Margarita García Robayo: “Como clase media latinoamericana somos bastante mezquinos e individualistas”
La escritora colombiana, radicada en Argentina, publica el ensayo El afuera. Una reflexión en torno a la tendencia de las clases medias latinoamericanas a encerrase cada vez más en sus propios espacios y no convivir con el exterior. En charla con Culto aborda ese tema, también la nueva visión de la maternidad en la literatura y cómo ve el gobierno de Milei.
Fue durante una mudanza. En el momento en que limpiaba la casa en que habitaba, para botar los cachureos y cosas que no se llevaría, Margarita García Robayo encontró unos viejos escritos suyos en unas libretas de notas. Eran de la época en que había sido madre de sus 2 hijos. Curiosa, los leyó.
“Me parecía que había algo ahí para seguir observando -cuenta García Robayo a Culto- . Empecé a notar un patrón que en sí mismo me molestaba. Es una narradora que todo el tiempo se está debatiendo internamente con la necesidad de ser civilizada, de querer transitar por el mundo que le tocó, y al mismo quiere encerrarse porque no soporta más el estado en el que está el mundo, desde lo emocional hasta lo hasta lo físico”.
En base a esos apuntes y la tendencia al encierro que García Robayo identificó en otras personas de su círculo, es que la escritora colombiana -radicada en Buenos Aires- comenzó a trabajar en un ensayo llamado El afuera (Anagrama), que llegó hace poco a las librerías chilenas. Un texto donde reflexiona sobre la creciente decisión de la clase media latinoamericana de encerrarse en sus casas debido al deterioro del espacio público, al abandono y a los problemas de seguridad.
“El libro es una especie de mirada muy de cerca de la clase media latinoamericana, que para mi gusto está muy poco observada en nuestra literatura de no ficción y de ficción, porque tendemos a recrear ficciones de la clase media desde el punto de vista de las historias nacionales. Yo hago parte de esa clase media de la que a la que me refiero, somos bastante mezquinos y bastante individualistas pero creo que eso responde también a una circunstancia previa que es un abandono estatal anacrónico. Eso ha justificado el encierro y desconocer que hay un mundo afuera que debe ser transitado, porque de lo contrario si todos lo abandonamos no queda nada”.
También abordas la maternidad, y el hecho de ser mamá y escritora, ¿qué te parece que en la literatura se esté replantando el rol tradicional de la madre?
Creo que en la literatura dejó de romantizarse la experiencia de ser madre. Ese discurso de que ser mamá solo es maravilloso me parece que no va más en muchos sentidos. De hecho, creo que se fue un poco al extremo contrario, ahora como que uno encuentra un montón de textos sobre madres que odian a sus hijos, o que los matan, o que los dejan morir. Pero siento que en esa postura se pierden matices, a mí me encantaría leer algún texto o alguna novela sobre la experiencia de la maternidad y la paternidad desde un punto de vista filosófico, como creo que es algo trascendental definitivamente le cabe una mirada de ese tipo. Yo todavía no encontré algo que me conmueva en ese sentido.
Este ensayo plantea una tensión entre el deseo de proteger a los seres queridos y la necesidad de permitirles explorar el mundo. ¿Cómo equilibrar estos dos impulsos en la crianza?
Yo creo que es una contradicción de la clase media, sobre todo cierta clase media formada y frustrada. Cuando estábamos en pandemia recuerdo todo el tema con las empleadas domésticas en Colombia, en México, que no les permitían ir a los trabajos porque tomaban transporte público, entonces tenían más contacto y los familiares decían necesitamos que vengan, pero van a contagiar. Había una cosa como de miedo al otro que en la pandemia era extremo porque se puso en escena lo que ya desde hace años existía y es como que el otro es el enemigo, aquel que es distinto a mí, el vagabundo, el cartonero, el niñito de la plaza que no tiene mamá y que está pidiendo y juega con tus hijos. Las mamás progres dejamos que jueguen, que se ensucien, no sé qué, pero después tienes una contradicción, ¿hasta qué punto dejo que mi hijo se irradie de eso? Entonces, la reflexión del libro es que yo defiendo que la manera de ser civilizado es mezclándote. O sea, te tienes que mezclar con el mundo que te tocó. Así sea este mundo deteriorado por el abandono, por todo lo que nos pasa en estos países, pero es el mundo que te tocó y te corresponde salir y mezclarte más allá de las circunstancias. Para mí, la gente que se encierra en sus barrios privados, en sus entornos más individuales, siento que son salvajes, eso es barbarie. Para mí, el intento por resguardarse y protegerse es lo contrario de la civilización, que es salir y mezclarse. Yo sigo pensando que lo civilizado es mezclarse, salir y convivir con todo eso que está afuera.
Siendo colombiana, vives en Argentina, ¿cómo has visto tú lo que ha hecho Milei?
No soy tan inocente como para pensar que el problema es sólo Milei. Para mí, él es como de esas criaturas de las películas distópicas, como Godzilla que surge de un pantano podrido. Yo creo que en los últimos años en Latinoamérica, y en Argentina en particular, los gobiernos progres o no progres no han mejorado la situación colectiva, y toda la gente se sintió excluida, abandonada. A mí me impresiona cuando miro artículos que analizan los votantes de Milei porque yo soy una mujer grande y tengo un montón de amigos de mi edad, pasados los 40 que estamos en sectores culturales, y yo no conozco a nadie que haya votado a Milei. ¿Cómo es que ganó? La gente que votó a Milei es gente joven que siempre estuvo excluida del mercado laboral formal, esa gente que hace delivery en moto, gente desahuciada, excluida de los sistemas, y ven en esta criatura surgida de la disconformidad una salida posible. Esta gente viene decepcionada, formada y frustrada, porque no es gente que diga que no tuvieron la oportunidad, es gente que tuvo acceso a una formación, pero después eso no les permitió encontrar un trabajo ni mejorar su calidad de vida. Y el resultado es esta locura que para mí es muy grave. Pero insisto, no conozco a nadie que lo haya votado, entonces pienso ¿cómo? Claro, yo vivo en un sector específico, es difícil que me encuentre con un votante de Milei, pero bueno, es el presidente y cada vez con más aprobación.
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