La trágica muerte de la mujer ucraniana embarazada cuya foto en maternidad en llamas impactó al mundo
La mujer sufrió una pérdida tras el ataque del miércoles, en el que misiles rusos impactaron un hospital en Mariupol. Fuentes ucranianas señalaron que fallecieron tres personas.
El pasado 9 de marzo, cuando las fuerzas aéreas rusas atacaron al hospital materno-infantil de Mariupol, en la costa del Mar Negro, el mundo entero tuvo acceso a imágenes del horror de la guerra. En una de esas imágenes, una mujer embarazada era cargada por soldados en una camilla, en medio de los escombros del recinto. Este lunes la agencia Associated Press, que fue la que difundió la imagen, confirmó que tanto la mujer embarazada como el bebé que esperaba fallecieron finalmente a causa del ataque.
Según fuentes citadas por la agencia, la mujer habría sido llevada a otro hospital, donde los doctores intentaron mantenerla viva. Luego de practicarle una césarea, los médicos habrían encontrado que el bebé no mostraba signos de vida. Timur Marin, el cirujano a cargo del parto, contó a la agencia que después de eso se enfocaron en la madre. “Más de 30 minutos de resucitación a la madre no produjeron resultados, y ambos murieron”, señaló el profesional.
Los médicos cuentan que, después de la muerte de la mujer, el marido fue a recoger el cuerpo de su esposa. “Por lo menos alguien ha venido, y no ha acabado en la fosa común de la ciudad”, apuntó uno de los profesionales, refiriéndose a las sepulturas que se han empezado a hacer en Mariupol a causa del asedio ruso.
Los periodistas de la agencia AP habían estado reporteando al interior de la ciudad sitiada de Mariupol desde el inicio de la guerra, documentando el ataque y viendo las víctimas en vivo. Luego del ataque del miércoles pasado, se registraron numerosas fotos con personas ensangrentadas, mujeres embarazadas abandonando la maternidad atacada, médicos y niños.
Luego del bombardeo, la mayoría de las víctimas fueron transferidas a recintos de salud en los suburbios de Mariupol. El ataque habría resultado en la muerte de tres personas, dejando también 17 heridos.
La otra cara de la tragedia en el hospital materno-infantil de Mariupol la pudo contar Mariana Vishegirskaya, una joven de 26 años que consiguió salir del recinto y fue trasladada a uno distinto. Dos días después del ataque, la joven dio a luz a su hija, Veronika.
El día miércoles, Vishegirskaya había sido fotografiada en un pijama con puntos, bajando una escalera del hospital destruido, con sus pertenencias a cuestas y en estado de embarazo avanzado. Fue el embajador de Ucrania en la ONU, Sergiy Kyslytsya, quien confirmó el nacimiento de la niña ante el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, y afirmó que se encuentra en buen estado de salud.
Los bombardeos de Mariupol pusieron en relieve la frágil situación de las mujeres embarazadas en la guerra, y medios internacionales ya han destacado la situación de las madres subrogadas de Ucrania. El país europeo era uno de los pocos que ofrecía estos servicios a extranjeros, volviéndolo un destino para muchos occidentales: algunos abogados involucrados en el negocio dicen que 500 mujeres están hoy embarazadas como madre subrogante de clientes extranjeros.
La práctica, también conocida como “vientre de alquiler”, está trayendo serios problemas a las mujeres embarazadas, debido a que por motivos legales no podrían evacuar el país: la clínica de maternidad subrogada BioTexCom, por ejemplo, sacó un comunicado en que dejó claro que las madres tendrían que tener a los bebés en territorio ucraniano. “Les advertimos: dar a luz a los niños fuera de Ucrania no es legal, y tendría consecuencias legales: la madre subrogante sería considerada madre, y cualquier intento de entregar el niño podría ser considerado tráfico infantil”, apuntó la clínica.
El negocio de la gestación subrogada prosperó en Ucrania, un país golpeado por la pobreza. En promedio, las madres subrogantes ganan alrededor de 15 mil dólares por hijo. En un reportaje del New York Times, la clínica BioTexCom confirmó que a causa de la guerra empezó a dirigir una maternidad en un subterráneo en Kiev, en el que al menos 19 bebés están atrapados debido al conflicto.
Albert Tochylovsky, el dueño de la institución, dijo en una entrevista que tuvo que tomar la difícil decisión entre hacer la maternidad subtérranea en Kiev, o conducir a cerca de 40 mujeres de un lado a otro de Ucrania en pleno conflicto. Sin embargo, se muestra dubitativo con la opción que tomó. “Quizás tomé la peor decisión”, comentó, asegurando que si la situación empeora, cerraría la maternidad subterránea y trataría de evacuar a los bebés.
El New York Post destacó la historia de Eugenia y Sebastián Manoni, una pareja argentina que había contratado una madre subrogante el año pasado, y cuyo hijo Alfonso nació en Kiev el 26 de febrero, dos días desde el inicio de la invasión. Los Manoni ya estaban en Ucrania cuando la guerra había empezado, y el consulado argentino les insistía en que se refugiaran en la embajada.
Sin embargo, los Manoni atravesaron la capital ucraniana para ir a buscar a su hijo. “Aunque toda la operación estaba perfectamente orquestada -los vuelos, los tiempos y los viajes-, no había mucho tiempo”, contó Eugenia, señalando que después de recibir al bebé, su esposo Sebastián condujo 17 horas “entre niebla, nieve y un frío tremendo”.
El Ministerio de Relaciones Exteriores de Argentina monitoreó el viaje de los Manoni por satélite, hasta que alcanzaron la frontera rumano-ucraniana cerca de Siret. Ahí, fueron recibidos por el embajador y su esposa en medio de las muchas personas saliendo de Ucrania, “como en una película”, contó Eugenia. Después de toda esta odisea, Manoni publicó una foto de su hijo en Instagram, con la frase “no hay guerra que pueda vencer al amor”.
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