Acéfalo, sin quórum y con temor a funas: la crisis del Centro de Estudiantes del Instituto Nacional

Instituto Nacional

La orgánica estudiantil se encuentra acéfala, toda vez que sus antiguos representantes egresaron de cuarto medio y las instancias para elegir a sus sucesores han fallado reiteradamente, incluso sin cumplir los quórums necesarios.


La tradición democrática y de organización estudiantil tiene gran arraigo en el Instituto Nacional”.

En noviembre de 2022 y fruto de que el periodo llegaba a su fin, el Centro de Estudiantes del Instituto Nacional (CEIN) les comunicaba a sus pares que el Tribunal Calificador de Elecciones (Tricel) había fijado las fechas para el proceso que, en teoría, debería haber zanjado a fines del año pasado la nueva mesa directiva y honrar así al potente inicio de reseña que la organización hace de sí misma. En teoría.

El calendario daba cuenta de la presentación de listas interesadas, recolección de firmas, periodo de campaña y fijaba para el 21 y 22 de diciembre la primera vuelta, con los resultados entregándose el 23. Una posible segunda vuelta, en tanto, quedaba programada para el 1 de diciembre.

Sin embargo, antes siquiera de llegar a las elecciones comenzaron los problemas y con ello una inesperada bola de nieve que hoy tiene en crisis al CEIN y que se suma a los numerosos y conocidos problemas entre violencia, baja en matrícula y descenso académico que arrastra el tradicional establecimiento educacional.

A poco de iniciado el proceso algunos estudiantes interesados en las elecciones acusaron vicios electorales. Esto porque, a su juicio, miembros de la directiva vigente estaban beneficiando a algunas candidaturas, lo cual fue negado tajantemente por los acusados. “Como CEIN asumimos total imparcialidad y entregaremos todas las evidencias y antecedentes a las entidades responsables para que puedan resolver de manera competente e imparcial”, señalaron, además de asegurar que “no se tolerarán ataques personales a ninguno de nuestros compañeros con el objetivo de que reciban amenazas, calumnias, injurias o extorsiones por parte de terceras personas”.

Todo lo anterior obligó a que el Tricel decidiera abrir un plebiscito para la continuidad del proceso eleccionario. Así, desde el 5 al 7 de diciembre los estudiantes debían elegir entre la opción de insistir con las votaciones durante 2022, reajustando el calendario electoral o bien, reagendar las elecciones hasta 2023.

Empero, los problemas continuaron, toda vez que ninguno de los llamados -primero a elecciones y luego a enrielar el proceso- logró los mínimos de participación establecidos en los estatutos del CEIN. Tampoco llegó a esos mínimos de quórum el Consejo de Delegado de Curso (Codecu), formado por los delegados más la directiva del CEIN y que para sesionar necesita de dos tercios de sus miembros.

Ahí se intentó en múltiples ocasiones retomar la senda, pero nada dio resultado, por lo que la mesa no tuvo más remedio que declarar el proceso como desierto “debido a la falta de tiempo y compromiso para darle continuidad”, según le explicaron el 12 de diciembre al estudiantado en un comunicado firmado por el CEIN, el Tricel y el TEIN (Tribunal de Estudiantes).

Con esto, todo el proceso y calendarios realizados durante 2022 quedarán totalmente anulados, debiendo iniciarse el proceso desde cero en marzo de 2023″, sumaban.

Según revelan distintos miembros de la comunidad educativa, “así como está todo en el Instituto, nadie tiene ganas de asumir un desafío así. Y los alumnos ya no son tan críticos como antes, por eso el escaso interés por el cargo”.

Otros, en tanto, cuentan que a algunas listas “las funaron, las persiguieron, hoy día nadie quiere presentarse porque ellos mismos desvirtuaron el proceso”.

Rector: “Se están organizando”

No pocos de los consultados, de hecho, creen que rectoría debe intervenir para al menos ordenar el proceso, algo que ya se conversa en los pasillos del establecimiento, donde ven con preocupación que ya iniciado el año escolar los estudiantes no tengan representantes.

El rector Manuel Ogalde toma el guante: “El 2022 fue un año complejo para el Instituto Nacional, tanto por la vuelta a la presencialidad como por diferentes episodios de violencia. En ese marco el centro de estudiantes enfrentó desafíos complejos y la representación estudiantil tuvo varias rotaciones, pero siempre estuvieron presentes en el consejo escolar”, dice. Y añade: “En estas semanas de clases los cursos se organizaron para elegir a sus representantes en el consejo de delegados de curso (Codecu) y en estos momentos se están organizando para constituir la orgánica para que se realicen las elecciones y esperamos que se concrete durante las próximas semanas”.

El problema si es que eso no ocurre es mayor aún, toda vez que buena parte de los miembros de la directiva egresaron de cuarto medio, con lo que perdieron su condición de alumnos y con ello la facultad de liderar al CEIN, por lo que la orgánica llegó a 2023 sin elecciones, sin norte claro y acéfala.

A inicios de marzo, de hecho, otra vez por medio de un escrito el saliente CEIN utilizó las redes sociales de la organización para señalar que, “como es de público conocimiento, actualmente el Centro de Estudiantes del Instituto Nacional se encuentra en un estado complejo debido a la falta de miembros participantes, sumado al egreso de los estudiantes de cuarto medio generación 2022″. Por ello, añadía el texto, “se está gestionando el proceso de entrega de este centro, con el fin de elegir nuevos representantes que cumplan con las competencias del cargo y puedan representar al liceo durante este periodo, por lo cual se da por iniciado el cierre paulatino del centro”.

Sin quórum

Ahí daban cuenta de que durante febrero y marzo se conversó con los coordinadores de las mesas técnica y directiva “con el fin de poder iniciar la entrega del centro y con esto evitar cualquier vacío legal o conflicto que pueda perjudicar al estudiantado”. Asimismo, el CEIN saliente tuvo una reunión con la dirección del Instituto Nacional, a quienes se les planteó esta compleja situación.

Tras la cita con la máxima autoridad del establecimiento, el centro de estudiantes cesó sus operaciones ordinarias “inmediatamente”, limitándose sólo a administrar las redes sociales, representar a los alumnos en alguna actividad extraordinaria “de carácter crítica e imprescindible” y a dirigir un nuevo Codecu donde, otra vez en teoría, se debía elegir al centro de estudiantes interino hasta que se lograsen llevar a cabo las elecciones.

¿Fin de los problemas? No. Y es que el Codecu donde se debía realizar esta elección tampoco logró el quórum necesario, dejando de manos atadas a la directiva saliente, que intentó insistir con la misma instancia en otra oportunidad para elegir a los coordinadores de cursos que asumirían el interinato.

A pesar de todo, el rector Ogalde niega que esto implique un problema de representatividad. “Independiente de los contextos, nuestros estudiantes siempre mantienen una fuerte inquietud por debatir, participar y organizarse, por tanto, la representatividad evidentemente es parte de ese análisis, lo que no significa que exista una crisis en ese ámbito”.

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