Schiaretti y el voto de Córdoba: El bastión anti-K que puede definir el balotaje argentino
Sergio Massa buscará rescatar al menos un 30% de los votos en una provincia que prefirió en primera vuelta a Javier Milei antes que a su propio gobernador, Juan Schiaretti, un peronista no kirchnerista.
Cuando de Córdoba se trata, los datos referentes a la elección presidencial en Argentina hablan por sí solos. Salvo en 2013, el kirchnerismo ha perdido todos los comicios, algunos de manera estrepitosa. Y la primera vuelta del 22 de octubre pasado no fue la excepción. Sergio Massa, el ministro de Economía del Presidente Alberto Fernández y representante de Unión por la Patria (UP), quedó cuarto, lejos de su contrincante en el balotaje del 19 de noviembre, el libertario Javier Milei, y del saliente gobernador de Córdoba, Juan Schiaretti.
“En una contienda tan pareja, cada voto es importante, y cada apoyo que el oficialismo recupera achica la posibilidad de Milei, sobre todo por el rol de Schiaretti, que sacó casi siete puntos en la elección nacional. Esto hace de Córdoba una provincia ideal para ir a rescatar votos”, dijo a La Tercera la politóloga y directora de la Escuela de Política y Gobierno de la Universidad Católica de Argentina, María Lourdes Puente.
El peso electoral de la provincia es tal, que Federico Zapata, politólogo cordobés y director de la consultora Escenarios, cree que el resultado del balotaje de 2015, que enfrentó a Mauricio Macri y Daniel Scioli, se “terminó decidiendo en Córdoba”.
La importancia de Córdoba
En la reciente elección, fue el representante de La Libertad Avanza, Javier Milei, quien se quedó con el primer lugar de la provincia (33,54%), pese a que se enfrentaba al actual gobernador, Juan Schiaretti (29,01%), un peronista no kirchnerista que, junto a su movimiento regional, lleva años distanciado del kirchnerismo clásico que representa Massa, al menos en el papel. Tercera apareció Patricia Bullrich, de Juntos por el Cambio (22,62%), y recién cuarto, pero mucho más atrás, llegó Massa, con un escuálido 13,42%.
No se trata de una provincia cualquiera, sino de la segunda con más electores de toda Argentina, solo por detrás de la de Buenos Aires. Mientras esta acumula 10 millones de votos, Córdoba le sigue con 2,3 millones. Santa Fe y la Ciudad Autónoma de Buenos Aires cierran el top 4, con 2 y 1,8 millones, respectivamente. Es por eso que en el pasado ha sido determinante, y lo será otra vez, de cara a la definición de quién entrará como presidente a la Casa Rosada el próximo 10 de diciembre. Y el equipo de Massa lo sabe.
Durante esta semana, la campaña del ministro se volcó hacia la provincia ubicada en el corazón de Argentina, con numerosos actos y anuncios enfocados en los ciudadanos -como uno relacionada con el transporte- y en el sector agropecuario, motor de la economía local.
Otro antecedente, agregó Zapata, es que en la elección del próximo 19 de noviembre, Córdoba es la provincia “que más votos huérfanos tiene con respecto a la de octubre. Básicamente, porque ya no compiten Schiaretti ni Bullrich”.
En opinión del politólogo, se trata de “la provincia más antikirchnerista de la Argentina. Eso tiene un fuerte impacto electoral. En concreto, desde la elección presidencial del 2015 ha funcionado como una suerte de contrapeso a la demografía electoral del conurbano bonaerense, tradicionalmente favorable al kirchnerismo”.
Diferencias peronistas
Cabría pensar que, por afinidad ideológica, los votos de Schiaretti se traspasarían automáticamente a Massa, considerando la matriz peronista que une a ambos. Pero tanto la historia como los dichos del gobernador local demuestran que la ecuación no es tan simple. De hecho, los dardos de Schiaretti han apuntado principalmente al ministro, antes que a Milei.
El 3 de noviembre saltaron las alarmas del comando oficialista, luego de que el gobernador –que será reemplazado por el electo Martín Llaryora, también peronista cordobés, pero con mayores vínculos con el ministro de Economía– escribiera en redes sociales: “Una vez más quiero hacer público mi categórico rechazo al pretendido juicio político a la Corte Suprema que impulsa el gobierno kirchnerista del ministro Sergio Massa”. A través de X, antes Twitter, señaló que “a los #40AñosDeDemocracia, también la fortalecemos con más República, respetando la división de poderes. Si queremos un país normal, empecemos por dejar de lado actitudes feudales que atropellan las instituciones”, cerró.
Días antes de su declaración, el 29 de octubre, se había hecho pública una encuesta realizada en Córdoba por la firma CB Consultora Opinión Pública. En ella, se revelaba que el 71% de los consultados tenía intención de votar a Milei, mientras que el 29% respaldaría a Massa y, según Clarín, el sondeo buscaba dar pistas al gobernador de cómo pensaban actuar sus gobernados.
Es por eso que algunos leyeron el mensaje en redes sociales de Schiaretti como una carta de rechazo a la candidatura de Massa de cara a la segunda vuelta y un posible pase a Milei, y rápidamente el ministro-candidato actuó.
Este lunes, el ministro de Economía llegó a Córdoba a realizar anuncios e intentar convencer al electorado de entregarle su voto, siempre con un discurso que intenta alejarse lo más posible del kirchnerismo.
No requiere demasiados apoyos para lograr un desempeño que sirva a sus fines, explicó María Lourdes Puente, pero en dicha provincia equivale a duplicar su desempeño reciente. “Un buen resultado para Massa sería lograr el 30% que logró Scioli en la segunda vuelta contra (Mauricio) Macri en 2015, donde terminaron muy parejos. Hay que pensar que ya tiene la provincia de Buenos Aires, y el 40% del más importante distrito nacional, que le otorga la victoria de Axel Kicillof”, dijo la experta a este diario.
Coincidió Federico Zapata, quien señaló que si el ministro de Economía “logra obtener una derrota en donde obtenga el 35% frente al 65% de Milei, estaríamos ante la presencia de una gran elección de Massa. Si logra repetir el resultado de Scioli en 2015 (30%-70%), sería un buen resultado. Pero si Massa, en cambio, cae por debajo de esas proporciones, por ejemplo, obteniendo un 25% contra un 75% de Milei, es una mala elección y probablemente lo obligue a ganar la provincia de Buenos Aires con cifras récords si pretende sostener su competitividad”.
En la visita de Massa de esta semana, la que intentó amplificar con numerosas publicaciones en redes sociales y donde sumó a la campaña al exgobernador de Salta, Juan Manuel Urtubey, crítico kirchnerista que hace años intenta formar un peronismo fuera del mundo K, detalló Infobae, el ministro planteó que busca construir un gobierno de unidad e incluso pidió perdón por el mal trato del pasado. La frase explicitó la mala relación de Alberto Fernández y Cristina Kirchner con el actual gobernador Juan Schiaretti, y el fallecido líder peronista cordobés José Manuel de la Sota.
“A lo largo de los últimos años, Córdoba ha peleado por su desarrollo y su crecimiento, muchas veces sintiéndose sola, muchas veces sintiendo que desde el poder central se le dio la espalda, muchas veces sintiendo que no era equitativa la relación entre su aporte y lo que recibía”, aseguró Massa.
La respuesta llegó de manos de Schiaretti. “Vino a Córdoba quien conduce el actual gobierno kirchnerista, que es Sergio Massa. Vino a firmar la tarjeta SUBE como si eso fuera la solución para la repartija de subsidios, que quedan un 75% en el AMBA y un 25% en el interior. Nosotros queremos federalismo todos los días del año, no que vengan a prometernos federalismo cuando faltan pocos días para una elección”, replicó.
Un conflicto con historia
Los cruces entre el peronismo cordobés y el kirchnerismo se pueden rastrear hasta 2008, pero el quiebre final llegó en 2013. En el primer año, la causante fue la resolución 125. Por aquellos días, los altos precios de los commodities (soja, maravilla, maíz y trigo) movieron al gobierno de Cristina Kirchner a captar parte de esos ingresos, lo que inició un largo conflicto con el mundo agropecuario que se extendería por 129 días.
“Hay una matriz cultural en Córdoba, te diría estructural-productiva, una lógica cultural que tiene que ver con que es un pueblo agropecuario muy beneficiado por el boom de los commodities y que el kirchnerismo perjudica fuertemente con las retenciones, así que Córdoba nunca fue kirchnerista”, explicó María Lourdes Puente a La Tercera. “El kirchnerismo emprendió una suerte de demonización de un sector económico que en Córdoba es epidérmico a una parte sustancial de su territorio y su sociología”, aportó Federico Zapata.
Luego llegó 2013, año en que un paro policial afectó a la provincia y desde el gobierno central se negaron a enviar fuerzas de seguridad, hecho que “dejó a la ciudad capital de Córdoba prácticamente abandonada a su suerte, y la sociedad cordobesa rompió completamente la relación con el kirchnerismo como movimiento político nacional”, aseveró Zapata. A estos hechos se refería Massa cuando pedía perdón a inicios de la semana.
De regreso al presente, para el politólogo, “la estrategia de abordaje de la provincia no fue del todo feliz. Massa, en lugar de concentrar su tiempo conversando con la sociedad o hablando de su plataforma de gobierno para la provincia, emprendió una suerte de tour con dirigentes peronistas provinciales, marginales en líneas generales, en el momento en el que el epicentro del cuestionamiento ciudadano hace foco en ‘los políticos’”.
Este viernes, Clarín publicó una nueva proyección de CB Consultora Opinión Pública realizada en Córdoba, y la situación se ve prácticamente igual que a fines de octubre. Según el sondeo, Massa bajó desde el 29,1% pronosticado en la medición previa, al 26,7%, mientras que Milei creció el mismo margen, pasando desde el 70,9% al 73,3%.
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