La ruta de arte en Lima
En la capital peruana, antiguos edificios y barrios, hasta hace poco considerados inseguros o de escaso interés turístico, se están transformando en espacios culturales que muestran lo mejor del arte contemporáneo de ese país.
A principios de 2017 la Feria de Arte Contemporáneo de Madrid, ARCO, premió al coleccionista peruano,Eduardo Hochschild y reconoció su labor en la difusión del arte latinoamericano. Casi terminando el año, la Feria de Arte Contemporáneo Untitled en Miami recibió por primera vez a la icónica galería de arte peruana de Livia Benavides y el director artístico de la feria, Omar Lopez-Chahoud, destacó la proyección internacional de Teresa Burga (Iquitos, 1935). Y no hace mucho, la peruana Elena Damiani fue seleccionada para participar en la Exposición Internacional All the World's Futures "Todos los futuros del mundo" en la próxima versión de la Bienal de Venecia, invitada por el reconocido curador nigeriano Okwui Enwezor. Son sólo algunos apuntes de cómo la creación contemporánea del país vecino está siendo reconocida a nivel internacional.
Buena parte de esa vibrante escena se puede conocer en el corazón de Lima, donde existe un circuito de arte que va más allá de la ruta de museos y galerías convencionales y que vale la pena descubrir.
Un espacio monumental
Visitar Casa Fugaz en el antiguo puerto de Monumental Callao es una demostración de cómo el arte puede cambiar el destino de un barrio que hasta hace algunos años estaba sumido en el tráfico de drogas y las rencillas entre pandillas. El que fuera el puerto más importante de Sudamérica conserva aún la imponente fortaleza militar del siglo XVIII, distinguidas plazas, antiguas casas de colores iluminadas por pequeños faroles, estrechas calles adoquinadas y elegantes edificios comerciales del tamaño de una cuadra.
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Casa Fugaz, en el antiguo puerto de monumental callao.[/caption]
La posibilidad de transformación del barrio a través del arte –tal como ocurrió en Soho o Puerto Madero haca años- fue lo que inspiró al colectivo Fugaz a instalarse en 2015 en la abandonada Casa Ronald, un edificio a pocos pasos del mar, construido entre 1900 y 1928 por un empresario inglés que no escatimó en alturas, bóvedas de catedral e ingentes cantidades de mármol.
Volver a darle vida a este espacio y convertirlo en un gran centro cultural de seis plantas, con galerías de arte (Galería Evolución, Selva invisible, IK projects, 360º, Víctor Delfín y Tokio Galería y T.A.C. Río Janeiro), tiendas de diseño, talleres abiertos de artistas, cafeterías y salas de exposiciones, fue el primer paso del plan de recuperación. Desde entonces el entusiasmo se ha extendido a las casas y plazas adyacentes y ha conseguido atraer nuevos emprendimientos al barrio, crear un circuito de arte contemporáneo con una activa agenda de actividades, fiestas al atardecer, visitas guiadas por la zona histórica del puerto y otra más por la ruta de grafitis de exponentes locales (Entes y Pésimo, Deoxer, Luis Sipion) e internacionales.
Para la directora del proyecto Fugaz en El Callao, Sonia Cunliffe, el esfuerzo ha valido la pena. De acuerdo al Ministerio del Interior peruano, la delincuencia en la zona ha disminuido en un 90 por ciento en el último tiempo, las tiendas cumplen con el compromiso de contratar personal de Callao, la Feria de Arte Contemporáneo de Lima, Art Lima, utilizó el edificio como sede satélite de su programa VIP y la revista británica Monocle, el diario El Mundo en España y hace poco el británico The Guardian han destacado lo que está ocurriendo en esa zona. Mientras tanto, los niños del barrio han encontrado en Casa Fugaz una alternativa a la pandilla y la violencia de las calles, cambiándola por talleres de Muay Thai, una técnica de boxeo tailandés, de arte, danza o cuentacuentos.
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El pasillo central de Casa Fugaz.[/caption]
Proyecto Amil, el arte que emerge del subterráneo
A inicios de los ochenta el Centro Comercial Camino Real era el shopping más exclusivo de San Isidro, una de las zonas más caras de la ciudad. Pero la crisis económica y la inseguridad producto del terrorismo lo condenaron al olvido hasta que un día, en el lugar donde por años creció el moho y reinó la oscuridad, el coleccionista de arte y empresario Juan Carlos Verme, junto al actual presidente del Patronato del Museo de Arte de Lima y curador, Joel Yoss, vieron el potencial para crear una nueva plataforma artística que combinase exhibición, estudio y debate, residencias de creadores, talleres gratuitos y un sello de publicaciones de libros de arte.
Proyecto Amil nació a principios de 2015 y su nombre tiene un doble significado, la inversión del nombre de la capital peruana y las ganas de ir a toda máquina, a mil. Verme, su principal gestor, lo define como "un proyecto para el arte no comercial, fuera del circuito mainstream, y un espacio alternativo al discurso institucional de los museos o el de las galerías comerciales".
La actual Galería Amil ocupa casi todo el subterráneo de lo que fue el centro comercial, y se accede bajando unas estrechas escaleras mecánicas en desuso hasta llegar a salas enormes, blancas y muy minimalistas que acogen las exhibiciones de los artistas invitados. Este verano están previstas las muestras de la artista alemana Esther Kläs (Mainz, 1981) y un laboratorio colaborativo dirigido por los artistas Martín Gustavsson y Rodrigo Gómez Olivos, en el que "recurrirán a la Escuela de Pintura Cuzqueña como punto de partida para reflexionar y debatir sobre las formas en que el colonialismo impacta la producción de arte contemporáneo y cómo lidiar con este legado en el presente."
Se suman pequeñas salas con muestras individuales instaladas en las tiendas en desuso y obras rotativas de artistas contemporáneos basados tanto dentro como fuera de Perú.
Donde el tamaño y el lugar no importan
Barranco es uno de los destinos más frecuentado por los turistas en Lima, un barrio bohemio con muchos bares, restaurantes, mercados y galerías. Las más conocidas conviven con importantes museos: Galería 80 metros cuadrados, Galería Lucía del Puente, Museo de Arte Contemporáneo (MACO), Museo del Osma, Museo de Fotografía Mario Testino, entre otros. Sin embargo, desde hace algunos años comenzaron a surgir otros espacios menos convencionales que apuestan por creadores emergentes, como la Galería Wu, que comenzó en 1990 como sello de libros de arte, sumó más tarde un taller de impresiones y se ha convertido en un lugar de exhibición especializado en descubrir jóvenes talentos.
Frances Wu dirige la pequeña pero muy cuidada galería desde sus orígenes, en lo que antes era el garaje de una casa en la señorial Avenida Grau. Frente a un paseo y a pocos metros de importantes estudios de abogados, oficinas de arquitectos, hoteles boutique y las mejores tiendas de artesanía de la zona. Desde allí ha ampliado sus actividades sumando un programa internacional de intercambio entre galerías de Latinoamérica, además de una exhibición permanente de grabados de edición propia y otros talleres gráficos, incluyendo la venta de diversas publicaciones propias y de sus artistas.
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La zona de barranco.[/caption]
Durante 2017, Wu volvió a tener como invitado -16 años después- al artista chileno Arturo Duclos (1959) con una serie de telas pintadas, para finalizar el año exhibiendo proyectos asociados a los nuevos medios tecnológicos, unas proyecciones cinéticas de Álvaro Icaza (Lima, 1982), Verónica Luyo (Lima, 1978) y Andrea D'Amario (París, 1987). El comienzo de 2018 apunta a la producción local netamente, con Alberto Casari (Lima, 1955), creador del Proyecto PPPP (Productos Peruanos Para Pensar) y la exposición "Contextualizando formas" de artistas limeños de la generación del 90.
Unas cuadras más allá, en un pequeño y florido parque junto a la iglesia San Francisco de Barranco, los jóvenes Juan Luis Balarezo y Alejandra Monteverde (ambos ex integrantes de Galería 80 metros cuadrados) abrieron Crisis Galería, en un pequeño local en los bajos de un edificio de viviendas familiares, donde se da un ambiente de relajo e informalidad poco usual en este tipo de espacios. Su primera exhibición, en abril del año pasado, le pidió a cinco artistas que explorasen la crisis, como punto de partida y como crónica personal. Tras eso vino una sobre el fenómeno del Niño, otra sobre el exceso de información actual entre otras. Son muestras breves en espacio y tiempo, donde se puede conocer a artistas emergentes que los coleccionistas y críticos no dejan pasar.
Un poco más restringido en su acceso pero no menos relevante en su apuesta es el Hotel B, en el centro neurálgico de Barranco, rodeado de galerías y estudios de artistas y a pocos pasos del Puente de los suspiros, una mansión de 1914 estilo Belle Epoque que sirvió de refugio veraniego para presidentes y la alta burguesía a comienzos del siglo pasado. En 2013 fue recuperado exquisitamente por escultores de la Academia de Bellas Artes y un séquito de carpinteros, bajo la supervisión de un maestro italiano, gracias al auspicio de un grupo de empresarios entre los cuales se encuentra la icónica galerista Lucía de la Puente.
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El elegante Hotel B.[/caption]
Es esa una de las razones por las cuales el Hotel B alberga una colección de arte única y está conectado directamente a la Galería Lucía de la Puente, "donde los huéspedes pueden disfrutar de presentaciones privadas y un vínculo estrecho con la escena del arte emergente de Lima". Tomar un pisco sour en el bar con una pintura de José Tola de fondo, leer los cuentos de Julio Ramón Ribeyro en el recibidor del segundo piso bajo la escultura de Aldo Chaparro y despertar con una pintura de Fernando de Szyszlo, uno de los más destacados artistas de vanguardia de Perú y una figura clave en el desarrollo del arte abstracto, es otra manera de convivir y conocer Perú.
Lucía del Puente cerrará este verano su vecina galería de arte tras 22 años de funcionamiento para fusionar ambas propiedades y su colección con la del Hotel B. "La galería dejará de operar como tal, pero se mantendrá una sala —dentro del hotel— en la que se realizarán eventualmente exposiciones, charlas y diversas actividades vinculadas al arte, aunque ya no estarán totalmente abiertas al público" comentó la galerista hace algunas semanas en entrevista para el diario El Comercio.
Escenarios diferentes y propuestas alternativas para una producción artística que no para de cosechar éxitos.
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