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El sello de Tendencias


Inmigrantes. Ese era el título de portada; y en la imagen, el rostro del ejecutivo Takeshi Uekawa, presidente y gerente general de Sony para Chile y Bolivia. Era 2011 y Tendencias dedicaba sus páginas a retratar un fenómeno que comenzaba a echar raíces. En un extenso reportaje, realizado por Noelia Zunino y José Miguel Jaque, se explicaba a los chilenos lo que se palpaba en las calles. Que el proceso migratorio había entrado en una segunda fase, nuevas oleadas de extranjeros se asentaban y sus culturas comenzaban a permear nuestra vida. Se había iniciado un camino sin retorno.

No era el único. La primera década del nuevo milenio había traído grandes cambios. Con un ingreso per cápita de casi 11 mil dólares, Chile estaba pronto a convertirse en el primer país sudamericano en entrar a la OCDE. Aunque el subdesarrollo seguía mostrando su faceta más dura en el 80% de la población, la sociedad chilena ya mostraba algunas condiciones propias de las naciones industrializadas. El alzhéimer era (y es) cada vez más frecuente en una población que envejece, con las parejas jóvenes posponiendo el nacimiento del primer y del segundo hijo, y con la mayor alza en la expectativa de vida del continente. La ciencia entregaba respuestas, pero también abría nuevas interrogantes. La tecnología, y el debut de las redes sociales, impactaba en nuestra cotidianidad y en la forma de relacionarnos. Una década en que, por primera vez, el número de niños nacidos fuera del matrimonio superó a los nacidos dentro de él y que, a sólo tres años de la aprobación de la ley de divorcio, las separaciones eran más que las uniones legales.

Muchos de estos acontecimientos ya los habíamos registrado en la sección diaria de Tendencias: la primera con noticias de ciencia y tecnología en un diario de cobertura nacional. Había comenzado casi una década antes (1999) como "Ciencia y Salud" y tuvo a grandes editores, como Patricio De la Paz, Gonzalo Argandoña, Paula Leighton, Noemí Miranda, Marcelo Córdova y Leyla Ramírez. Una sección que formó y tuvo excelentes periodistas especializados, quienes se ganaron la esquiva confianza de la comunidad científica y la de un público fiel que, día a día, nutría su cultura científica con los últimos avances en medicina, astronomía, medioambiente, tecnología, arqueología, paleontología, genética, neurociencia o sicología.

El éxito de la sección diaria de Tendencias nos convenció de que el escenario era el preciso para dar un paso más y publicar un suplemento, inédito en el país, que registrara el pulso de esta sociedad cambiante y entregara a los lectores un análisis más profundo; que usara el periodismo de datos para confirmar y dimensionar los fenómenos sociales; que tomara el conocimiento científico acumulado (incluyo a las ciencias sociales y a las humanidades) y lo vinculara con la cotidianidad de las personas. Que no subestimara la inteligencia de los lectores.

Que le explicara, por ejemplo, cómo funciona el cerebro de un adolescente y el proceso de crecimiento neuronal que lo vuelve así de insoportable; que le relatara lo que, para bien y para mal, significa llamarse Juan González, el nombre más común en Chile, dato al que llegó el periodista Carlos Matías Pérez después de procesar las bases del último padrón electoral. Que mientras Chile pasa a segunda fase en un mundial, le explique las ciencias físicas que actúan tras el fútbol. Que le dijera lo que significa vivir en 40 metros cuadrados y, de paso, entendiera cómo el envejecimiento de la población, el retraso de la edad de matrimonio y más de un millón y medio de chilenos viviendo solos modificaron el uso del espacio público y definieron parte del mercado inmobiliario.

Un suplemento que, bajo la edición de Marialí Bofill, fuera capaz de mitigar la incertidumbre de los chilenos cuando la gripe aviar amenazaba con convertirse en la primera pandemia del siglo XXI, entregándoles información científica de calidad. Que los sorprendiera contándoles que el coeficiente intelectual de los chilenos había crecido en 25 puntos en 30 años, investigación de la periodista Marisol Olivares. Que les advirtiera, en una portada escrita por el periodista Ricardo Acevedo en 2013, sobre el impacto del cambio climático que muy pronto se haría sentir en cada región de Chile.

Esa fue nuestra motivación. Ayudar a los lectores a comprender mejor el mundo, y su mundo. Muchas veces lo logramos, otras nos quedamos en el esfuerzo. Como todo en la vida. Pero estoy segura de que esos cientos de historias que ocuparon las páginas de Tendencias cumplieron su propósito; que la visión y estilo del grupo de periodistas (sumo a Sara Valdés, Sebastián Urbina, Débora Gutiérrez, Jennifer Abate y Gonzalo Argandoña) que comenzó este proyecto forjó un suplemento con identidad propia, con un sello. El sello de Tendencias.

* Periodista. Fundadora y Editora Coordinadora de Tendencias 2008 – 2013.

Directora de BigBang Productora de Contenidos

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