El incómodo señor Andrade

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En cada espacio político en el que estuvo el ingeniero, fue un espacio donde quería marcar la diferencia. Buscaba ser distinto al resto. Este estilo, que también rayó en lo arriesgado, le trajo beneficios. Pero, a largo plazo, dicen sus cercanos, lo tiene en el peor momento de su carrera política.

Desde que entró a la política estudiantil el ingeniero civil siempre apostó por él: armó su propio movimiento universitario, se fusionó con un partido pequeño, pero que ganaba elecciones, y creó una fundación justo después de su mayor fracaso electoral. El problema es que ese estilo, dicen cercanos, lo dejó donde está: en prisión preventiva, sin influencia política y con todo su círculo desconociéndolo.


Fueron dieciséis días los que, estando en prisión preventiva en la cárcel de Antofagasta, Daniel Andrade (32) permaneció callado. Mientras sus abogados afinaban su defensa, el exmilitante RD, formalizado por tres delitos de fraude al fisco en el contexto del caso Democracia Viva, se dedicaba a aprender la rutina en la cárcel. Salía poco de su celda, la número 10 del módulo 90, que cuenta con una cama de concreto de una plaza, un colchón anti inflamable, un lavamanos, una taza de baño y unos libros de matemática y lenguaje.

No muy lejos, en otro calabozo del mismo módulo, se encuentra el exseremi Carlos Contreras, quien visó los contratos de Democracia Viva por $426 millones de pesos y con quien Andrade mantiene distancia, luego de que públicamente le adjudicara la responsabilidad de la operación. Esta semana también entró Paz Fuica, concejal RD por Antofagasta.

El silencio se rompió el 31 de diciembre, cuando a las 16.30 la familia de Andrade subió a su perfil de Instagram una carta que redactó el dirigente desde la cárcel. El tono sorprendió a varios círculos en RD, y también en La Moneda. Sobre todo, porque en la misiva el ingeniero se declaraba un “preso político”, y deslizaba una amenaza.

“Esta injusticia -escribió- no quedará acá. La impotencia, la rabia y la traición, serán movilizadoras”.

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Daniel Andrade, siendo formalizado. Desde que entró a prisión preventiva, pasa sus días en la cárcel de Antofagasta.

En la carta también aseguraba haber montado un taller de inglés y de nivelación de lenguaje y matemáticas para el resto de los reos. El 2 de enero pasado, sus abogados levantaron una solicitud para ingresar una pizarra, plumones y borrador. La respuesta fue un portazo de Gendarmería: ya había talleres así en marcha y no necesitaban uno más. Su carta, además, motivó un allanamiento el 4 de enero en su pabellón. Fue así descartaron que él haya mandado la carta desde su celda: no tenía en su poder ningún teléfono móvil.

Las palabras de Andrade se viralizaron rápidamente en grupos de Whatsapp de la tienda frenteamplista, a la que renunció en junio luego de que estalló el caso. Se tomaron, de hecho, con reticencia. Primero, porque no creen que Andrade sea un preso político. Y lo otro que generó recelo fue el tono: autorreferente, y sin un mea culpa claro.

El presidente de RD, Diego Vela, dice que no comparte los dichos de la carta. Y le responde con dureza. “Respecto a sus advertencias, esperamos pueda contribuir con la justicia tal como lo hemos hecho proactivamente desde Revolución Democrática”, afirma.

En el partido, tanto parlamentarios como alcaldes evitan referirse a Andrade. La razón -confiesan- es que todo lo que dice o hace Andrade termina generando ruido en contra del partido.

Entre sus más cercanos en RD, en cambio, la reacción del fundador de Democracia Viva no fue vista como algo raro.

-Cuando leímos la carta, dijimos, ¿nos sorprende? No, porque así es Daniel Andrade. Alguien que quiere siempre ser distinto al resto, resaltar.

Pero otro amigo cercano, que lo conoció desde la UNE, dice otra cosa. Habla de la personalidad del líder estudiantil.

-Yo creo que lo hace por esto: es para decirle a la gente que él sigue vivo.

Daniel Andrade, en sus primeros pasos políticos en la Universidad de Chile. Foto: Facebook.

Las apuestas

Daniel Andrade fue un dirigente que entró tarde a la política. Se saltó, por ejemplo, la Revolución Pingüina del 2006: en esos años, parecía estar más preocupado de sus estudios. Salió de Cuarto Medio el 2009 del colegio particular pagado Patrona Señora de Lourdes, de La Florida. Obtuvo promedio 6,7. Este rendimiento le permitió entrar a Ingeniería Civil Mecánica en la Universidad de Chile.

No fue sino hasta 2011, en segundo año de su carrera, que se hizo conocido en algunos círculos políticos, con la explosión del movimiento estudiantil. Participó en tomas, como la de la Casa Central en la Alameda, que duró siete meses. Andrade explicó su forma de pensar en esos días en una entrevista que le dio a la radio JGM en 2016.Se consideraba anarquista, se encapuchaba y tuvo muchos enfrentamientos con Carabineros, los cuales motivaban aún más su lucha”, recogió el medio universitario de esa conversación.

A pesar de ese ímpetu, a Andrade le faltaba un colectivo al cual pertenecer. Lo encontró al fundar la Unión Nacional Estudiantil, el 2011, junto a un grupo de estudiantes de la Universidad de Chile, Católica, algunos de Valparaíso, del sur y norte de Chile.

-La Jota era un espacio donde dependías de decisiones del partido, además de que ya habían liderazgos más construidos -dice un exmilitante UNE-. En cambio, en la UNE podíamos hacer más cosas por nuestra cuenta.

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Andrade el 2018, durante una manifestación con la UNE, el movimiento que ayudó a fundar. Foto: Facebook.

El primer núcleo político de Andrade en ese movimiento estuvo compuesto por quienes hoy son militantes RD: Valeska Ramírez, jefa de gabinete de la municipalidad de Ñuñoa; Daniela Carvacho, actual Seremi de Educación en la región de los Lagos; y la concejal de Lo Espejo, Javiera López. Todas afirman estar alejadas de él.

Su personalidad abierta y su forma de trabajo metódica le permitieron un rápido ascenso: pasó de la presidencia del Centro de Estudiantes de Ingeniería el 2015 a presidir la FECH el 2017. Fue respaldado por el Autonomismo y su principal figura, el diputado Gabriel Boric.

En este período Andrade desplegó lo que es considerado por sus cercanos como su sello: su desplante y personalidad. Era el momento de mostrarse. La apuesta fue doble: congeló sus estudios para dedicarse por completo a la política.

-Él siempre fue una persona muy performática. Por ejemplo, iba a las marchas con zancos. Siempre quiso ser una persona llamativa para los demás -dice el exmilitante UNE-.

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Daniel Andrade y Gabriel Boric en 2017. Foto: Facebook.

Esa misma persona dice algo más.

-Tiene una actitud imprudente. Es arrojado, y sus ideas dependen de apuestas grandes, sin pensar en las consecuencias que pueden traer.

Esto se vio en algunos episodios de su gestión. Uno de ellos, cuando le pidió explicaciones a la entonces Presidenta Michelle Bachelet por televisión.

“¿Hasta cuándo vamos a seguir esperando que con sus mentiras nos siga mintiendo con que va a dar un derecho a la educación? ¿Hasta cuándo chu… vamos a seguir esperando que siga matando compañeros?”, dijo en entrevista con CNN.

“Fue arrojado: subió el tono que tenían los antiguos presidentes de la FECH”, dice un militante UNE de ese tiempo. Eso sí, Andrade pensó que esto fue un punto a su favor. “Salió puntudo, pero era lo que él quería hacer”, dice otro militante que conoció el episodio.

Pero aún algo le molestaba a Andrade. El desgaste del movimiento estudiantil era evidente, y su figuración fue mucho menor a los dirigentes que ostentaron su mismo cargo, como Camila Vallejo o Gabriel Boric. De hecho, parte de su discurso por esos días alteraba al resto de dirigentes universitarios que eran herederos de esa tradición.

-Él postulaba algo súper rupturista. Decía que el 2011 como movimiento estaba muerto, porque las nuevas generaciones de mechones no habían vivido eso -dice el militante en reserva-. Que la universidad estaba despolitizada y necesitábamos figuras nuevas. Esa idea no cayó bien en movimientos como la izquierda autónoma.

Con esas ideas el dirigente comenzó a marcar un estilo que repetiría en todos los espacios donde estuvo: vocerías e ideas disruptivas que buscaban diferenciarlo del resto. Esa forma de ser pronto le valió una fama de incómodo en la política estudiantil. Pasó cuando terminó su mandato en la FECH. Ahí supo que debía hacer un salto si quería aspirar a seguir creciendo en la política, dicen cercanos. La UNE, afiliada al movimiento Nueva Democracia, obtuvo magros resultados en las elecciones de 2017. Para Andrade, era hora de mirar a otro horizonte. De hacer apuestas y, una vez más, distanciarse del espacio que lo había acogido.

Según un militante de Revolución Democrática que lo conoció de cerca en esos años, Andrade se había dado cuenta de que el joven partido era uno “que ganaba elecciones y lograba cosas”. En 2018, con el impulso del economista Rodrigo Echecopar, jefe de gabinete de Giorgio Jackson, 60 militantes UNE entraron al partido.

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Rodrigo Echecopar y Daniel Andrade, durante una entrevista al diario digital El Desconcierto en la FECH, justo después de la migración de la UNE a RD. Foto: El Desconcierto.

Esta escisión la lideró Andrade. La decisión se tomó a pesar de que RD era un partido que tenía posturas que estaban lejos de las de la UNE, que eran consideradas incluso de extrema izquierda. Esa era la primera apuesta de la nueva cara del líder estudiantil. Pero había más argumentos para hacer esto: muchos militantes de la UNE estaban titulándose de sus carreras. Por ende, si querían seguir en la política debían profesionalizarse. RD, para esas ambiciones, era un espacio perfecto.

La decisión, más que incomodidad, dejó heridos: aquellos militantes que no querían irse a RD pensaban que Andrade sacrificó a la UNE para lograr ese crecimiento.

La segunda apuesta fue encontrar un bando. Y Echecopar halló en Andrade un aliado: el economista, al mando del lote del Tercerismo, estaba a punto de perder la presidencia a manos del grupo de los “Pantalones Largos”, de corte más liberal y cercano a la Concertación. Su candidata era Javiera Parada. A la gestora cultural la acompañaban en su lista nombres como los hoy ediles Emilia Ríos y Tomás Vodanovic

Pero Echecopar y el Tercerismo, además de los UNE, apoyaron a una joven diputada por Antofagasta de raíces comunistas llamada Catalina Pérez, que había sido ungida por el diputado Jackson.

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La lista de Catalina Pérez y Daniel Andrade. Ahí, la diputada y el ingeniero se conocieron. Hacia el final de su período en la directiva, oficializaron su relación amorosa.

Las dos apuestas de Andrade resultaron. Su lista ganó en primera vuelta: fue considerada una victoria apabullante. En menos de un año, el ingeniero ya ostentaba un cargo en la directiva de RD. La gestión de esa lista destacó: en las elecciones del 2021 el partido pasó de tener cero alcaldes a seis.

Después de dos años, Daniel Andrade empezaba a consolidarse en su nuevo partido. Pero le faltaba un paso más. Y tenía que darlo pronto.

El atajo

La presencia de Daniel Andrade en RD empezó a generar anticuerpos desde su entrada, dicen quienes lo conocieron de cerca. Era celebrado por ser metódico y trabajador. Pero su estilo confrontacional causaba ruido en algunos círculos.

El mismo lote UNE que lo apoyó -nombres como Javiera López, Nicole Martínez y Valeska Ramírez-, terminó alejándose de él por decisiones a la hora de nombrar candidaturas. Hoy, comentan trascendidos, las tres son cercanas a Jackson.

En RD Andrade exacerbó su estilo grandilocuente. Se hizo conocido por constantemente llamar por teléfono ofreciendo proyectos.

Le cobraban que tenía ideas muy grandes, pero no las realizaba -dice en reserva un exUNE que lo siguió a RD-. Nos decía que hiciéramos un medio de comunicación desde el Frente Amplio, por ejemplo. Y tal como esa, muchas ideas quedaban en nada”.

El ex UNE mantenía en ese tiempo una relación sentimental con la actual Jefa de Presupuestos de la DIPRES, Javiera Martínez. Pero cuando esa relación terminó, y el período de Pérez como presidenta llegaba a su fin, comenzaron a salir. Pronto, formalizarían su pololeo.

Daniel Andrade
Daniel Andrade y la diputada Catalina Pérez.

Al terminar su período, Andrade se acercó más a la política territorial. Para eso, en 2022 se asentó en Pedro Aguirre Cerda. Ahí estrechó lazos con el alcalde de esa comuna, Luis Astudillo.

El ingeniero decidió postular a la elección de convencionales constituyentes que se celebró en mayo de 2021, por el distrito 13. Se le destinaron $2 millones de pesos desde el partido para su campaña. Según cercanos, el exFECH estaba seguro de que ganaría.

Pero eso no pasó: obtuvo un 1,4% de los votos y terminó 25 de 50 candidatos. Fue un golpe duro, dicen sus conocidos. No sólo porque no pudo recuperar lo invertido en esa campaña, sino que también porque ese resultado frenaba sus sueños electorales. Antes de eso, dicen amigos, incluso se proyectaba como diputado.

-En política, los que triunfan no necesariamente son los mejores. Y Daniel ha visto cómo personas que saben menos que él avanzan en puestos de poder, mientras él observa desde lejos- dice un amigo en reserva-.

Su campaña de constituyente también hizo ruido por su puesta en escena. Apostó por un look juvenil, con camisa abierta. En TikTok subía videos bailando, o simulando que llevaba adentro de un ataúd a “la constitución de Pinochet”. Uno de sus ex camaradas de la UNE dice que, cuando veía estos videos, sentía cierto pudor.

Daniel Andrade, involucrado caso Democracia Viva
Daniel Andrade, en una de las imágenes que usó para su campaña como constituyente.

Andrade terminó su carrera universitaria en 2019. Esto le sirvió para que, en febrero del 2022, pudiera entrar al municipio de Pedro Aguirre Cerda donde debía “crear la política medioambiental de la comuna”. Desde el municipio negaron que esto tuviera relación por su cercanía con Astudillo, sino que se gestó por la experiencia del RD como asesor del tema en la Cámara. Pero, según reveló La Tercera, Andrade nunca fue asesor de ningún diputado.

Luego, vinieron más trabajos, por ejemplo, como asesor a jornada completa en el ministerio de Defensa. Por ese trabajo, Andrade viajó a China y se sacó fotos, las que subió a sus redes sociales. Otro punto más que incomodó en su tienda política.

La idea de Andrade, confidencia un cercano, era sencilla: mientras más se acercaba al mundo público desde lo técnico, más posibilidades tenía de optar a un cargo por nombramiento.

Andrade hizo otra cosa más: creó Democracia Viva, una fundación para impulsar la campaña por el Apruebo para el 4 de septiembre de 2022. Así, comenzó a invitar a sus cercanos en la exUNE y RD a unirse. Reclutó, por ejemplo, a Doris Pinto, su compañera de lista el 2017 en la FECH.

Pero, según confidencia un militante RD cercano, la fundación tenía otros motivos.

-Había perdido una elección. Que fuera presidente de una fundación le daba una plataforma para mostrarse, hacer cosas, o, sencillamente, aparecer en la prensa- comenta.

En paralelo, a los meses de tener andando Democracia Viva, Andrade recibió el llamado del seremi de Vivienda Carlos Contreras, quien antes había trabajado como jefe de gabinete de Catalina Pérez. Había una posibilidad de que su fundación pudiera ganar fondos destinados a mejorar la calidad de vida en los campamentos de Antofagasta.

Ahí comenzó el camino que, además de incomodar incluso en La Moneda, lo tiene solo, con su relación con Catalina Pérez quebrada, sin partido, expulsado del mundo político donde quiso hacerse un nombre y, además, en prisión preventiva.

Andrade, dicen en su entorno, entiende que su vida política ha terminado. De hecho, si no es condenado sus planes son seguir trabajando en algo ligado a la ingeniería.

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Daniel Andrade, asumiendo su cargo como presidente de la FECH en 2017.

Este paso en falso, dicen quienes lo conocen, es una muestra más del estilo arrojado del joven que bailaba en zancos en las marchas: apostar alto, rápido, sin pensar demasiado en las consecuencias.

-Daniel tiene esa ambición, pero no se toma el tiempo de hacer las cosas. En cambio, abarca demasiado, y ojalá muy rápido -dice un militante RD-.

Lo que más lamenta uno de los militantes UNE, es que esa actitud de Andrade, esta vez, arrastró a gente que confió en él.

-La soberbia lo nubló. No midió los riesgos de los convenios. Y terminó afectando a amigos de él, que no tenían idea de lo que él estaba haciendo.

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