Por qué la flor de Pascua podría ser dañina para los gatos
La Poinsettia, mejor conocida como flor de Pascua, es una planta que se usa para decorar en época navideña. No obstante, si un gato ha estado expuesto a ella, podría presentar varios problemas de salud.
Al pensar en cómo darle un toque único a algunos rincones del hogar, probablemente una de las respuestas más frecuentes es añadir plantas de diferentes especies y tamaños. Las razones para hacerlo pueden ser muchas: aportan vitalidad, ayudan a purificar el aire y brindan color donde sea que estén.
Sin embargo, cuando también tienes gatos como compañeros de vida, algunas de esas plantas aparentemente inofensivas podrían atentar contra la salud de tu peludo. Incluso si has optado por dejarla en un lugar donde no esté a su alcance, igualmente supondrá un riesgo, dado que los felinos son curiosos por naturaleza e intentarán llegar a ellas en algún momento.
Entre esas plantas figura la Poinsettia, mejor conocida como flor de Pascua. Se trata de una especie nativa de México que en nuestro país se comercializa en las tiendas de jardinería y se cultiva como planta de interior. Debido a que sus colores rojo intenso y verde oscuro coinciden con los de la Navidad, es emblemática de esta época del año y por lo general se adquiere para adornar por esa celebración.
También se le llama con otros nombres, como flor de Nochebuena o corona del inca.
Pero, ¿qué es lo que tiene esta planta que afecta a los mininos? ¿Cuáles son los síntomas que podrían presentar si la han ingerido o han estado cerca de ella?
Por qué la flor de Pascua es dañina para los gatos
Genoveva Godoy, médica veterinaria (@mundogatos), asegura que la flor de Pascua en general es tóxica para los felinos. Sin embargo, lo que puede desatar más problemas es su savia, sustancia líquida de color blanquecino que está en el interior del tallo y hoja de la planta.
La intensidad de la intoxicación puede variar si es que el gato solo tuvo contacto con la planta o directamente la ingirió, después de haberla mordido. De acuerdo a la especialista, algunos de los efectos que podrían presentarse son irritación en la piel, problemas en la vista, decaimiento, salivación en exceso, vómitos, diarrea y malestar general.
“Básicamente, compromete toda la salud del gato”, dice Godoy.
En el caso de que se tenga la mínima sospecha que el gato ha estado expuesto a esta u otras plantas tóxicas, hay algunos pasos a seguir para estar más seguros. De acuerdo a la médica veterinaria, lo primero que se debe hacer es preguntarse “si el gato acostumbra a mordisquear las plantas”. Después de eso, hay que revisarlas y verificar si es que podrían faltarle trozos.
“Hay que dejar súper claro que no es normal que los gatos vomiten o tengan diarrea. Si ocurre, debería preocuparnos”, asegura.
Otro paso a seguir es prestar atención a los cambios de comportamiento, que en ocasiones podrían ser muy sutiles. “Si antes era bueno para comer y de repente se pone inapetente, no quiere recibir los típicos churus, eso es una señal de alerta. También si empieza a orinar fuera de la caja arena o ya no quiere jugar. Todos esos cambios de actitud quieren decir que algo está pasando”, expresa Godoy.
En el caso de que se identifiquen esas señales de manera temprana, lo siguiente es consultar lo antes posible con un médico veterinario para que pueda analizar el estado de salud del minino y evitar que los síntomas se agraven.
“Es importante afrontarlo porque los gatos son muy buenos para ocultar los signos del dolor y que están mal”, destaca la médica veterinaria.
Cómo prevenir
¿Y bastaría solo con situar a la flor de Pascua en un lugar de la vivienda que se vea inaccesible para el gato? Desde la perspectiva de Godoy, esa medida no es suficiente.
“A diferencia del perro, el gato siempre necesita escalar donde está viviendo. Es un riesgo innecesario tener una planta tóxica, teniendo otras alternativas que son seguras. No tiene sentido tenerla escondida“, dice la especialista.
Por lo mismo, enfatiza en que “la consigna para prevenir es definitivamente no tenerla”.
En el caso de que se estén buscando nuevas plantas para el hogar, es recomendable preguntar a algún médico veterinario cuáles se deben evitar a toda costa por ser peligrosas o mortales para los felinos.
“También se debe hacer una revisión entre las que ya se tienen. Una parte de la tenencia responsable es que nosotros, como tutores, seamos capaces de crear un ambiente seguro para nuestros gatos”, sentencia Godoy.
Comenta
Por favor, inicia sesión en La Tercera para acceder a los comentarios.