Marília Arraes, diputada brasileña del PT: “Sería posible el impeachment a Bolsonaro, pero estando lejos es todo más difícil”

Marília Arraes, diputada PT
Diputada del Partido de los Trabajadores

La parlamentaria de oposición asegura que, aunque los índices de aprobación del Presidente de Brasil están a la baja por su manejo de la pandemia, a su sector le ha costado ganar fuerza al no estar presencialmente en el Congreso. Aún así asegura; “Con todas las dificultades, en este momento el rol del Congreso ha sido fundamental para contener las locuras del Presidente".


Con 11 mil fallecidos, Brasil se convirtió en el sexto país con más decesos desde el inicio de la pandemia por coronavirus. Su presidente, Jair Bolsonaro, se contó entre los mandatarios negacionistas de los efectos del virus y sus decisiones son objeto de cuestionamientos diarios por parte de la oposición, que desde hace días hace intentos por descubrir si hay piso para un impeachment como el que sufrió la ex mandataria Dilma Rousseff (PT).

La diputada del PT Marília Arraes (36) del distrito Federal de Pernambuco es parte de las fuerzas de oposición que quisiera contener la gestión del controvertido mandatario. En conversación con La Tercera PM, sin embargo, habla de las dificultades prácticas de hacer una oposición contundente en un contexto de pandemia como éste con los parlamentarios diseminados por el país y sin la posibilidad de hacer un contrapeso fuerte. Aun así asegura que “con todas las dificultades, en este momento el rol del Congreso ha sido fundamental para contener las locuras del Presidente".

-La OMS ha advertido que Brasil está en vías de convertirse en epicentro de la pandemia. ¿Qué factores han incidido para que el contagio se propague con tanta rapidez en su país?

Nosotros tenemos una dificultad cultural. En mi Estado, por ejemplo, un 40% de las personas no tiene agua en su casa. Esta dificultad, sumado a las residencias que son muy chicas, facilitan el contagio. Es difícil para la gente más pobre quedarse en las casas. El ingreso mínimo que votamos es de poco más de 100 dólares por personas y 200 por familia, incluso menos. Y se está demorando mucho en salir. Entonces hay demasiada gente que necesita trabajar en el día para comer en la noche.

-¿Cuánto influyen las decisiones que ha adoptado el presidente Bolsonaro, que en un principio se mostró escéptico sobre la peligrosidad del virus?

El Presidente tiene una postura fascista, que no es responsable. Él quiere que la gente muera, así se comporta. Con todas las dificultades que ya tenemos dice: “hay que salir, hay que contaminarse porque los más fuertes van a sobrevivir”. Eso es un incentivo para que la gente salga de la casa. Y así ha pasado. Hoy en algunos estados va a empezar el lockdown, que es una restricción para que la gente no salga de sus casas, pero sin el apoyo del gobierno federal no hay cómo hacerlo apropiadamente, porque no hay efectivos policiales. Se necesita el apoyo del Ejército y de la fuerza nacional.

-¿A quiénes está escuchando hoy el Presidente? La controversia con el ex ministro Mandetta -a quien destituyó- fue pública y dejó la sensación de que no hay espacio para la asesoría con argumentos epidemiológicos.

A nosotros nos parece que el Presidente escucha solamente a sus hijos y se preocupa demasiado con los líos de su familia. Hace poco también hubo una controversia con el ex-ministro de Justicia Sérgio Moro (el juez que encarceló a Lula), porque este quería investigar sus hijos, que supuestamente han cometido crímenes de lavado de dinero y uno de ellos es sospechoso de que esté involucrado en el asesinato de la concejala Marielle. Puede ser que escuche también el ministro de la Economía Paulo Guedes -conocido de ustedes, chilenos, pues ha trabajado en el gobierno de Pinochet- que es muy cercano a los bancos privados. Su gobierno es una fábrica de crisis desde el inicio y ahora ha empeorado muchísimo con la pandemia.

-Más allá de un discurso que algunos podría calificar como políticamente incorrecto. ¿Qué errores está cometiendo el presidente Bolsonaro?

Lo peor ha sido el retraso del proyecto de ingreso que no ha llegado a las personas. En la India un proyecto así se demoró 36 horas, en Estados Unidos 48 horas. Para que la gente se quede en casa necesita un ingreso mínimo. La gente cuando tiene hambre no se puede quedar en la casa. Pero para los bancos el Presidente no demoró nada y pronto liberó millones para ellos.

-En Chile ayer se aprobó el proyecto de Ingreso Familiar de Emergencia que ha sido cuestionado por la oposición por los montos y porque no llega a todos los sectores. Hay quienes estiman que -en el afán de mejorar los proyectos- la oposición también entrampa.

Acá igual. Al principio el Presidente quería que el ingreso fuera de 200 reales (menos de cincuenta dólares), y los parlamentarios queríamos al menos una cifra acorde al sueldo mínimo por familia. Al final -para no retrasar- quedamos en 600 reales (100 dólares y el doble para el caso de ser sustento familiar). Después hemos ampliado los sectores que tienen el derecho de recibir el bono. Hemos votado también la posibilidad de suspensión o reducción de sueldo y horas de trabajo, la diferencia debe ser pagada por el gobierno. Eso hace menos difícil la situación de las empresas pequeñas y medianas y disminuye el desempleo. Con todas las dificultades, en este momento el rol del Congreso ha sido fundamental para contener las locuras del Presidente.

¿Cuál cree que es el rol de las fuerzas de oposición en una pandemia como ésta? Muchos oficialistas aseguran que el camino es ponerse tras el gobierno, como lo hizo la oposición en Portugal…

Muy importante, porque hemos conseguido equilibrar y disminuir la soberbia del gobierno y de la centro-derecha al sector financiero, sin embargo, con logros para los trabajadores y sectores populares. Bolsonaro hace bien el trabajo en su propia contra y las encuestas nos muestran niveles cada vez más bajos de aprobación popular.

¿Qué fuerza tiene hoy la oposición en Brasil frente a Bolsonaro? ¿Hay posibilidad real de un impeachment?

Se habla mucho del impeachment, pero es difícil hacerlo. Además los partidos del centro están muy cercanos a Bolsonaro. Con la pandemia se han acercado más. Pero cuando se acabe el aislamiento social creo que pronto vamos a empezar a trabajar en el impeachment.

Entonces pese a ser una figura controversial, ¿tiene un nivel de apoyo que no pone en duda su continuidad?

Los niveles de apoyo popular a Bolsonaro están cada vez más bajos, distinto de lo que ha logrado con el apoyo parlamentario. El rol del presidente de la Cámara de Diputados va a ser crucial en los próximos meses, incluso porque él puede empezar el proceso de impeachment y es hoy el más influyente articulador de la República.

En una pandemia como esta, con el congreso funcionando a distancia y con toda la cancha para el gobierno, ¿qué posibilidad tiene la oposición de articularse? Acá en Chile, incluso el ex presidente Ricardo Lagos, criticó que su sector en esto no ha dado el ancho…

Nosotros de PT somos 54 diputados, más del 10% del total de parlamentarios. Y hay otros partidos de izquierda y otros del centro. Sería posible la discusión del impeachment pero estando lejos es todo más difícil. El discurso de la oposición lo hace él mismo Bolsonaro. Armar el discurso no es problema, el problema es articular porque él negocia cargos y recursos y hay muchas cosas que no son tan republicanas con las que logra mantener la situación.

¿Qué consecuencias traerá para la región que Brasil se convierta en epicentro de la pandemia?

Habrá duras consecuencias económicas de este desastre sanitario. No veo otra perspectiva porque no hay voluntad política del Presidente de cambiar la situación. Es como si el gobierno federal tuviera la intención de hacerlo y nosotros con el Congreso aislado y distanciados no logramos empujar un impeachment.

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