Sichel: su activo rol en la centroizquierda y universitaria y sus duelos con el gremialismo
En la Escuela de Derecho de la UC dio sus primeros pasos en política. Llegó el 96 con ideas de izquierda y muchas ganas de participar. El 97 sufrió su primera derrota, al postular al Centro de Alumnos junto a Iván Arcos y Jaime Bassa -vicepresidente de la Convención-. En 2000 compitió por dirigir la Feuc, pero el gremialismo volvió a derrotarlo.
Era octubre de 1997, en las calles se percibía el boom económico del gobierno de Eduardo Frei, los chilenos disfrutaban los primeros grandes triunfos de Marcelo “Chino” Ríos en la ATP y en los amplios patios de la Casa Central de la Universidad Católica, en Alameda, se disputaba voto a voto el centro de alumnos de Derecho 1998, como no ocurría desde hace varios años.
A un lado estaban los gremialistas, liderados por Ernesto Silva Méndez (asesor clave en la campaña de Joaquín Lavín), Pedro Pizarro (subsecretario de Previsión Social), y el académico Sebastián Zárate (secretario general de la Asociación Nacional de la Prensa).
La otra lista, de centroizquierda, la encabezaba Iván Arcos (director de Derecho Público en Moraga & Cía.) y lo escoltaban nada menos que el actual vicepresidente de la Convención Constituyente, Jaime Bassa, en la vicepresidencia, y Sebastián Sichel, en la secretaría general que, en ese entonces era Sebastián Iglesias (en 2007 se cambió el apellido por el de su padre biológico, el ingeniero forestal Antonio Sichel).
Sobre aquella campaña, Zárate comenta: “Recuerdo a Sebastián como un líder positivo, que en lugar de enfrentar a sus adversarios de manera hostil, como lo hicieron esa vez varios de sus compañeros de lista, supo atraer estudiantes (votos) con sus ideas y propuestas... Creo que esa característica le ayudó a transitar más fácilmente hoy hacia la centroderecha”.
Rodrigo Arellano, actual concejal de la UDI en Lo Barnechea, quien fue el jefe de campaña de la lista gremialista que triunfó en esa oportunidad, recuerda: “Fue una campaña bien dura y una elección muy disputada, que ganamos por poco, porque al final del día la centroderecha y el gremialismo en Derecho en la Católica es muy potente”.
Junto con reconocer el mérito que una lista de centroizquierda le hiciera la pelea a la derecha, Arellano cuenta que “en ese tiempo Sebastián era un dirigente universitario de izquierda, muy lejos del candidato presidencial moderado que conocemos ahora”.
Pero en octubre de ese año, Sichel no tuvo tiempo para masticar la derrota, ya que por esos días se producía un terremoto de 7,1 grados en la localidad de Punitaqui, el cual afectó a gran parte de la Región de Coquimbo, y el entonces coordinador de trabajos en terreno de la FEUC tenía que organizar las huestes con prontitud para ir en ayuda al Norte Chico.
Esa elección por el centro de alumnos 1998 fue la primera de muchas que vendrían, entre ellas, la de hoy en que Sichel compite, entre los favoritos, para ser el abanderado de Chile Vamos en las próximas presidenciales.
Seis años después, Rodrigo Arellano se volvería a enfrentar a Sichel, al dirigir la campaña de Ernesto Silva a diputado por Las Condes, Vitacura y Lo Barnechea, en 2003. Silva logró doblar junto al RN Cristián Monckeberg, dejando otra vez en el camino a Sichel, el candidato de la Democracia Cristiana, quien obtuvo el 13,69% de los votos.
“Los Pichuloncos”
Sichel había entrado a Derecho en la UC el año anterior (96), siendo mechón junto al actual subsecretario del Interior, Juan Francisco Galli, y la directora de Libertad y Desarrollo, Natalia González, entre otros políticos que brillan hoy en todos los sectores.
Su buen puntaje en la PAA y el haber estudiado en un liceo público (Alexander Fleming de Las Condes) le permitió ganarse la beca Padre Hurtado y realizar sus estudios de manera gratuita. Por ello, en su familia, especialmente en sus abuelos maternos, Guillermo Ramírez y Ana Alvarado -quienes lo criaron- existía preocupación por tanto tiempo dedicado a la actividad social y política y no a los estudios, relata una fuente consultada. Más aún si había optado por vivir solo en una pieza que arrendó en Av. Independencia, sin tener ningún control.
Pero su historia política recién partía y vendrían muchas elecciones más.
Sichel ha contado que cuando llegó a la Católica estaban los del Saint George, los del Grange, los del Verbo Divino… y él se sintió “como gallo en corral ajeno”.
Hoy el exministro de Desarrollo Social recuerda: “Como no tenía mucha cultura política, lo primero que hice fue articular a los becados Padre Hurtado y a los de regiones, y fui su delegado de curso. Luego armé un grupo de rock en la universidad que se llamaba “Los Pichuloncos” (en relación al indio pícaro), a través del cual conoció “el carrete” y amplió su popularidad.
“Tatán, como le decían, era rebelde e incluso contestatario, muy distinto al entorno de la facultad que se movía en un círculo de colegios de elite, además era imponente, era un gallo muy grande y también tuvo su historial de bueno para los combos, que lo distanciaba de su vocación social, pero con el tiempo fue tranquilizando su efervescencia política y transformándose en un actor conciliador entre las partes”, recuerda Patricio Reyes, quien era uno de los líderes de la DC en Derecho por esos años, ya en la recta final de su carrera.
Pero como el propio expresidente de Banco
Estado relata, su puerta de entrada a la política fueron los trabajos voluntarios: “El primer año acudí a los organizados por los gremialistas, pero no me gustaron, luego entré a los trabajos voluntarios UC y, para hacerla corta, terminé coordinándolos durante tres o cuatro años”.
En invierno y en verano, el estudiante se ponía la mochila al hombro y viajaba en bus con decenas de compañeros y compañeras a localidades remotas a construir mediaguas. “Fuimos a Maullín, Fresia, Los Muermos, Punitaqui, Ovalle, Monte Patria...”.
Desde ese lugar fue donde comenzó a ganar reconocimiento y respeto, cuenta, y “por eso me incluyeron en aquella primera elección del centro de alumnos”.
“Siempre tuvo una voluntad social que se veía en los trabajos voluntarios y eso lo ligó con la política y con la DC (partido al que ingresaría a militar en 2003)”, cuenta Reyes, abogado que ha ocupado diversos cargos públicos en la Cuarta Región.
Sichel confirma que por los trabajos de verano e invierno llegó a la DC al salir de la universidad: “La Corporación Justicia y Democracia, que era de don Pato Aylwin, ayudaba a financiar nuestros trabajos voluntarios, entonces, yo iba a golpear la puerta para pedir ayuda, y así conocí a don Pato, a Mariana, a Carlos Bascuñán y al mundo de los Aylwin. De hecho, mi primera pega al salir de la universidad fue coordinar los trabajos voluntarios para la corporación en 17 universidades del país”.
Su primer y único triunfo
En 1998, Sichel, ya con conexiones en la centroizquierda universitaria, volvió a postular al centro de alumnos, esta vez como presidente junto a Jorge Alzamora y Cristóbal Acevedo, pero la historia del año anterior se repetiría. “Perdieron por 30 votos”, recuerda Karlfranz Kohler, quien ganó ese año la presidencia junto a Sergio Vergara.
Sichel recuerda: “A diferencia de la anterior que era un mechón que no conocía nadie, esta vez encabecé una lista potente con una mezcla entre independientes, DC y algunos RN, donde estaba el Beto (Cristóbal) Acevedo y Felipe Heusser (creador de Ciudadano Inteligente y, hoy, en la campaña de Gabriel Boric)”.
Acevedo (quien dos años más tarde dirigió el centro de alumnos) recuerda que nuestra propuesta “era una escuela y una universidad en terreno, en la calle... Nosotros siempre estuvimos vinculados al trabajo social y por eso decidimos presentar esa lista en una facultad donde teníamos la certeza de que le faltaba mucho sentido social y conexión con la realidad, que era lo que representaba el gremialismo, en ese entonces, con una mirada muy de arriba, desconectada del país real”.
Pese al nuevo revés, el hoy candidato a las primarias de Chile Vamos, recuerda que ese mismo año postuló como representante de su facultad al Congreso de Refundación de la FEUC, instancia que redactaría los nuevos estamentos de la federación. “Saqué la primera mayoría en una elección bien importante”, dice con orgullo.
Esa fue la primera y última elección que ganó Sebastián Iglesias (como dice su diploma de abogado) en su formación profesional. Pero también la subida de un escalón político.
El fallido intento por liderar la FEUC
Corría el 2000, el nuevo siglo, el primer año de Ricardo Lagos en La Moneda tras vencer por un estrecho margen a Joaquín Lavín en segunda vuelta, y el ambiente en Derecho y en la UC en general, recuerda una fuente consultada, estaba muy polarizado. Pese a que con el triunfo del laguismo los vientos en el país soplaban hacia la izquierda, el Movimiento Gremial seguía siendo la fuerza política más poderosa en la UC, con líderes como Ernesto Silva (UDI) y Alejandro Silva, quien este año fue candidato a la Convención por Republicanos.
Si bien había fuerzas políticas de izquierda organizadas, como el Frente de Estudiantes de Izquierda (FEI), la dispersión y la imposibilidad de hacer alianzas con el Partido Comunista y el flamante movimiento La SurDa, impedían hacerle “collera” a los gremialistas.
Ante ello, un grupo de dirigentes de oposición, entre ellos Sichel, buscó consolidar a las fuerzas antigremialistas en la universidad a través del movimiento o lista K3, una agrupación básicamente concertacionista que fue vista con muy buenos ojos por políticos falangistas.
Sichel recuerda: “Ese año conformamos una lista de centro que se llamaba K3, que iba desde el mundo liberal de Renovación Nacional, la DC, y sectores más moderados de las juventudes socialistas. Estaba metido Jaime Bassa, Pancho Irarrázaval, quien fue subsecretario de Vivienda, e incluso el Rojo Edwards anduvo rondando por ahí como antigremialista...”.
“Tatán” Sichel -con 23 años- olfateó una inmejorable oportunidad y lideró la lista K3 a la presidencia de la FEUC 2001.
Pero esta vez la caída sería mucho más dura que las anteriores.
El 7 de noviembre de 2000 ganaba la presidencia de la FEUC la lista gremialista liderada por el estudiante de Ingeniería Comercial, Alejandro Arrau, quien en una nota de prensa de la época descartaba que la alta votación que había obtenido hace unas semanas (en las elecciones municipales de ese año) el alcalde electo de Santiago, Joaquín Lavín, y los candidatos de la UDI, haya influido en el 54,1% de los votos que los gremialistas habían logrado en esos comicios universitarios.
La lista k3 de la Concertación obtuvo casi el 40% de los votos, mientras que la lista humanista solo recibió un 5,9%.
“Los hicimos pebre”, afirma el hoy dirigente de Republicanos Rojo Edwards, que iba como vicepresidente en la lista triunfadora. Pese a ser antigremialista, el entonces estudiante de Ingeniería Civil cuenta que fue invitado a ser parte de aquella lista por la buena gestión realizada como presidente de su escuela.
Consultado por qué recuerdos tiene de Sichel en aquellos años, Edwards responde: “En la universidad él tenía un cierto liderazgo, pero nunca lo vi para estar donde está hoy (en la papeleta de las primarias de la centroderecha), me sorprende mucho como ha ido creciendo...”.
Una compañera de k3 -que prefiere no aparecer con su nombre- recuerda que ese año (2000) se instaló en la universidad un debate político en torno a la Ley Orgánica Constitucional de Enseñanza (LOCE), que la derecha defendía por ser el último legado de Augusto Pinochet (fue publicada en el Diario Oficial el 10 de marzo de 1990 y derogada en 2009 por la Ley General de Educación). “Pinochet era muy gravitante entonces y los que éramos anti-Pinochet nos uníamos, porque en el fondo, éramos antigremialistas y entendíamos que la FEUC tenía que ser una organización mucho más relevante a nivel nacional”, como pasaría una década más tarde.
Cristóbal Portales, director ejecutivo del Instituto Desafíos de la Democracia, era otro de los integrantes de K3: “Buscábamos la actualización de las ideas del socialcristianismo, la renovación de sus referentes que ya asomaba como una urgencia ese año y la vuelta a una política de más bototos y menos corbata, como dice hoy Sebastián en su candidatura...”.
Pese a la derrota, continúa Portales, “varios de nosotros seguimos en política trabajando y formando nuevos liderazgos en comunas como San Ramón, por ejemplo, donde conocimos y desarrollamos proyectos junto a líderes sociales como Gustavo Toro (actual alcalde electo). Hoy Sebastián está defendiendo parte de esos ideales en otro espacio político, espero con un énfasis más socialcristiano que liberal... Porque hoy requerimos respuestas más colectivas y comunitarias que individuales a grandes brechas y desafíos que tenemos como sociedad”.
Portales, quien mantiene una amistad con Sichel hasta hoy, resalta su labor política durante esos años en la UC: “Era una persona empática, formadora de nuevos liderazgos, comprometido y apasionado en extremo de causas y de sus ideas, que también sociabilizó su pasión por el rock y el punk en los pasillos de nuestra escuela”.
Sin embargo, otro excamarada, tiene una opinión diferente del rol político estudiantil del exministro: “En aquellos años, Sebastián era un democratacristiano más bien de izquierda dentro de la universidad, muy antigremialista, que perdió como candidato al centro de alumnos de Derecho y como candidato a la presidencia de la FEUC y, que a raíz de su estilo de liderazgo personalista, fue uno de los principales responsables del decaimiento de la centroizquierda en la Católica”.
Su amistad con Macaya y Chadwick
Si bien la mayoría de las amistades de Sichel en su época universitaria son del mundo concertacionista - Jaime Tohá, Acevedo, Portales, Jorge Canals, María Luisa Sotomayor, Felipe Heusser, entre otros-, sus vínculos con compañeros y profesores de derecha han sido claves en su historia política reciente, entre ellos, el diputado Javier Macaya, Andrés Chadwick y el actual vocero de gobierno, Jaime Bellolio.
“Aunque entró un año después que yo, con Javier Macaya fuimos muy amigos en la universidad y, como él dijo en una entrevista hace poco, carreteamos mucho juntos en esa época”, cuenta Sichel.
Fue Macaya, actual presidente de la UDI, uno de los principales partidarios de que su excompañero de banco en la UC participara en las primarias de hoy. “Es un personaje que es bienvenido en esta definición del sector, es positivo que él sea parte del proceso. Me parece curioso que se estén esperando cartas de invitación, pero si son necesarias Chile Vamos las tiene que mandar (…) si el tema es que la carta no se ha mandado, hay que hacerlo cuanto antes”, señaló Macaya en radio Duna el pasado 30 marzo.
A diferencia de Sichel, en la universidad el timonel de la UDI no participó activamente en política, sino hasta que conoció a Andrés Chadwick, quien fue su profesor y su primera conexión con la UDI.
El exministro del Interior de Sebastián Piñera (hoy retirado de la política activa) también ha sido un pilar fundamental de Sichel en su ascendente carrera política en la centroderecha, aunque ninguno de los dos lo pueda reconocer públicamente.
El martes recién pasado, al igual como lo hizo muchas veces en los patios de la universidad, Sichel, parado sobre un banco en una plaza en San Felipe -con bototos, jeans y polar- agradecía a viva voz el apoyo para las primarias de hoy. En su discurso recordó a su abuela materna, señalando que gracias a ella estudió Derecho y se dedicó a la política.
“Ayer murió mi abuela y asistí a su funeral antes de partir al debate presidencial en televisión. Llegué al canal con la guata apretada, porque si bien estaba viejita, ella me crió, me educó y estoy parado hoy aquí hablándoles a ustedes por ella… Ella estudió Derecho varios años, igual que yo, y me inculcó el valor por lo público”.
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