72 horas para abandonar el país: las gestiones de Boric para salir al paso de la expulsión de Maduro de representantes chilenos

Jaime Gazmuri y Nicolás Maduro
Jaime Gazmuri y Nicolás Maduro.

En el gobierno esperaban una reacción airada del gobierno de Nicolás Maduro después de que Chile exigiera transparencia en el resultado de las elecciones del domingo, pero no contaban con la decisión de Venezuela de expulsar a la delegación chilena en Caracas.


La reunión que ayer en la tarde sostuvo el embajador de Chile en Caracas, Jaime Gazmuri, con el viceministro para América Latina de la Cancillería venezolana, Rander Peña, fue una de las más tensas que el socialista ha tenido en el año y tres meses que lleva en el cargo en representación del gobierno del Presidente Gabriel Boric.

La cita era notificar a Gazmuri que la delegación chilena tenía 72 horas para abandonar el país, luego de que el canciller Yvan Gil informó a través de redes sociales la decisión del gobierno de Nicolás Maduro de retirar también a todo el cuerpo diplomático de Argentina, Costa Rica, Perú, Panamá, República Dominicana y Uruguay.

En la conversación con el embajador chileno, tal como confirma una alta fuente de la Cancillería, Peña reconoció la molestia de Venezuela frente a las declaraciones del Presidente Gabriel Boric, que horas antes dijo que Chile no reconocería el triunfo de Maduro en las elecciones del domingo sin evidencias verificables. El representante de la cancillería venezolana le recriminó al embajador chileno que no se esperaba un trato así de Chile y menos de un gobierno de izquierda con pasado allendista.

En la cancillería chilena se esperaban una reacción de molestia de Venezuela frente a los dichos de Boric sobre el resultado de las elecciones, pero no una decisión tan radical como la expulsión del cuerpo diplomático, que en la práctica es una ruptura de relaciones encubierta, cuyas consecuencias aún se están calibrando dado que en Chile quedan 700 mil venezolanos a la deriva.

Tras su llegada a La Moneda Boric había puesto término a cinco años de vacancia de la embajada chilena en Venezuela al designar al exsenador socialista como representante diplomático.

A pesar de eso, ante la arremetida venezolana Gazmuri activaba obligadamente las gestiones para volver al país mientras el Presidente Boric y el canciller Alberto van Klaveren evaluaban las alternativas de reacción desde Emiratos Árabes Unidos, donde estaban de gira y ya eran pasadas las 12 de la noche.

El comité político que encabezó Tohá

En paralelo, en Santiago, la vicepresidenta Carolina Tohá encabezó un comité político en el que estuvo la subsecretaria Gloria de la Fuente y en el que se determinó la vocería que hizo pasadas del 21 horas, en la que calificó la decisión del gobierno de Maduro como “vergonzosa e incomprensible”.

En paralelo, la Cancillería emitió un comunicado que estuvo preparando por cuatro horas, en el que aseguró que “Chile continuará abogando porque los resultados electorales se conozcan y se respeten”.

Al despertar en Dubái, la prioridad del Presidente Boric y el representante de la Cancillería era dejar en claro que Chile no tiene intención de romper relaciones diplomáticas con Venezuela, pero tampoco retrocederá en la exigencia de que se cumplan los estándares de transparencia electoral.

Ahí se decidió la vocería que hizo el Presidente Boric. “La decisión unilateral que ha tomado Venezuela -que aún no ha sido notificada formalmente, pero que con las diatribas que vimos ha sido anunciada- de expulsar a nuestro personal diplomático, quiero decirles que es injustificable”, dijo el Mandatario.

En la misma línea, indicó que la labor de Chile sería ahora “entregar certezas a los miles de chilenos que viven en Venezuela”.

En su alocución el Presidente recalcó que la línea de acción de su gobierno no considera la idea de romper relaciones diplomáticas con ningún país. De hecho, Boric citó los últimos casos en los que esto ocurrió, ambos en 1943: con la Alemania Nazi y con Japón.

“Hay problemas en los que si no hay un involucramiento de las dos partes, sencillamente no se pueden resolver. Yo no puedo hacer, por más voluntad que tenga, que un avión con expulsados administrativos o judiciales aterrice en Venezuela, necesito la colaboración del gobierno para aquello. Por lo tanto, Chile jamás va a ser un país proclive a romper relaciones con nadie”, reiteró sobre la postura del Ejecutivo.

Boric insistió en que su preocupación como Presidente de la República, y como miembro de la comunidad internacional, “es lograr que las elecciones se respeten, que sean transparentes, que sean verificadas, es lo que está exigiendo la comunidad internacional por el bien del pueblo venezolano y también de toda la región de América Latina y por cierto también América del Norte”.

“Tenemos el deber de exigir el respeto a la voluntad que ha expresado ese pueblo en las elecciones que se han llevado a cabo en los últimos días en Venezuela. Y esperemos que a la brevedad se publiquen las actas, y vamos a seguir en esa misma línea con el resto de los países de la región”, cerró.

Se evaluaba llamado a consulta

Antes de la dura decisión del gobierno de Maduro, en el gobierno chileno evaluaban que en caso de comprobarse fraude en las elecciones del domingo la alternativa era llamar a consulta al embajador Gazmuri.

El lunes, Van Klaveren y Boric visitaron la mezquita Sheikh Zayed de Abu Dabi -una de las más importantes- y luego compartieron un cóctel con el resto de la delegación en el lugar en el que se hospedaron: el Hotel Emirates Palace Mandarín Oriental.

Por esas horas, Van Klaveren se cruzó con los cuatro senadores que forman parte de la delegación (Alfonso de Urresti (PS), Yasna Provoste (DC), Carmen Gloria Aravena y Francisco Chahuán (RN), para abordar el manejo de la crisis. Allí hubo consenso de la situación delicada. Chahuán llegó a pedirle personalmente a Van Klaveren que no se devolviera a Santiago con la delegación, sino que se fuera a Estados Unidos para asumir un rol ante la OEA en el marco de la crisis venezolana.

Pero la conversación con senadores ocurrió previo a la publicación de Yvan Gil que obligó a La Moneda y al Presidente a cambiar todos sus planes.

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