Los factores que ponen en duda la eventual represalia de Israel contra Irán
El gabinete de guerra israelí ya está sopesando si responderán al ataque del fin de semana pasado -incluido cuándo y cómo hacerlo-, considerando tanto el plano local como el internacional. Ya se evidenciaron diferencias en Israel, mientras que potencias mundiales, incluido Estados Unidos, dieron un paso al costado frente a una posible represalia.
En gran parte de la comunidad occidental el ataque iraní contra Israel, el sábado pasado, fue condenado. Con matices en la profundidad y el nivel de apoyo, pero criticando el lanzamiento de unos 350 misiles balísticos, misiles de crucero y drones desde Irán. Ahora la pregunta que se cierne sobre el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, es cómo responder. ¿Atacar, pese a que Estados Unidos ya señaló que no intervendrá en ningún contraataque, o no responder y evitar una escalada, pese a que sus rivales podrían interpretarlo como un signo de debilidad?
Las presiones internas y externas hacen de la decisión una encrucijada compleja. Irán e Israel se encuentran separados por dos o tres países, dependiendo de la ruta. Entre ambos se interponen Irak y Jordania, en línea recta, y Siria y Arabia Saudita, por norte y sur. Entre ellos, Jordania prestó ayuda a Israel al derribar algunos de los misiles lanzados, pero la alianza corre por una delgada línea que, según analistas y la prensa internacional, es poco fiable como para depender de ella ante una eventual escalada regional.
“Creemos que Israel tiene libertad de acción para protegerse y defenderse, en Siria o en cualquier otro lugar... Esa es una política de larga data y se mantiene, pero no nos imaginaríamos participando en algo así”, dijo un alto funcionario de la administración Biden el domingo, según la agencia de noticias Reuters.
Al mismo tiempo, los factores político y económico deben ser considerados. El millonario costo de la operación para detener los ataques iraníes -que tuvieron una tasa de efectividad de hasta el 99%, aseguraron miembros de las Fuerzas de Defensa de Israel (o IDF, según sus siglas en inglés)- se suma al delicado momento político de Netanyahu, que recuperó apoyos tras la ofensiva iraní -en respuesta a un ataque israelí a sus tropas en Siria-, pero que se mantiene en entredicho por la cantidad de muertes en Gaza tras el mortal ataque de Hamas, el 7 de octubre pasado.
Divisiones internas
Todavía no está claro si, primero, Israel responderá o no. Luego, vendrá el cómo, cuándo y dónde. De momento, desde la propia oficina del primer ministro señalaron a NBC News que lo harán porque “Israel no puede permitir un ataque tan grande sobre Israel sin algún tipo de respuesta, ya sea pequeña o grande”. “Ahora le toca decidir al gabinete de guerra”, añadió.
El organismo, creado el 11 de octubre de 2023, tras el ataque de Hamas, que les costó la vida a 1.139 personas, está compuesto por Netanyahu, Yoav Gallant, ministro de Defensa, y el exjefe del Estado Mayor Benny Gantz, además de otros tres observadores: Gadi Eizenkot, Ron Dermer y Aryeh Deri.
Durante el domingo, el gabinete discutió por más de tres horas, sin llegar a una decisión sobre cómo responder. Pesó el llamado de uno de los mayores aliados de Israel en el mundo, Estados Unidos, de que no escalaran el conflicto. Joe Biden, mandatario norteamericano, le pidió directamente a Netanyahu que tuviera una respuesta reflexiva y estratégica, consignaron medios internacionales, añadiendo que EE.UU. no se sumaría a una contraofensiva.
Un funcionario israelí citado por Israel Hayom adelantó que habrá una réplica como postura definitiva del grupo, pese a que el gabinete se reunirá durante la tarde del lunes para continuar las discusiones. “Habrá una respuesta”, dijo el miembro del gobierno israelí.
Pero de momento el concilio sigue dividido, consignó Reuters. La mayor diferencia, como explicitaron funcionarios, no es si responderán, sino el momento y la escala de la represalia.
La postura de un accionar inmediato frente al ataque de Irán provino de Benny Gantz, y fue apoyada por Gadi Eisenkot, ambos del partido Unidad Nacional. La visión contraria la defendió el propio Netanyahu, junto al ministro de Defensa, Yoav Gallant, y el jefe de las FDI, Herzi Halevi. Entre sus argumentos, señaló The Media Line, destacaron la tensión operativa que generaría, así como la concentración de fuerzas necesarias para contrarrestar la amenaza inmediata.
En esa misma línea, la cadena CNN aseguró que Israel estaba preparado para lanzar durante esta semana la anticipada operación terrestre en Rafah, en medio de la guerra entre dicho país y Hamas. Sin embargo, la jugada militar -que había sido criticada por organismos humanitarios y algunas naciones- fue pospuesta a último minuto debido a las crecientes tensiones con Teherán.
La delgada línea en la que se balancea Netanyahu ha sido destacada por analistas, políticos locales y medios por igual. David Hearst, cofundador y redactor jefe de Middle East Eye, argumentó en una columna del mismo medio que “Netanyahu se encuentra ahora en un dilema. Podría optar por satisfacer a la extrema derecha y lanzar un contraataque aplastante contra Irán, pero para ello no contaría con la ayuda de Estados Unidos. Y si eso no se materializara, podría encontrar el espacio aéreo entre Tel Aviv y Teherán algo más difícil de navegar”.
El apoyo de la superpotencia norteamericana no estará, y en Israel lo saben. Michael Oren, exembajador de Israel en Estados Unidos, dijo a The Wall Street Journal que “el punto es responder inteligentemente, de una manera que no socave la oportunidad de cooperación regional e internacional que creamos”.
Ese punto, el de la oportunidad “creada”, también fue destacado por Hearst. Según el analista, el primer ministro israelí “sabía exactamente lo que hacía cuando ordenó el ataque contra el consulado iraní en Damasco hace dos semanas, en el que murió el general de brigada Mohammad Reza Zahedi, alto cargo de Irán, entre otros mandos del Cuerpo de la Guardia Revolucionaria Islámica”.
“Este ataque fue mucho más allá de las tácticas existentes de limitar el flujo de armas a Hezbolá, el movimiento libanés, o hacer retroceder a los grupos respaldados por Irán de su frontera norte. Se trataba de un intento de eliminar a los dirigentes iraníes en Siria”, aseveró.
“Una vez más Israel necesitaba hacerse la víctima para mantener el mito de que lucha por su existencia. ¿Qué mejor momento para que Netanyahu, el apostador, tirara los dados y atacara un consulado iraní, sabiendo perfectamente lo que eso significaba?”, apuntó.
Esto, cree Hearst, lleva al premier de regreso a la dura decisión sobre si responder o no. “Si Netanyahu ataca a Irán, su inestable relación con Estados Unidos irá de mal en peor. Además, lanzará un ataque de gran envergadura con la oposición real del estamento de defensa y seguridad, que le impidió hacer algo similar en 2010″. En cambio, “si no hace nada, parecerá aun más débil de lo que ya es y cederá terreno a Benny Gantz, líder de la oposición y compañero del gabinete de guerra que habló el domingo de una ofensiva diplomática contra Teherán, exactamente la misma fórmula que los Estados árabes han utilizado cada vez que han recibido una aplastante derrota militar de Israel”.
A todo esto se suma el coste monetario de la reciente defensa israelí. Yehoshua Kalisky, investigador senior del Instituto de Estudios de Seguridad Nacional, un think tank de Tel Aviv, calculó que el coste de la interceptación israelí de la andanada de misiles y drones iraníes alcanzó los 2.100 millones de shekels israelíes, o más de 550 millones de dólares. En conversación con WSJ, el analista señaló que incluyó el costo de mantener 100 aviones de guerra israelíes en el aire durante seis horas, sumando combustible y armas. “Son costos enormes”. La cifra, añadió, es comparable a los costos de grandes guerras libradas por Israel, como la guerra árabe-israelí de 1973.
Presión exterior
La alta cifra de palestinos muertos durante la respuesta israelí al ataque de Hamas, así como las cada vez más apremiantes condiciones humanitarias entre los refugiados, le han valido críticas internacionales a Netanyahu. Ahora, si bien recibió el apoyo general de Occidente, varias naciones solicitaron al primer ministro que no hiciera escalar el conflicto a nivel regional.
Varios de sus aliados europeos salieron el lunes a pedir aquello, entre ellos Reino Unido, Francia, Alemania y el responsable de política exterior de la Unión Europea. En el plano global se sumaron Washington y el secretario general de Naciones Unidas, Antonio Guterres.
“Estamos al borde del precipicio y tenemos que alejarnos de él”, advirtió Josep Borrell, alto representante de la UE para Asuntos Exteriores y Política de Seguridad, en diálogo con la radio española Onda Cero. “Tenemos que pisar el freno y dar marcha atrás”.
Emmanuel Macron, Presidente de Francia, pidió que la represalia se diera aislando a Irán, mas no escalando la situación. “Todos estamos preocupados por una posible escalada”, dijo a BFM TV y la radio RMC. En línea con aquello, el ministro británico de Asuntos Exteriores, David Cameron, señaló a Sky News que “si estás sentado en Israel esta mañana, estarás pensando, con razón, que tenemos todo el derecho a responder a esto, y ellos lo tienen. Pero les instamos a que no se intensifique”.
Incluso Rusia se manifestó contrario a una profundización de la crisis. Mediante el portavoz del Kremlin, Dmitry Peskov, el país de Eurasia planteó que “una nueva escalada no beneficia a nadie”.
Desde la oficina del primer ministro israelí, un funcionario señaló que “Israel va a consultar con todos sus socios, pero en última instancia es decisión de Israel cuál será la respuesta”, consignó NBC News, mientras que el ministro de Asuntos Exteriores israelí, Israel Katz, inició rápidamente conversaciones con sus homólogos internacionales para buscar un aumento de las sanciones contra Irán y la designación del Cuerpo de la Guardia Revolucionaria Islámica como organización terrorista, consignó The Media Line.
En la región, el apoyo a Israel siempre ha sido complejo y escaso. Según Haaretz, los Estados árabes que se enfrentaron a Irán durante el fin de semana difícilmente sigan a Israel en un ataque en represalia.
Caso insigne es el de Jordania, vecino israelí que, mientras cientos de ciudadanos rechazan el asedio a Gaza y protestan cerca de la embajada israelí en Ammán para exigir a su gobierno que rompa sus relaciones con Israel, también ayudó a frenar la andanada de misiles iraníes. Se estima que los pilotos del reino interceptaron alrededor del 20% de los drones que entraron en su espacio aéreo, detalló el mismo periódico israelí.
Si bien no hay comunicación entre Netanyahu y el rey Abdullah, en el momento de la verdad Jordania apoyó a la débil coalición regional que tanto le costó establecer al presidente estadounidense Joe Biden.
“Cuando el fin de semana se demostró tan claramente la importancia de una coalición internacional que incluya a los países árabes moderados, Israel debe ponerse manos a la obra para restablecer las relaciones con Jordania. No puede dejar que los lazos se limiten a la cooperación en materia de inteligencia, porque la seguridad y la estabilidad política de Jordania están íntimamente ligadas a la evolución de la situación en Gaza y Cisjordania”, planteó el periodista israelí Zvi Bar’el.
Arabia Saudita, quien condenó tibiamente el ataque iraní, también expresó preocupación por el riesgo de una escalada regional. Debe hacer equilibrio, planteó Haaretz, entre mantener las buenas relaciones con Irán -tras renovar sus relaciones diplomáticas en marzo de 2023- y mantener sus propios intereses.
Similar ocurre con Catar, que pese a ser un viejo aliado de Irán -y compartir el control del mayor yacimiento de gas del Golfo Pérsico-, se ha convertido en un actor clave en la escena internacional al funcionar como mediador entre Teherán y Washington en varios asuntos, entre ellos el antiguo acuerdo nuclear y el posible desarrollo de uno nuevo.
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