El Niño: qué son las ondas Kelvin detectadas por la Nasa en el océano Pacífico
Se trata de un factor que incide en la aparición de este fenómeno, el cual se caracteriza por desatar cambios extremos en el clima. Estos son los detalles.
Durante los últimos meses, los especialistas dedicados al estudio del clima y el medioambiente han advertido que podría formarse un nuevo fenómeno El Niño en el Océano Pacífico Ecuatorial.
Junto con ello, la Nasa alertó recientemente que los datos del satélite estadounidense europeo, Sentinel-6 Michael Freilich, arrojaron signos de una mayor presencia de ondas Kelvin.
Este último factor es considerado como una señal que incide en la aparición de este fenómeno, por lo que su detección se ha convertido en uno de los factores esenciales para los pronósticos y la prevención.
Qué son las ondas Kelvin y cómo se relacionan con el Niño
Primero que todo, es necesario recordar que El Niño se caracteriza porque genera un aumento de la temperatura en el Pacífico ecuatoriano. Si bien, no se sabe con exactitud cada cuánto tiempo surge y cuál es su origen, usualmente se ve cada 3 o 7 años aproximadamente.
La última vez que pasó por Chile fue en 2016 y trajo consigo sequías, inundaciones e incendios forestales, entre otras consecuencias, las cuales hacen que los especialistas se preocupen por una eventual nueva aparición.
Es aquí cuando entran las ondas Kelvin, las cuales son medidas junto con aristas como la velocidad de los vientos alisios y las temperaturas de las aguas —tanto en las profundidades como en la superficie— , para así evaluar la posibilidad de que llegue El Niño.
Según informaciones de expertos reunidas por la BBC, las olas que se ven en el mar se producen debido a la presión que genera la atmósfera sobre el agua. Cuando esta aumenta, el agua de la superficie se comprime y se expande, un movimiento que hace que aparezcan las olas.
Mientras transcurre ese proceso, las cálidas de la superficie se mezclan con las frías que están en las profundidades, lo que genera las corrientes marinas.
Las ondas Kelvin funcionan bajo el mismo principio, pero se caracterizan porque tienen entre 5 y 10 centímetros de altura en la superficie y cientos de kilómetros de ancho, mientras que transitan de oeste a este, según el JPL de la Nasa.
Asimismo, cuando aparecen en el ecuador llevan el agua cálida, lo que se tiende a relacionar con niveles más altos del mar, desde el Pacífico occidental hasta el oriental, hacia la costa oeste de América del Sur.
Tales factores —a grandes rasgos— hacen que sean asociadas con El Niño, ya que tal como se mencionaba anteriormente, este se diferencia por presentar temperaturas más altas que el promedio en el Pacífico Ecuatoriano.
Cómo afecta al clima y qué tan intenso podría ser el fenómeno
El investigador de la Nasa, Josh Willis, explicó al citado medio que cuando hay mayor calor en las aguas, estas se evaporan más, lo que desata mayores precipitaciones y episodios climáticos extremos, como se ha visto en los años anteriores que ha aparecido El Niño.
“Las ondas Kelvin son algo que usualmente vemos como un precursor”, aseguró, “ha habido varios eventos El Niño en los últimos años (1996-1997, 2015-2016) y en todos se han visto antes de que ocurrieran”.
Respecto a la posibilidad de que este fenómeno aparezca en 2023, declaró desde su visión como especialista que “es mucho más factible que lo tengamos este año a que no lo tengamos”.
En este sentido, añadió: “Pero si es uno grande o pequeño, es algo que tendremos que esperar para saberlo”.
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