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"Me pregunto si será el último atardecer que veré": Diario de vida revela las últimas horas del joven misionero abatido por tribu indígena

"Dios, ¿Es esta isla la última fortaleza de Satán, en donde nadie ha escuchado o ha tenido la oportunidad de escuchar tu nombre?". Antes de adentrarse por última vez en la isla para encontrarse con los sentineleses, John Chau dejó 13 páginas en donde relata su primer encuentro con la última tribu preneolítica que queda en el planeta.


"Tengo miedo. Al mirar el atardecer, es hermoso - estoy llorando un poco... me pregunto si será el último atardecer que veré".

Tras escribir eso, el estadounidense de 27 años, John Allen Chau, regresaría nuevamente a la isla para intentar contactarse con la tribu más antigua de la Tierra.

Si bien acercarse a la Isla Sentinel del Norte - perteneciente a la India y ubicada en el área donde la Bahí­a de Bengala se encuentra con el Mar de Adaman - está prohibido por ley, al igual que el contacto con la tribu, esto no fue impedimento para que Chau ideara un plan para llegar de manera clandestina al lugar y así cumplir su objetivo:  Evangelizar a los habitantes al cristianismo. 

La prohibición para acercarse a los sentineleses no es al azar: Se han mantenido aislados históricamente - actualmente es la única tribu preneolítica del planeta - y han mostrado un rechazo a todo lo externo a su isla. Además, carecen de inmunización para enfrentarse a las enfermedades del mundo moderno, por lo que cualquier contagio podría matarlos y acabar con la pequeña población existente.

Chau, los sentineleses y su misión de evangelizar

Su primer encuentro con los nativos no fue muy positivo: Éstos lo atacaron con flechas, por lo que tuvo que regresar a su bote desde donde remó hasta la pequeña embarcación que había contratado para que lo acercaran lo más posible a la isla.

"Dios, ¿Es esta isla la última fortaleza de Satán, en donde nadie ha escuchado o ha tenido la oportunidad de escuchar tu nombre?" escribió en su diario, el cual fue facilitado por la madre del joven al Washington Post.

Las últimas 13 páginas de su diario, escritas a mano, las dejó con los pescadores que lo acercaron a la isla para que las entregara a su madre si algo le ocurría. Decidido a volver y a convertir a los nativos al cristianismo, Chau retornó a la isla.

La siguiente vez que fue avistado por los pescadores desde la embarcación, los sentineleses estaban enterrando el cuerpo sin vida del joven en la arena.

Además de revelar su extraña obsesión con evangelizar a los sentineleses, Chau también relató su primer encuentro con la tribu y su plan para llegar a la isla. Según narra en sus escritos, estaba muy al tanto de que ingresar a la isla y acercarse a la tribu estaba prohibido por las autoridades de la India.

"El mismo Dios nos escondió de la Guardia Costera y de muchas patrullas", escribió relatando su viaje.

Tras llegar por primera vez a la isla, Chau explica en su diario que intentó acercarse a la tribu ofreciendo regalos como pescado, tijeras y alfileres de gancho mientras cantaba "canciones de alabanza".

Al final de su diario, se cuestiona si debería o no abandonar su misión o volver a la isla y afrontar las consecuencias.

"Creo que sería más útil vivo... pero para ti, Dios, te doy toda la gloria de lo que pase", agregó. 

Actualmente las autoridades de la India en conjunto con Estados Unidos están estudiando la zona para ver si es posible recuperar el cuerpo.

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