Antonio Skármeta: las claves literarias de un escritor vitalista
Según los entendidos, la etapa más destacada de la obra del fallecido autor fue la primera donde desarrolló notables libros de cuentos, llenos de vitalidad, agilidad, con influencia de las letras de Estados Unidos. Sin embargo, lo que más se repite es el vínculo que desarrolló entre el mundo literario y el mundo popular y la clase media. Acá revisamos su obra.
Hablar de la obra literaria de Antonio Skármeta, fallecido a los 83 años, es hablar sobre todo de dos etapas. La primera, evidentemente muy literaria, donde destacan sus volúmenes de cuentos El entusiasmo (1967), Desnudo en el tejado de una casa en Barcelona (1969) y su primera novela, Soñé que la nieve ardía (1975). Pero son sobre todo sus cuentos los que marcaron época.
“Skármeta se transforma en un tipo importante para la narrativa chilena, al incorporar cuestiones vinculadas a Hemingway, técnicas narrativas realistas que le dan velocidad al cuento -dice a Culto el poeta y crítico literario, Matías Rivas-. Escribe de temas muy interesantes visto desde un punto de vista más pop, más beatnik. Skármeta significó una renovación de una narrativa que estaba pegada a referentes más existencialistas, con Skármeta pasó algo que eso se sacudió. Toma referentes norteamericanos que le dan una velocidad y una frescura sobre todo al género del cuento”.
Para el escritor Álvaro Bisama, director de la Escuela de Literatura Creativa de la UDP, ese es el período más relevante de Skármeta. “Fue un escritor cuya obra sustantiva fue lo que escribió a finales de los 60 y durante la Unidad Popular. Hablo sobre todo de sus cuentos, que para mí son fundamentales, El ciclista del San Cristóbal o A las arenas. Libros como El entusiasmo, Tiro libre o Desnudo en el tejado son textos interesantes porque, por un lado, hay una adopción del habla de la clase media chilena que ingresa por primera vez con claridad a la literatura, y es una escritura que está atenta a los signos, a los sentidos, al murmullo y al ruido de la época”.
“Su obra es entender lo que sucedía en Chile en esos años, y la obra de Skármeta es una guía importante porque están los códigos culturales, además la opción de la literatura como vida, que habla de la experiencia, de la política. Esto está muy claro en sus cuentos. Ese el Skármeta que está vivo, que escucha rock, que escucha jazz, de joven que está tratando de encontrarse a sí mismo y escuchar su propia voz. Skármeta fue importante. Y el de sus primeros cuentos ese es el que deberíamos seguir leyendo”, agrega Bisama.
Algo similar piensa el escritor Rafael Gumucio: “Fue un gran escritor, que mezcló la literatura con el cine, con el rock, con mucha energía. Sus primeros libros de cuentos son magistrales en el sentido que le dan un nuevo viento, nuevo aire a la escritura chilena”. Y agrega: “Tenía una escritura muy viva, muy joven, con un gran desenfado, con gran amor por sus personajes, lleno de ternura, de gracia. Creo que El ciclista del San Cristóbal o los cuentos de Desnudo en el tejado son realmente lo más joven, vivo y joven que se ha escrito, aunque son relatos que tienen más de 50 años”.
En su segunda etapa, ya a mediados de los 80, Skármeta transfomó su obra. “Ahí pasa a escribir en una onda mas cercana al Best Seller, y le va muy bien. Se transforma en un escritor Best Seller internacional, la La boda del poeta, El baile de la Victoria, y eso de alguna manera modifica su literatura”, dice Matías Rivas. De ahí también es Ardiente Paciencia, o El Cartero de Neruda, posteriormente llevada al cine. “Sus lectores al principio eran más literarios, luego pasaron a ser los lectores que buscan algo más cercano a la entretención”.
Para Zenaida Suárez, académica del Instituto de Literatura de la U. de los Andes, en toda su obra nunca dejó de tocar su temática social, incluso cuando estaba en el exilio. “Era muy metafórico, su siempre estuvo marcada por un simbolismo. El Cartero de Neruda genera una lectura en torno a la pasión que puede sentir alguien que no es experto en la literatura, pero que es capaz de vincularse de manera intuitiva con el arte. Su escritura es muy simbólica, y todos esos símbolos hablan de su preocupación por lo social”.
Gumucio agrega algo similar: “En Ardiente Paciencia está esa mezcla que siempre hizo, entre el mundo popular con la gran literatura. Mezcla la literatura con los pequeños amores, las pequeñas pasiones, toda esa ternura un poco picaresca y el gran homenaje a la literatura chilena”.
La académica Mónica Barrientos, PhD en Hispanic Languages & Literature y académica de la Universidad Autónoma de Chile, comenta a Culto en la misma línea: “Creo que una de sus características más importantes es esa forma de conectar la experiencia humana a través de la escritura. Y sobre todo, su especial llegada al público joven al abordar en sus libros temas como la identidad, la búsqueda de libertad, el poder de la imaginación”.
“En momento difíciles para el país como la dictadura, él publica Cómo estás Constanza, donde hay un realismo social y político, donde no toca directamente el tema del exilio o los toques de queda, por ejemplo. En sus obras refleja varias realidades complejas, donde sus personajes muy jóvenes, a veces casi pre-adolescentes, están marcados por una historia, por la historia política de Chile, sobre todo durante la dictadura”.
Tan trascendente ha sido Skármeta que hasta el presidente Gabriel Boric, un reconocido lector, salió a despedir al escritor. “Gracias maestro por la vida vivida (...) por el compromiso político”, afirmó el mandatario.
El velorio y despedida de Antonio Skármeta se realizará a partir desde las 13.30 de este martes hasta las 17:.30 horas en el Teatro Nacional Chileno, ubicado en Morandé 25, Santiago. A las 16.30 se realizará el acto de despedida en que participarán autoridades y miembros de la comunidad universitaria y del campo cultural.
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