La historia del violinista chileno que tocó con Hans Zimmer en el Vaticano
El 7 de diciembre, el laureado compositor alemán, ganador de dos Premios Oscar, ofreció un concierto en la sede del Papa. De ese evento participó Víctor Manuel Muñoz, un músico nacido en la comuna de Estación Central y quien se encuentra haciendo carrera en Roma hace cuatro años. Acá, el músico chileno cuenta su historia en una de las capitales de la música docta.
Cuando el violinista chileno Víctor Manuel Muñoz Velásquez (39) fue al cine a ver Ángeles y Demonios en 2009 vivió una suerte de epifanía.
Por esos años, el músico nacional se encontraba estudiando su instrumento en un Conservatorio chileno y recuerda el entusiasmo que le produjo ver el Código Da Vinci, la primera cinta de la trilogía de Ron Howard basada en los libros de Dan Brown. Acudió a un cine en Maipú junto a su madre, hoy fallecida, a ver la película protagonizada por Tom Hanks, en una actividad que ambos acostumbraban realizar con frecuencia.
Dos cosas se revelaron para él en ese momento. La primera, su interés por los misterios de las estrechas calles de Roma, en torno a su historia y mitología, y luego, la emotividad de la banda sonora, a cargo del laureado compositor alemán Hans Zimmer. 15 años después, esa manifestación casi religiosa se volvió más tangible.
Muñoz vive hace cuatro años en la capital de Italia, hasta donde llegó para especializarse en su instrumento una vez que se tituló como Interprete de Violín en Chile. Allí ha estado haciendo carrera, participando de varias orquestas, continuando con el interminable estudio del clásico instrumento e impartiendo clases a estudiantes italianos.
En ese periplo, de conocer nuevos músicos e ir haciéndose un espacio entre la multitud de intérpretes locales, llegó a la Orchestra Italiana del Cinema, grupo que nació en el seno de los prestigiosos Estudios de grabación Forum. Dicho espacio, donde han grabado músicos como Quincy Jones, Bruce Springsteen, Morrissey, Red Hot Chili Peppers y Jon Bon Jovi fue fundado a finales de los años 1960 por, entre otros, Ennio Morricone.
En ese grupo de cámara ha participado en bandas sonoras para películas, como Misión Imposible 7, en el estreno en vivo de Gladiador 2 en Roma y en otras producciones de RAI o Mediaset.
Hans Zimmer en el Vaticano
El chileno formó parte de la Orchestra Italiana del Cinema por primera vez en 2022. De ahí en adelante ha sido continuamente parte de ese prestigioso grupo musical de Roma, compuesto por unos 150 músicos. Allí conoció a la primera violín de Morricone, Prisca Amori, quien ahora es una especie de “madrina” para él. De ese grupo de músicos, hay cerca de 40 violines, donde él es el único chileno.
En el marco de ese trabajo, en octubre, justo cuando volvía a Italia de un viaje a Chile que realizó junto a su pareja, recibió una noticia que lo entusiasmó: Hans Zimmer viajaría a Roma para un concierto especial que ofrecería en el Vaticano y requeriría de los servicios de la orquesta en la cual participa. Fue así como lo citaron para ser parte de ese evento, que contó además con el director musical Marco Frisina, con el compositor Darío Vero y con la violonchelista china Tina Guo, candidata a los Premios Grammy.
Por un tema de derechos de autor, la orquesta pasó a llamar Nueva Ópera, pero consistió en tener los mismos músicos de su grupo. “El Vaticano es una institución súper importante en muchos niveles, sociales, políticos y también artísticos. No cualquiera entra a tocar ahí. Las dos veces que me ha tocado tocar ahí es siempre gratificante”, dice el músico nacional.
El concierto, que tuvo un carácter de benéfico, se llevó a cabo durante la tarde del 7 de diciembre en la sala Paolo VI del Vaticano ante unas 8 mil personas. Parte del repertorio incluyó una pieza que a Muñoz trajo remembranzas. Se trata de la Suite de Ángeles y Demonios, la misma película que hace 15 años acudió a ver junto a su madre y que despertó en él un sinnúmero de emociones, ahora la estaba tocando junto a su compositor en el Vaticano.
“La música de películas está hecha a propósito para emocionarte, y en este caso con mayor razón para mí que existe una historia familiar íntima. Todas traen recuerdos, es la magia de las bandas sonoras, ahí descubres la importancia de la música en las imágenes y del espectro sonoro en la vida en general. De todos modos entre mis películas favoritas están las de la saga de Dan Brown”, comenta Muñoz.
El ganador de dos premios Oscar por sus creaciones musicales (Rey León, 1995, y Dune, 2022) incluyó en su set list música de Inception, Pearl Harbor, Gladiador y, como broche de oro, Piratas del Caribe.
Zimmer se plantó en el escenario con un sintetizador donde ofrecía algunos efectos a las composiciones. Siguiendo sus direcciones, en el grupo de los primeros violines -vale decir los que llevan las melodías, se encontraba el músico nacional.
“En el caso del show con Hans Zimmer es interesante porque son músicos que tienen trayectoria. Cuando recién llegué a Roma yo escuchaba a muchos compañeros de trabajo hablar de las producciones que hicieron con Ennio Morricone. Entonces, siempre pienso que me hubiese gustado trabajar con él. Por eso, es importante para mí trabajar con estos músicos para adquirir la experiencia”, remata.
Eso sí, no hubo demasiada interacción posterior entre los músicos y Zimmer. “No es muy bien visto entusiasmarse demasiado con un músico que es muy conocido. Hay quienes lo hacen, pero no es muy bonito. Si me puedo sacar una foto o conversar, lo hago, pero siempre pongo el profesionalismo por delante. Tal vez por eso me ha ido bien acá”, agrega.
“Me pareció una persona súper profesional, súper tranquilo, muy concentrado en lo que tenía que hacer. Dio súper pocas indicaciones”, puntualiza Muñoz sobre el trabajo de Zimmer con la orquesta.
De la Villa Japón al centro de Roma
Muñoz, nacido en la Villa Japón, en la comuna de Estación Central, pasó por dos conservatorios de música chilenos antes de irse a Italia: el de la Universidad Mayor y el de la Universidad Católica.
Emprendió el rumbo interesado en ampliar sus conocimientos musicales y optar por nuevas proyecciones laborales en su instrumento, una idea que ronda por la mayoría de los músicos clásicos que terminan sus estudios en Chile. Luego de descartar otros países como Estados Unidos, España y Bélgica, optó por Italia, interesado, además, por su antiquísima cultura.
“Elegí Italia porque es indudablemente un país súper fuerte en historia y arte, el nivel musical es altísimo, pero lo que considero verdaderamente importante a la hora de elegir donde ir es la calidad de vida que ese lugar te puede brindar. Para mis necesidades, Italia y, sobre todo, Roma en ese sentido es un lugar perfecto”, comenta.
Haciendo todas las gestiones por cuenta propia, lo que, dice, no fue fácil, llegó a Roma donde ha participado de varios grupos de cámara, entre los que destaca la “Orchestra della Cappella Ludovicea”, además de tocar la música del Gladiador al interior del Coliseo Romano y tocar en una audiencia para el Papa Francisco. Actualmente hace clases en dos escuelas de música, trabaja con la Orchestra del Cinema y con su Trío Carnaval (violín, violoncello y piano). Con este grupo, con quien interpreta música de clásicos como Beethoven, Mendelssohn, Schubert, Schumann y Dvorak, dice que le gustaría viajar a tocar a Chile.
En el Conservatorio de Santa Cecilia di Roma, el chileno ha obtenido un master en Violín, otro en música de cámara y se encuentra terminando una tercera especialización en violín barroco y música antigua. En ese conservatorio, comenta, han sido clave las instrucciones de su maestro, Carlo María Parazzoli.
Recuerda que su periodo más difícil fue durante la pandemia, ya que había llegado hace poco tiempo a uno de los países donde más duro pegó el virus. Además, no manejaba totalmente el idioma y su madre había fallecido hace poco.
“Fue muy extraño. Había llegado apenas hace un mes más o menos después de perder a mi madre, entonces era todo muy confuso y nuevo. Estaba en un país desconocido y emocionalmente no estaba muy bien que digamos”, afirma.
A ese punto, agrega: “En lo profesional, había apenas comenzado con las clases del magister en el Conservatorio Statale Santa Cecilia di Roma, por lo que tuvimos que congelar y comenzar a trabajar on-line, cosa me me deprimió todavía más”.
Eso sí, hay un punto de ese tiempo que recuerda con emoción una vez que la pandemia comenzó cuando ceder. “Empezamos a poder salir y tuve la oportunidad de recorrer todo Roma casi completamente solo. Tuve todos los monumentos para mí solo y eso hoy en día es impensado”.
Por último, sobre la posibilidad de volver a Chile deja la puerta abierta, pero no en el corto plazo. “Claro que me gustaría volver, es un futuro que veo perfectamente posible, pero por el momento estoy haciendo muchas cosas importantes acá. Es difícil. Me siento cómodo profesionalmente. Espero lograr generar una conexión profesional con Chile, me gustaría participar en el intercambio cultural entre los dos países, eso sería genial”, remata.
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