Saskia Sassen: “China asciende en el espacio global y Estados Unidos va en decadencia"
Especialista en sociología urbana, la académica de Columbia que definió las ciudades globales analiza los efectos y desafíos que plantea la crisis.
Cuando llegó a Nueva York, la ciudad estaba en crisis. Al menos eso era lo que Saskia Sassen escuchaba a inicios de los años 80. “Nueva York está acabada”, decían ante la masiva migración de servicios y empleos. En ese escenario poco alentador, la socióloga holandesa se interesó en Wall Street y observó que se estaba gestando un cambio: de la crisis surgiría una economía descentralizada, pero conectada globalmente. Nueva York sería su modelo para elaborar el concepto de ciudades globales.
Académica en la Universidad de Columbia y premio Príncipe de Asturias de Ciencias Sociales, Sassen ha seguido la crisis en Nueva York desde Londres, como profesora visitante en la London School of Economics.
Nacida en La Haya en 1947, Saskia Sassen creció en Argentina, estudió en Francia e Italia y se doctoró en Estados Unidos. En 1991 publicó Ciudad global: Nueva York, Londres, Tokio. Profundizó su investigación en libros como La globalización y sus descontentos y Una sociología de la globalización, donde exploró en las desigualdades de la economía global y en las tensiones entre instituciones globales y políticas locales.
Cuando su ensayo Cities in a World Economy alcanza la quinta edición, Saskia Sassen publica ahora Cities at war (Columbia University Press) en conjunto con la académica y analista política Mary Kaldor.
Casada con el sociólogo Richard Sennett, cumple la cuarentena en su departamento en la ciudad que tuvo al primer ministro Boris Johnson grave a causa del coronavirus.
¿El Reino Unido reaccionó tardíamente a la crisis?
Sí. Y esto ha generado comentarios, incluso, a la inglesa, con ironía, como una manifestación abierta de desprecio. En realidad, los ingleses pueden ser bastante directos, un poco como los holandeses. En Nueva York es distinto, están muy apegados a las modalidades del respeto, mientras los ingleses son muy irónicos en sus formas de expresar el respeto.
¿La pandemia afecta a todos igual?
No. Desde algo tan elemental como las viviendas: mucha gente de ingresos modestos tiene apartamentos chiquitos en una ciudad como Londres. Eso puede generar mucho más contagio si hay alguien que tiene los síntomas. Acordémonos que puede llevar días antes de que se manifieste en nosotros el virus, mientras se ha incubado.
¿Hubo otro fenómeno que haya afectado tanto la vida en la ciudad?
En la historias larga de las grandes ciudades pudo haber otras situaciones. Pero no creo que haya muchos casos tan extremos como lo que puede generar este virus invisible que tiene un poder sobre nosotros que no hemos aprendido a entender, mucho menos subyugar.
¿A qué atribuye el nivel de la crisis en Nueva York?
Hay diversas maneras de describir Nueva York. Es una ciudad que no funciona muy bien, que tiene demasiado tráfico, que tiene miles de personas que duermen en las calles en muchos de los barrios. Que tiene élites que se consideran masters of the world, ¡y que mayormente no lo son! Es una ciudad que es difícil de manejar, tiene mafia, sí, mafia, especialmente en el sector de la construcción, un sector que está siempre haciendo algún edificio… Y sí, a mí me gusta esta ciudad.
¿La epidemia modificará nuestra relación con la ciudad?
Sí, pero la gran pregunta es cuánto puede durar la nueva modalidad. ¿Caeremos de vuelta en nuestras viejas prácticas que han sido tan nefastas para nuestro planeta? Aquí lo que nos rescata son las nuevas generaciones que mayormente están mucho más interesadas en proteger a mother nature.
La respuesta más eficaz hasta ahora parece ser la de China. ¿La crisis podría atraer riesgo de autoritarismo sobre las democracias?
Yo veo el caso de China muy distinto, por ejemplo, al de Hungría, o de Trump en Estados Unidos. China se ha comportado como un gobierno bien serio, que ha logrado cambiar las condiciones de vida de una gran mayoría de una manera que no hemos visto, por ejemplo, en Nueva York. Yo respeto mucho cómo el gobierno chino ha manejado varios aspectos críticos, incluso la vivienda, comparado con Estados Unidos... Y sí, mis amigos en Estados Unidos me critican, no están de acuerdo.
A China se la acusa de haber ocultado información…
China es una especie de trauma para Occidente, y por lo menos en el caso de Estados Unidos, me temo que no puede aceptar que China tenga superioridad en algo que también hace Estados Unidos. Es casi criminal para algunos americanos que uno hable de la superioridad de China en algunos sectores económicos. Estados Unidos nunca menciona, si puede evitarlo, que depende de China para muchos productos. China es un gran exportador de una variedad amplia de productos y tecnologías. Estados Unidos va a tener que aceptar que China asciende en el espacio global y Estados Unidos va en decadencia, no en todos los sectores, pero sí en bastantes. Volviendo a tu pregunta: sí, claro que China oculta información, pero Estados Unidos y otros países también lo hacen.
¿Podríamos asomarnos a un futuro de vigilancia digital tipo chino?
Es muy difícil tener toda la información que uno necesitaría para poder establecer quién espía más, Estados Unidos o China. Yo he argumentado que Estados Unidos tiene instrumentos para espiar que son tan significativos como los de China, pero tienen otros objetivos. En Estados Unidos es una gran batalla para las empresas innovadoras evitar que les roben elementos de sus innovaciones. Quizás esto sea en realidad más preocupante que lo que puede robarles China a las empresas de Estados Unidos. Digo esto para hacer hincapié en que hay grandes circuitos entre Occidente y China que no tienen nada que ver con el aspecto de lo político.
¿Cambiará la sociedad capitalista tras la crisis?
La historia misma está cambiando las reglas del juego en nuestras grandes ciudades, en nuestras tierras destruidas por sectores extractivos, etc. Enfrentamos un futuro problemático. Lo que va a rescatar la situación son las nuevas generaciones, donde muchos –¡no todos!- quieren otro mundo, y tienen voz.
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