De los desmayos de Leonarda y Monsalve al llanto de Barriga: los dispares comportamientos en juicios de alcance público
Distintas personalidades de alta connotación han enfrentado juicios en el último tiempo, con disímiles reacciones ante momentos de sus procesos. Y si la descompensación del exsubsecretario del Interior fue lo que llamó la atención este martes, no ha sido la única vez que se ha visto en un tribunal.
Quizás si lo más llamativo que ocurrió mientras el juez del 7° Juzgado de Garantía de Santiago, Mario Cayul, daba por acreditados los hechos por los que se acusa al exsubsecretario del Interior Manuel Monsalve, fue que la exautoridad perdió el conocimiento por unos breves segundos mientras estaba sentado escuchando al juez que luego lo dejaría en prisión preventiva.
Al exmilitante del PS se le vio con la cabeza tambaleante y tanto sus abogados como los defensores de la denunciante evidenciaron sorpresa. Monsalve fue atendido de inmediato y tras comer algunas galletas y beber agua logró reincorporarse, poniendo punto final a esos minutos tensos en el tribunal.
Pero la escena no es primera vez que se ve en un tribunal chileno. De hecho, hace no mucho se vivió algo similar.
La abogada María Leonarda Villalobos, imputada por delitos tributarios, soborno y lavado de activos, se desmayó hacia fines de agosto pasado durante la tercera jornada de formalización en el llamado caso Audio, teniendo que retirarse de la audiencia. Esa vez la situación se produjo durante un receso, al finalizar la presentación de la Fiscalía Regional Metropolitana Oriente.
Según informó 24 Horas, Villalobos fue al baño y fue allí donde se descompensó, aparentemente por un problema de salud que mantiene. Al retomarse la audiencia, Alejandra Borda, abogada de Villalobos, solicitó a la jueza Mariana Leyton suspender la audiencia, explicando que al caer, su representada había sufrido un golpe en la cabeza “bastante fuerte”. La magistrada se negó a suspender, pero autorizó a que la imputada se retirase. “Dadas la publicidad y la transmisión a través del canal judicial, su representada puede tomar conocimiento, durante el curso de la tarde o desde su domicilio, del desarrollo de esta audiencia y se podrá reincorporar en la sesión del día lunes”, explicó.
Este mismo martes 19 de noviembre, y en paralelo al juicio contra Monsalve, se vivía otro de alta connotación pública: el en contra del exfutbolista Jorge Valdivia, acusado por dos casos de abuso sexual. Tras varias horas de sesión, al final se desestimó la prisión preventiva en contra del exseleccionado chileno, aunque deberá seguir con la cautelar de arresto nocturno domiciliario. Y aunque salvó de volver a prisión preventiva -había estado 13 días en la cárcel de Rancagua tras la primera denuncia-, según el programa “Hay que decirlo”, el Mago habría estallado en llanto una vez conocida la resolución.
Las lágrimas tampoco son cosa nueva. De hecho, Cathy Barriga, formalizada en enero por falsificación de instrumento público y fraude al Fisco y hoy en prisión preventiva, rompió en llanto en una audiencia realizada en mayo de este año en la que se revisaba la medida cautelar de arresto domiciliario luego de incumplirla.
Luego de que el 9° Juzgado de Garantía de Santiago tomara la decisión de mantenerlo (Fiscalía pedía prisión preventiva), Barriga rompió en llanto. Evidentemente emocionada, dijo: “Por primera vez siento que alguien que trabaja para la justicia dice lo que realmente está pasando. Estoy muy agradecida de la audiencia de hoy. Estoy viviendo una situación que va más allá de los límites, hay un hostigamiento, y es lo que hizo referencia la jueza”, señaló sobre las visitas de la policía a su hogar. “Yo tengo un hijo, es autista, y ella empatizó con lo que yo estoy viviendo. Cuando tú no contestas a un ruido... y esto quiero aprovechar de visibilizarlo por muchas madres que tienen niños autistas. Me emocioné hoy día por eso”, explicó.
No era, sin embargo, la primera vez que Barriga derramaba lágrimas en un tribunal: en abril de 2023, y mientras declaraba en el Octavo Juzgado de Garantía de Santiago por una demanda en contra de una periodista y el programa Mucho Gusto por un reportaje en el que se le acusaba de presunta corrupción por sobresueldos de funcionarios, también rompió en llanto, enumerando los problemas que había tenido desde emitida la pieza periodística. “No sé a cuántos doctores, tengo hemorragias nasales y oculares”, dijo.
Otro que lloró, aunque por una situación positiva para él, fue el entonces excarabinero Sebastián Zamora, que el 12 de julio vio cómo el 4º Tribunal de Juicio Oral en lo Penal de Santiago lo absolvió luego de ser acusado de homicidio frustrado y apremios ilegítimos por, presuntamente, haber empujado a un menor de edad al río Mapocho en el contexto de una protesta. Tras escuchar la resolución, el hoy reintegrado efectivo policial se puso a llorar profusamente.
Y si de casos bullados se trata, en marzo de 2015, y después de tres días en que fiscales, querellantes y defensores expusieron ante el magistrado del Octavo Juzgado de Garantía Juan Manuel Escobar sus argumentos sobre la participación de los imputados en el caso Penta (financiamiento político ilegal y que involucró a otras empresas y distintos partidos políticos), el juez ordenó la prisión preventiva de los socios por ser un “peligro para la sociedad”, entre ellos los dueños del holding Carlos Alberto Délano y Carlos Eugenio Lavín.
Al momento de conocer la resolución Lavín mantenía sus brazos cruzados y la vista fija. Délano, en tanto, se cubría la boca con su mano derecha. Ninguno se pronunció, pero sus caras lo decían todo, en una decisión que en ese momento para muchos era impensada, aun cuando solo estuvieron 46 días en Capitán Yáber y cumplieron cuatro años en libertad vigilada intensiva, además de tener que asistir por 10 meses a un curso de ética.
Sorprendido también estaba el exgerente Hugo Bravo, testigo clave de la Fiscalía. Esto debido a que por meses colaboró con la investigación de la Fiscalía, entregó nuevos antecedentes y pagó cerca de $1.000 millones por su supuesta evasión de impuestos. Todo en búsqueda del reconocimiento de la colaboración como atenuante para evitar la cárcel. Sin embargo, el juez Escobar tuvo la última palabra, desechando un supuesto acuerdo hecho con anterioridad. “Los acuerdos entre fiscales y la defensa o los imputados no le empece al tribunal. Tampoco podría discutirse en esta etapa procesal”, dijo. La cara de sorpresa de la defensa de Bravo fue evidente.
Y aunque no fue en Chile, el juicio en Francia a Nicolás Zepeda, chileno acusado de asesinar a la japonesa Narumi Kurosaki en dicho país, también dejó situaciones para recordar. En diciembre del año pasado, y durante la novena audiencia del caso, el joven denunció malos tratos en el centro de detención preventiva donde estuvo, ante lo cual estalló en llanto.
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