Jorge Barrera, el rol del asesor republicano que incomoda en el Consejo
No pasó desapercibido que el abogado constitucionalista sea el único de los 24 negociadores para destrabar los nudos críticos del órgano redactor. Pero no solo eso genera inquietud entre algunos representantes de izquierda y sectores de Chile Vamos, sino que también su poca disposición, dicen, para zanjar acuerdos.
Ayer se conoció el “grupo de los 24″, aquellos representantes de los partidos políticos en el Consejo Constitucional que llevarán adelante las tratativas para intentar destrabar los nudos críticos, que corresponden a las materias más complejas en las que está cuesta arriba que lleguen a un consenso en la elaboración de una nueva Carta Magna. En ese listado de negociadores hubo un nombre que llamó inmediatamente la atención de algunos expertos y consejeros del órgano redactor: Jorge Barrera, el abogado asesor del Partido Republicano.
Barrera (41), quien es abogado constitucionalista y académico de la Universidad San Sebastián, desde el 2020 estaba viviendo en Estados Unidos, sin embargo, cuando empezó el trabajo del órgano redactor regresó a Chile para hacerse cargo del equipo asesor jurídico del partido en el trabajo que están realizando en el Consejo. El presidente del Partido Republicano, Arturo Squella, fue quien le pidió al constitucionalista que se hiciera cargo de ese equipo jurídico, lo que fue reforzado en conversaciones con el director ejecutivo de Ideas Republicanas, Cristián Valenzuela, y el experto Carlos Frontaura.
Así, Barrera en su paso como asesor en el Consejo ha ido adquiriendo cada vez más relevancia y fuerza en fijar las posturas del Partido Republicano, cuyas casi 400 enmiendas que ingresaron han sido duramente criticadas tanto por el oficialismo como por sectores de Chile Vamos debido a que acusan son “identitarias”. Por lo mismo, su nombre en el “grupo de los 24″ no pasó desapercibido. Esto, porque varios hicieron ver, en privado, que correspondía al único asesor (los demás son 12 expertos de la Comisión Experta y 11 consejeros) en ese equipo negociador y que él, a diferencia de los otros representantes, no fue elegido ni por el Congreso ni democráticamente en las elecciones.
“Es impresentable que estén asesores en las reuniones, no fueron elegidos”, comentó ayer en la tarde un consejero del oficialismo.
Pero no es solo la presencia de Barrera en ese espacio lo que ha provocado incomodidad en algunos representantes del órgano constituyente, sino que también su estilo, el que -dicen- evita que se logren acuerdos. Esto, porque acusan que, cada vez que se acercan posiciones con los consejeros republicanos, él se interpone y actúa como un dique de contención.
Hace unos días, por ejemplo, consejeros y expertos de izquierda y derecha estaban debatiendo en el marco de la comisión de Función jurisdiccional y órganos autónomos. Ahí, se encontraban discutiendo -quienes integran esa instancia- materias relativas a la Contraloría y control preventivo constitucional cuando Barrera se hizo presente en la cita.
El abogado, con papeles en mano, llegó tarde al encuentro y aguantó solo unos minutos en silencio e intervino. “Ya, acá no vamos a llegar a consensos”, dijo Barrera, según algunos presentes ese día.
Acto seguido, les indicó a los republicanos que estaban en el lugar que se retiraran todos juntos. La escena grafica, dicen personeros del Consejo, lo que ha sido la disposición de Barrera, de quien, en todo caso, señalan que el trato es cordial.
Si bien dicen que siempre tiene disposición a escuchar, nunca tiene voluntad real para zanjar acuerdos. Esa visión es compartida por algunos consejeros y expertos de izquierda y derecha. Lo cierto es que a Barrera, incluso, en el oficialismo le adjudican un rol clave.
“Es dúctil verbalmente, pero profundamente duro en sus ideas. Ha sido el conductor ideológico de la bancada y ha actuado como un muro de contención para evitar que los consejeros se muevan del plan que han diseñado para este proceso constitucional”, dice en privado un consejero de los partidos de gobierno.
Uno de los consejeros del PC, Fernando Viveros, dijo que “considero que es una persona hábil políticamente para negociar, pero complejo desde el punto de vista de los acuerdos, no pierdo la esperanza aun de que podamos avanzar en algunos temas específicos, pero nos interesa que sean los puntos importantes, sustantivos, y en eso él no tiene intención de ceder”.
Y agregó: “No es que ponga trabas, él defiende sus posiciones ideológicas, que es legítimo, el problema es que entendiendo el momento histórico que estamos viviendo, es necesario que dé mayor flexibilidad en los acuerdos”.
Respecto a su participación en el grupo negociador, la consejera y delegada de RD, Paloma Zúñiga, sostuvo que “a mí me parece preocupante que no sea una persona electa por la ciudadanía. La ciudadanía votó por nosotros en base a la confianza, en creer en el trabajo que podemos hacer y a mí me parece una falta de respeto que sea un asesor y no un consejero o un comisionado -que tendría mucho más sentido- que pudiera estar ahí destrabando los nudos, representando a la ciudadanía de alguna forma”.
Y agregó: “A mí me parece que esté un asesor en ese espacio debiera ser algo que se pudiera reconsiderar (...). Lo que a mí me preocupa es que quizás el Partido Republicano no confía en sus consejeros, es un problema de ellos, no de nosotros, pero esa impresión me da a mí en que quizás no hay confianzas en las personas electas que la ciudadanía confió para llevar este tipo de conversaciones”.
Este último punto, de hecho, no pasó desapercibido en Chile Vamos, donde llamó la atención que quedaran fuera del grupo negociador consejeros como Antonio Barchiesi y Sebastián Figueroa, quienes han sido algunos de los republicanos que han tenido un rol más público. Esto, ya que los representantes del partido encabezado por Squella han sido cuidadosos en sus apariciones: solo un pequeño grupo ha estado a cargo de las vocerías. El objetivo de ese diseño, tal como publicó La Tercera, es evitar abrirse flancos ya que tienen la hegemonía del Consejo, y solo algunos están más preparados en términos de contenido y comunicacionalmente para enfrentar a los medios de comunicación.
Para la colectividad es importante el desempeño de sus filas, ya que para varios de eso depende el futuro del proyecto político del partido y también la apuesta presidencial de José Antonio Kast.
De todas formas, hay a quienes no les molesta la presencia de Barrera. El consejero del Pueblo Mapuche Alihuén Antileo señaló que “si al señor Barrera lo colocó la contraparte es porque ellos le merecen la confianza y los representa, son ellos los que tomaron la decisión y nosotros no vamos a hacer de eso un tema”.
Y añadió: “Cada vez que he estado con él siempre ha tenido de acercamiento, de apertura y esperemos que esto se traduzca en consenso general tanto en materia como del conjunto de la propuesta como también en materia de pueblos indígenas”.
Quienes conocen a Barrera, en todo caso, comentan que su intención sí es lograr acuerdos, pero que para eso ha tenido que conciliar las opiniones de los 22 consejeros republicanos y las definiciones políticas y estratégicas que toma el partido. Esa combinación no ha sido fácil, por lo tanto, esta nueva instancia de negociación de 24 integrantes -en la que republicanos solo tienen presencia con tres personas- será la prueba final para ver qué tanto espacio le queda para conseguir acuerdo con el resto de las fuerzas políticas que integran el Consejo.
En todo caso, en la derecha, de manera transversal, destacan que los republicanos dieron una importante señal en la conformación del grupo negociador. Eso, destacan, fue un buen gesto para continuar las tratativas, las que continuarán durante estos días, mientras que en paralelo se retomaron las votaciones en comisiones.
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