Paulina Vodanovic: “No podemos mirar en menos este resultado, hay que revisarlo y nos tiene que doler”
La presidenta del Partido Socialista (PS) y -ahora- senadora advierte que las derrotas del sector no pueden volverse una constante. Es partidaria de que el 7-M debe significar un “cambio en la acción política” y que los partidos de gobierno deben salir de “divagaciones que no son efectivas”. En su reflexión, aborda la idea de armar una federación de partidos del Socialismo Democrático e insiste en hacer revisiones al programa de gobierno.
Tras los primeros análisis internos de los resultados electorales del 7-M, una de las primeras tareas que se autoimpuso la presidenta del Partido Socialista (PS), Paulina Vodanovic, fue comenzar a trabajar con los consejeros constituyentes de la colectividad. Este lunes, de hecho, sostendrá una primera reunión con los representantes en el órgano.
La tienda de calle París 873, pese a la debacle electoral oficialista, obtuvo seis escaños: el mayor número entre los partidos de gobierno.
La desventaja del sector ante la arremetida del Partido Republicano, dice, no es excusa para terminar en diciembre con un nuevo proceso fallido. “Es responsabilidad de todos que terminemos con una nueva Constitución”, afirma.
¿Cuál es el análisis del PS?
Como partido los analizamos inmediatamente el lunes, en reunión de mesa. También el viernes en comisión política. Tuvimos posibilidad de hacer un análisis con el Presidente de la República en el cónclave. Hay un análisis interno, como también a nivel de gobierno, y creo que todos coincidimos en que la autocrítica debe llevarnos también a un cambio en la acción política y, sobre todo, en solucionar los problemas de la ciudadanía, mucho más que estar en divagaciones políticas que no son efectivas.
En ciertos sectores del oficialismo, particularmente en el Frente Amplio, se ha dicho que esta derrota es circunstancial, ¿coincide en que puede ser un mal resultado reversible? Los más “autoflagelantes” le han dado tintes de una nueva derrota histórica.
No podemos mirar en menos este resultado, hay que revisarlo y nos tiene que doler. Esta herida no debe ser tapada sin haber sido sanada. El gran error del 4 de septiembre fue seguir adelante como si no hubiera pasado nada. Y no es porque queramos volver a la discusión entre autoflagelantes y autocomplacientes, sino más bien porque hay que aprender de la historia, hay que aprender de los hechos inmediatos de nuestro país y tomar lecciones a partir de estas dos situaciones electorales que responden a un momento político, que tiene causas y orígenes, de los que debemos hacernos cargo de ellos para poder revertirlo.
A la luz de los resultados, ¿no fue un error tras la derrota en el plebiscito haber insistido en “reabrir” el proceso constitucional?
Todos pueden resultar generales después de la guerra. Lo que debemos valorar es que nuestro país, en medio de una crisis como la del 18 de octubre, fue capaz de llegar a un acuerdo y darle un cauce jurídico e institucional a una revuelta social. Sin embargo, que luego ese proceso nos llevara a no tener una nueva Constitución fue un problema.
¿Pero ni un pie atrás con respecto a haber empujado el último acuerdo constitucional?
¿Pero cuál era la alternativa? ¿Haber esperado hasta cuándo?
Algunos -en privado- planteaban que la movilización social es cíclica y que el momento constitucional ya estaba agotado.
Pero un nuevo ciclo puede ser en 10, 15 años más. Y por mientras, íbamos a seguir con esta herida abierta de tener una nueva Constitución. El Presidente Boric fue valiente, porque convocó a un acuerdo a sabiendas de que no era el mejor momento. Y muchos por debajo de la mesa decían que no había que hacer elecciones, que era mejor que (los consejeros) se designaran (...). El Presidente optó por un proceso participativo y cuando uno cree en la democracia, cree en la democracia para ganar y para perder. Entonces, es fácil y es una tentación permanente mirar el pasado con los ojos del presente.
¿Qué análisis les transmitió a ustedes el Presidente Gabriel Boric?
El Presidente tiene una claridad enorme, mucho mayor que nosotros, y una visión de futuro importante. Se dedicó a escuchar bastante. Y la crítica que yo hice (y hago) es a los partidos políticos del gobierno. No todos han tenido la claridad de lo que significa ser un partido de gobierno y eso hace que muchas veces se privilegien los intereses particulares. (Boric) partió hablando de cuando enfrentó la primera vuelta, y luego la segunda, que le entregó el triunfo. Hay un análisis político ahí muy interesante.
¿En torno a esta supuesta derrota “circunstancial”?
Es que yo no sé si esto es circunstancial. Las elecciones son la foto de un momento, pero el problema es cuando esa foto se torna repetitiva. Por ejemplo, se habla de que tenemos sequía hace 15 años en Chile. Y no, no es que haya sequía hace 15 años, el clima cambió y ya nos tenemos que hacer la idea de que este es un país que tiene una crisis hídrica.
El tema es cómo revertirlo a tiempo...
En la política es lo mismo. En el fondo, nuestra misión es que esto no se vuelva una constante. Cómo revertimos los malos resultados para el sector y que, efectivamente, sean algo circunstancial.
¿Eso es parte de lo que pidió el Presidente Boric?
Nos pidió trabajar. Pero no es solo lo electoral. La preocupación del Presidente va mucho más allá de lo electoral y de lo coyuntural. Él está pensando en el largo plazo, más allá de su gobierno.
¿Funciona el modelo de alianza que se plantearon como oficialismo en la anterior cita en Cerro Castillo?
La alianza de gobierno hoy día es un nombre. Es la “fórmula” para nombrarnos todos juntos. Ahora, no funciona como alianza. Las alianzas, por definición, requieren concesiones, acuerdos, algún tipo de trabajo conjunto. Es un buen propósito, es algo deseable, pero es algo donde hemos fallado.
Y en este rebaraje de las coaliciones del cual ya se habla, ¿cuál es el domicilio político del PS?
La primera conversación es en base a qué nos vamos a unir (...). Por más de 30 años se habló de constituir una federación entre los distintos partidos que adscribimos a la Internacional Socialista (PS, PPD y PR). Ahí ya hay un germen de unidad. Hay que abrir esa conversación con los liberales también.
¿No se “queda” el PS, entonces, con Apruebo Dignidad, en el pacto conformado en Unidad para Chile?
Es que no es quedarse o no quedarse. En lo inmediato, las dos coaliciones siguen existiendo tal como estaban, pero es necesario reforzar ese trabajo que ha sido poco óptimo. Entonces, la conversación no es quedarse o salirse, sino es cómo construimos la unidad (de la alianza) tan necesaria para los proyectos de futuro.
¿Cómo se recompone la relación con el PPD? Sus aliados históricos compitieron en un pacto distinto.
Las relaciones políticas y personales gozan de buena salud entre todos los miembros del Socialismo Democrático, y yo te diría que también con Apruebo Dignidad, más allá que tengo pendiente una conversación con Natalia (Piergentili). Después de dos jornadas electorales en las que nos mantenemos en un porcentaje que es mucho menor de lo que sabemos que es nuestro electorado, tenemos que tomar conciencia de que ya no hay más tiempo para seguir en disputa entre los distintos partidos.
¿Y eso es una “lección aprendida” en el PPD y el PR para los próximos desafíos electorales?
Creo que hablaría mucho más como un hecho político, por sobre -incluso- hacer un “acto” como alianza de gobierno, invitar a la DC como fuerza política a enfrentar las elecciones municipales y de gobernadores. Ese es el desafío: la máxima unidad de la DC al PC para las próximas elecciones. Esa máxima unidad, que era necesaria ayer para afrontar la nueva Constitución, lo va a ser mañana para enfrentar la municipal.
¿Es partidaria de sumar a la DC al gobierno?
Esa es una decisión política primero del Presidente, que los tendría que invitar. Y en segundo lugar de la DC, que lo tendría que aceptar. Yo no tendría ningún problema en que así fuera.
Con miras al proceso que se inicia, ¿la carga de que sea uno exitoso está puesta en el Partido Republicano?
Ellos tienen una enorme responsabilidad atendida a la cantidad de consejeros que van a tener, pero todos somos responsables de ello. El Partido Republicano tiene 23 consejeros, bueno, hay otros 28 consejeros más. Por lo tanto, es responsabilidad de todos que terminemos con una nueva Constitución.
¿Pero no cree que en esta pasada José Antonio Kast y su partido se juegan, entre otras cosas, la credibilidad para cimentar un camino a una futura o nueva campaña presidencial?
Los republicanos tienen la oportunidad de demostrar que tienen madurez política como para poder seguir siendo un actor importante en los próximos años, que pueden ser relevantes en la política chilena y que no van a ser “flor de un día”, como lo fue la Lista del Pueblo o el Partido de la Gente.
A mediados de marzo, y tras el rechazo a la reforma tributaria, usted planteó hacer una “revisión crítica” del programa de gobierno. Con una oposición más “envalentonada” con los resultados del 7-M, ¿sigue vigente esa idea?
Todos adherimos al programa de gobierno cuando apoyamos al Presidente Boric. Entonces, cuando hablamos de hacer la revisión crítica, nunca ha sido para no cumplir el programa, sino para ver cómo se prioriza, cómo lo enfocamos y cómo enfrentamos en unidad los desafíos del día a día. El programa de gobierno para mí es una guía, es algo que tenemos que cumplir en la medida o en la forma en que vayamos priorizando (...). Lo que quiero decir es que el programa no es algo sacrosanto.
No está escrito en piedra, como se dice.
Yo viajo mucho por el país, hablo con personas en todos los lugares de Chile (...). Ninguna de todas esas personas a lo largo de Chile, ni tampoco los académicos o los rectores de universidades, nadie nunca me ha mostrado andar con el programa adentro del bolsillo y tenerlo subrayado, con todo el respeto que me merece el programa de gobierno. La gente, la ciudadanía, está preocupada de sus dolores, de lo que les afecta. ¿El país votó por el programa? ¿O votó por el Presidente Boric porque él representaba la esperanza de cambios y de una forma de ver el país distinta? Yo creo que la ciudadanía creyó en el Presidente, todos creemos en él. Y eso que él representa es el espíritu, mucho más que el programa. Ahora, yo estoy por respetar el programa, por cumplirlo, nunca he desconocido el programa. Pero me parece que lo importante va más allá del programa, va a la esencia del gobierno. ¿Y cuál es la esencia de este gobierno? Cumplirle a la ciudadanía, cumplir con Chile, cumplir lo que comprometimos en su momento y que comprometió el Presidente Boric. Como partidos de gobierno tenemos ser coadyuvantes de esa labor.
¿Ve mayor dogmatismo respecto del programa en otras colectividades, como el Partido Comunista (PC), por ejemplo?
No me gusta referirme a un partido en particular ni entrar en polémica, pero sí creo que, sobre todo a la luz de los resultados que hemos obtenido electoralmente, todo debe ser permanentemente revisado y puesto en perspectiva. No veo que seamos más o menos leales con el gobierno, o con el Presidente Boric por querer darles prioridad a unas medidas del programa por sobre otras.
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