora, claramente, esto no es bueno que suceda porque nos salpica a todos.

"(Lo de CMPC) ciertamente es un golpe, una situación grave y muy lamentable, que afecta las confianzas, en momentos en que todos trabajamos por su recuperación. Rescato, eso sí, que la institucionalidad funcione y que la CMPC haya sido capaz de autodenunciarse"

—En 2015, los tres principales empresarios de Chile han estado involucrados en actuaciones cuestionables, ¿cuál es el análisis que hace respecto a eso?

—Ha sido un año especialmente duro y complejo, no sólo para los empresarios. Lo vemos también en el ámbito político y social. Los cuestionamientos se han sucedido uno tras otro, en todos los sectores, con graves consecuencias en las confianzas. Vemos que esto tiene un impacto directo en el crecimiento y la inversión.

En todo ámbito, las responsabilidades personales tienen que ser debidamente asumidas. No se puede desconocer la gravedad de los hechos ocurridos con algunas empresas en Chile, que además minan la confianza de las personas en los empresarios. Sin embargo, también hay una dosis mediática de tratar de inflar estos temas para sacar un cierto provecho político. No podemos dejar de pensar que hay algo de eso. Mediáticamente los empresarios hoy día somos acusados de corruptos, lo cual no es así.

—¿Quién quiere sacar provecho si los casos son reales?

—Los casos son reales, pero algunos sectores buscan sacar provecho político para reforzar sus ideas. Uno analiza cómo partió esto, todos los juicios manejados por televisión en forma pública, durante 24 horas. Creo que hay un manejo que antes no se hacía.

—¿Es bueno políticamente pegarles a los empresarios?

—Parece que sí, a algunos les encanta. Uno analiza todas las declaraciones de ciertos personajes, políticos y autoridades, y le pegan permanentemente al empresariado, no es una cosa esporádica. Sin embargo, eso también es nocivo para el país, porque los empresarios tienen un rol fundamental para crecer y alcanzar el desarrollo.

—Pero cómo responde al hecho de que el empresariado siempre dice que los casos son excepciones…

—Es que creo que es así. Según el Servicio de Impuestos Internos, en Chile hay más de 13.000 grandes empresas, y estamos hablando de casos que podemos contar con una mano. La gran mayoría trabaja duro, se atiene a las leyes y a la ética. Si volvemos a lo de hoy, creo que el directorio de la papelera está tomando las acciones que corresponden.

—Después de diez años…

—Ellos han planteado abiertamente que nunca supieron de los hechos denunciados. Eso es lo que dicen y les creo. Otra cosa es saber por qué fallaron los controles o qué pasó con el gobierno corporativo. Y, obviamente, el tema que viene será cómo compensar el daño.

—Pero, ¿cómo quedan los empresarios y los gremios después de estas "excepciones"?

—Los gremios tienen el deber y la responsabilidad de conocer, condenar y sancionar todas las conductas reprochables de sus socios, así como todas aquellas faltas que se alejan de las buenas prácticas. Del punto de vista reputacional, obviamente, hay un daño para todos.

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