Cómo es Passalacqua, el mejor hotel del mundo
Se ubica en las orillas del Lago Como, en Italia. Cada uno de sus rincones está inundado por el romanticismo, la delicadeza y la tranquilidad.
En el mundo son muchos los hoteles que parecen sacados de un cuento por su elegancia, hospitalidad y paisajes paradisíacos. Y para quienes están en búsqueda de quedarse en los mejores lugares durante sus viajes, nunca está de más una pequeña orientación.
Por lo mismo, en septiembre pasado salió a la luz un ranking elaborado por The World’s 50 Best Hotels, donde se enumeró a los establecimientos de alojamiento más prestigiosos de todo el planeta. En esa ocasión el que se coronó en el primer lugar fue Passalacqua, un lujoso hotel situado en las orillas del Lago Como, en Italia.
No es un hotel como otros, pues el Passalacqua es una villa del XVIII llena de historia. En la lista de huéspedes que han dormido en sus instalaciones figuran, por ejemplo, Napoleón Bonaparte y Winston Churchill.
Así es Passalacqua, el mejor hotel del mundo
Inicialmente los terrenos del Passalacqua, ubicados en el pueblo de Moltrasio, pertenecieron al Papa Inocencio XI. Según consigna CNN, en el año 1787 fueron adquiridos por el conde Andrea Lucini-Passalacqua, quien le pidió remodelar la mansión al arquitecto milanés Carlo Felice Soave. Poco a poco, se convirtió en un sitio lleno de esplendor.
Uno de sus visitantes habituales era el compositor italiano Vincenzo Bellini, quien sintiéndose inspirado durante su estancia en el hotel, creó en ese sitio su obra La Sonnambula.
Además, era un punto frecuente de reunión de celebraciones o eventos de la aristocracia. “En siglos pasados, las familias nobles italianas se trasladaban de una casa de la ciudad a una villa de campo durante toda la larga temporada de verano, con amigos, ayudantes y familiares”, detalla el sitio web del hotel.
En 2018 fue adquirido en una subasta por la familia De Santis. Sin embargo, estuvo un par de años en proceso de restauración y en 2022 volvió a abrir nuevamente. Hoy es Valentina De Santis quien está al mando de que el hotel vuelva a ser ese lugar mágico que fue en sus inicios.
El Passalacqua posee una vista privilegiada hacia el Lago Como, reconocido en Europa por su belleza y encanto. Se compone de 2,8 hectáreas donde hay terrazas, jardines que deslumbran por su intenso color verde, fuentes de agua y una piscina.
La estancia se divide en tres zonas. La primera es Palacio, que posee 8 habitaciones y que se caracteriza por ser un refugio romántico para los que buscan privacidad. En segundo lugar está la Villa, situado en “el corazón del Passalacqua” pues está entre los jardines y el Lago Como. Tiene 12 habitaciones. Por último está la Casa al Lago, zona con la vista más privilegiada de todo el establecimiento y que cuenta con habitaciones de distinto tamaño.
Cada uno de sus rincones está inundado por el romanticismo, la delicadeza y la tranquilidad. En sus paredes abundan distintos mármoles, candelabros, espejos, cortinas de seda y objetos muy antiguos de Italia, comprados en subastas por la familia De Santis. La parte baja del hotel, además, está pensada en “los ocios y placeres de la vida despierta” para sus huéspedes: posee un bar, una cocina, una biblioteca y dos comedores.
En el Passalacqua la comida tampoco puede quedar en segundo plano. En su sitio web relatan que buscan honrar lo que es la cultura gastronómica italiana, por lo que intentan que las preparaciones sean tal como si sus huéspedes estuvieran en la casa de un buen amigo.
Según detallan desde The World’s 50 Best Hotels, la gastronomía se distingue por ser “sencilla y relajada”. Se permite que los huéspedes entren a la cocina cada vez que quieran, ya sea para tomar un café, comer un bocadillo o conversar con el chef.
“Los platos honestos y sencillos aprovechan al máximo los ingredientes locales de temporada y se pueden comer en cualquier lugar de la propiedad”, explican.
Para De Santis, el Passalacqua es “una experiencia única que evoca otros tiempos” y al entrar se experimenta “en un mundo diferente del que no se quiere salir”.
Eso sí, ser testigo del esplendor y romanticismo del hotel italiano implica un costo que no es bajo. La estadía en una habitación más económica, sin vista al Lago Como, tiene un valor que parte en los 1.300 euros por noche. En tanto, las suites con las mejores vistas tienen un costo mínimo de 5.000 euros.
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