Efectos del Covid-19 en A. Latina: Más de la mitad de las democracias retrocedió en derechos fundamentales en 2020
Así lo revela el informe regional para América Latina del Global State of Democracy in Focus, publicado por IDEA Internacional, organización intergubernamental que promueve la democracia en el mundo.
“En 2020, más de la mitad de las democracias latinoamericanas han retrocedido en materia de estándares democráticos y de derechos humanos, exacerbados por medidas tomadas en respuesta a la pandemia de Covid-19. El uso de los militares para hacer cumplir los estados de emergencia, el uso excesivo de la fuerza policial, la disrupción de las elecciones, la restricción de la información y la aplicación de medidas drásticas contra la libertad de expresión son las principales preocupaciones”.
Estos son algunos de los principales hallazgos del informe regional para América Latina del Global State of Democracy in Focus, publicado por IDEA Internacional, organización intergubernamental con sede en Estocolmo, cuyo mandato es promover la democracia en el mundo.
De acuerdo con el informe, para fines de octubre más de la mitad de las democracias en la región (12 de 19) habían implementado restricciones que fueron “ilegales, desproporcionadas, indefinidas, o innecesarias”. Esta cifra aumenta a dos tercios, si se consideran todos los países de América Latina.
Las democracias con más medidas preocupantes (dos cada una) incluyen las democracias de rango medio de Argentina, Chile, Colombia, El Salvador y Ecuador. Los países con un aspecto de preocupación incluyen las democracias de rango medio de Barbados, México, Panamá y Paraguay, y las democracias débiles de Haití, Honduras y República Dominicana. La democracia con más medidas para monitorear es Brasil, seguida por México y Perú. Los países sin medidas preocupantes y con menos medidas a monitorear fueron la democracia de alto desempeño democrático de Uruguay, seguida por las democracias de rango medio de Costa Rica, Jamaica, y Trinidad y Tobago.
“En El Salvador y Nicaragua los poderes ejecutivos están recurriendo a las Fuerzas Armadas para intimidar a sus rivales políticos bajo el pretexto de la pandemia. En México, en las fronteras con Guatemala y Estados Unidos, las organizaciones de derechos humanos han denunciado la situación de los migrantes detenidos, citando el hacinamiento de los centros de detención y las deplorables condiciones para adultos y niños. En Brasil han aumentado las fricciones entre el gobierno nacional y los gobiernos subnacionales por las medidas de restricción tomadas para contener la pandemia”, detalla la investigación.
La pandemia también alteró el panorama electoral de la región. Inicialmente, se había programado un total de 25 comicios para el 2020. Se han celebrado 12 según lo programado en América Latina y el Caribe, mientras que ocho fueron pospuestos y luego realizados, señala el informe. Sin embargo, tres fueron aplazados y aún no celebrados, al tiempo que dos fueron postergados sin nueva fecha para realizarse.
Con todo, destaca la investigación, “esto demostró que es posible celebrar procesos electorales con integridad aún en circunstancias difíciles, garantizando el ejercicio de derechos políticos, graficado en los altos niveles de participación, como lo fue en los casos de las elecciones municipales de Uruguay y el plebiscito constitucional de Chile”.
Estados de emergencia y uso de las FF.AA.
En una región caracterizada por sistemas “hiperpresidencialistas”, la pandemia provocó la declaración de estados de emergencia que, por su naturaleza, “amplían las competencias de los poderes ejecutivos al tiempo que disminuyen los controles ordinarios”, apunta la investigación, que advierte: “La extensión de este tipo de declaraciones aumentan las posibilidades de abuso de autoridad, mala gestión de los recursos públicos y la implementación de políticas populistas para capitalizar el apoyo popular”.
Asimismo, el reporte señala que las medidas implementadas para contener la pandemia han interrumpido considerablemente el funcionamiento de los Parlamentos. Esto ha tenido tres consecuencias directas: en primer lugar, una supervisión debilitada de la acción ejecutiva; en segundo lugar, la suspensión o el atraso de los procesos legislativos; y, en tercer lugar, estándares reducidos de transparencia y rendición de cuentas hacia la población. “La alta fragmentación de los sistemas de partidos políticos en la región se ha traducido en frecuentes enfrentamientos entre los poderes Ejecutivo y Legislativo por la aprobación de medidas relacionadas con la pandemia”, asegura.
El estudio también detalla que los 23 países de América Latina han experimentado protestas durante la pandemia a pesar de las restricciones. Es la única región, además de Europa, donde todos los países han registrado manifestaciones durante este período. Al respecto, el reporte señala que ocho países han utilizado las Fuerzas Armadas para el manejo de la pandemia o para hacer cumplir las restricciones relacionadas con el Covid-19, al tiempo que se ha facultado a las fuerzas policiales de la región para hacer cumplir las medidas de cuarentena, confinamiento y toques de queda durante la pandemia.
“Si bien existen razones válidas para hacer cumplir estas medidas (…) las circunstancias excepcionales que estas declaraciones crean con respecto a la suspensión de ciertos derechos y libertades podrían facilitar el uso excesivo de la fuerza policial”, advierte el estudio. De hecho, consigna que en 13 países de la región se han realizado detenciones arbitrarias o uso excesivo de fuerza policial hacia personas que incumplieron las medidas de confinamiento.
“El Covid-19 no solo ha segado la vida de cientos de miles de personas, sino agravado más aún problemas estructurales como la desigualdad, pobreza, polarización política, corrupción, altos niveles de delincuencia y debilidad estatal”, dijo a La Tercera Daniel Zovatto, Director para América Latina y el Caribe de IDEA Internacional.
No obstante, señala Zovatto, “este puede ser también un punto de inflexión para, de una vez por todas, empezar a reconstruir este lugar llamado América Latina a la medida de sus habitantes y corregir fallas estructurales”. “Guste o no, existe un sentido de urgencia que puede ser aprovechado positivamente para hacer reformas largamente pospuestas para optimizar la gobernabilidad democrática y desactivar el clima de frustración reinante, aquel que se expresó en las protestas de 2019 y que abre la puerta a los populismos de distinto cuño”, concluye.
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