Ana María Gálmez: La maternidad: un doctorado de vida
En medio del ambiente de empoderamiento femenino, la abogada Paula Vial puso la idea en Twitter: que algún medio dedicara toda su edición sólo a columnas de mujeres. En Tendencias lo hicimos y 43 mujeres escribieron para esta edición especial.
Soy parte de ese grupo de mujeres entre 50 y 60 años, que se equilibran entre tres polos demandantes: cuidar a padres mayores, a hijos que se estrenan como padres primerizos y a nietos. La llamada "generación bisagra".
Esta generación tenemos mucho que decir en esta "ola feminista". La voz que dan los años, los embates de la vida, permiten ver con más claridad el bosque detrás de estas manifestaciones y que hablan de un fenómeno profundo, donde hay reivindicaciones legítimas y urgentes, pero donde también campean las etiquetas e ideologías.
Quiero detenerme en un punto. No resisto más, que políticos (as) y otros líderes sociales, nos hablen de que se "nos está imponiendo la maternidad obligada" como lo gritaba Girardi el día que Piñera entregó su agenda mujer; o que me enrostren carteles sobre "el imperio del vientre"…
Como profesional activa, madre de siete hijos, abuela joven de 5 nietos y felizmente casada con un hombre maravilloso desde hace 37 años, puedo confesar que lo que mejor que he hecho en la vida, además de escoger una carrera profesional apasionante, es ser madre.
La maternidad –esa que demoniza la antigua y nueva agenda feminista- en lo personal, aparte de hacerme muy feliz, me ha hecho más productiva y exitosa profesionalmente. Creo que lo primero pasa porque nos atrevimos (lo digo en plural, porque es un tema de a dos) a ser padres jóvenes. Luego, porque sacar adelante a hijos tan diversos nos hizo desarrollar la capacidad de liderar equipos de personas con fortalezas y debilidades. A gestionar nuestro tiempo del modo más racional y profesional posible, tanto en el trabajo como en la casa. A trabajar en equipo con mi marido distribuyendo roles y cargos. Y por último, haber tenido el privilegio de trabajar con jefes y jefas que respetaron y apoyaron mi opción personal de vida.
Hace unos días leí una entrevista a la inglesa Alison Ford, autora de The XX factor, miembro de la Cámara de los Lores e investigadora de la desigualdad de género en el King's College. Aseguraba que muchas profesionales de su generación habían truncado carreras prometedoras por retrasar la maternidad hasta los 40: "Les insisto a mis estudiantes: planificad vuestra carrera y sean madres a los 20; no a los 40 y llegaréis más lejos y más alto". Ella no habla desde la teoría. Fue madre a los 20.
No le llego a Alison ni a los talones, pero como feminista que soy quiero que en esta ola que aboga por causas tan justas como terminar con el acoso, el abuso de poder, las brechas salariales o las injusticias de los planes de salud, dé la pelea también porque se reconozca política y socialmente la importancia de la maternidad. Porque proteger la maternidad nos hace más iguales. Una sociedad que no la apoye, termina por impedir uno de los anhelos de la gran mayoría de las chilenas, como lo demuestran todas las encuestas en este país.
*Periodista y directora de Comunicaciones Opus Dei
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